
Gente Triste: «Turbulence» de Monoral
Como cada domingo, rendimos tributo a la tristeza que muchas veces inspira al arte. A veces esa tristeza se denota en trabajos calmos y de naturaleza oscura, muchas otras este sentimiento se transforma en golpes de energía y rabia. Hoy es uno de estos casos, ya que en este domingo de gente triste nos acompaña Monoral con su álbum «Turbulence».
Pero ¿quiénes son Monoral? Formados en 1999, este grupo de rock alternativo japonés consta de dos integrantes: Anis Shimada en la voz y la guitarra y Ali Morizumi en el bajo. Han colaborado con múltiples artistas dentro de la escena alternativa japonesa, como SUGIZO, Tetsuya Komuro y L’arc~en~Ciel, por solo nombrar algunos.
La banda desde un inicio ha lanzado sus trabajos bajo los sellos discográficos de Hideto Takarai, vocalista y frontman tanto de L’arc~en~Ciel como de VAMPS. Al ser solo dos integrantes, Monoral han contado con músicos de apoyo durante su carrera y han sido también el apoyo de otros artistas y bandas, ambos son hablantes nativos del inglés y se han encargado de las adaptaciones al inglés de algunos proyectos del dueño de las discográficas, HYDE.
«Turbulence» (2007) fue el álbum que les hizo ganar una mayor cantidad de fans. Aunque no es un lanzamiento que haya sido popular en Japón, es considerado como el mejor trabajo que han lanzado hasta la fecha. Hoy les traemos la versión internacional de este LP, donde faltan algunos temas de su versión original, pero haremos caso omiso a ello al ser el de más fácil acceso. La primera canción es «Sparta», quizás una de las canciones más conocidas del dúo, donde el sonido enérgico y la voz potente de Anis acompañan una lírica “agresiva”. Suena como una discusión, se centra en el rencor, la desilusión, en palabras que más de una vez hemos deseado gritarle a alguien que nos ha herido.
Nos encontramos después con «Vimana». Con un sonido un poco más oscuro, la letra mantiene el aspecto laberíntico y expresa desesperación y una búsqueda de seguridad y pureza, expresados de una forma en que pareciera que el hablante lírico cometió un único gran error que le hace preguntarse si en algún momento será juzgado por su “padre”. Como cuarto tema en la versión japonesa y tercero en la internacional, «Monkey Cage» es mucho más gentil. La canción parece hablar de una relación complicada entre dos personas, el coro nos da una melodía fácil de seguir en lo que escuchamos lo que aparentemente es una despedida, aunque veremos que no es tal con los siguientes cortes.
Ya con «Tuesday» nos damos cuenta de que el álbum es casi apocalíptico en su composición escrita. No de modo literal, sino en el sentido en que el hablante lírico está siempre a la búsqueda de cobijo, siempre rodeado de lo que podemos asumir como peligros emocionales. Tal como las otras canciones, habla a alguien en particular y expone sus contradicciones internas, muestra su vulnerabilidad con entereza y pasión.
Nos saltamos entonces una canción y nos encontramos con «Perfect Gold». Este corte, con una instrumentalización más oscura, posee temáticas religiosas. En temas anteriores se mencionaban rezos, pureza; aquí se habla de limpiar el alma y de morir en “la gracia”. Los tópicos, si bien tienen relación con la religión, no son tocados con una intencionalidad religiosa, sino desde lo que podría ser visto como decadencia y alejamiento de la divinidad, casi invitando a usar estos elementos de formas “pecaminosas”.
«Kiri» es probablemente el corte más conocido de este álbum, ya que fue ocupado para la musicalización del animé «Ergo Proxy». Además de ser la canción más famosa, es también una de las más tranquilas. La desesperación y la agresividad de las anteriores se transformam y la energía se apaga. Aparece aquí la mención del destino y ya hacia el final, cuando el hablante lírico deja de pedir ayuda con un coro que solo repite “ven y sálvame”, nos encontramos con un par de versos donde invita a la persona a creer en él y beber del vino, centrándonos más en esta interpretación de una persona aproblemada tanto con su vida como con la fe.
En «Pompadour» la agresividad vuelve, pero esta vez desde el punto de vista opuesto, de alguien intentando convencer a una contraparte de no tomar la decisión de destruir, ya que el precio de esa decisión lo pagarán otras personas. Habla a una persona que tiene la necesidad de matar, según la misma letra es un enceguecimiento, pero al mismo tiempo le pide una liberación. La intensidad instrumental va guiada por la letra, de forma que se complementan y hacen sentir todo de forma aún más potente.
La octava canción del álbum, y la segunda más corta, es «Shenanigans». Es distinta al resto, tiene influencias de rock clásico más que alternativo y, si bien sonoramente sigue manteniendo un tinte vibrante y claro como gran parte del lanzamiento, la voz se distorsiona por primera vez en gritos. El hablante lírico vuelve a expresar agresividad en sí mismo, trata de convencer a alguien de volverse como él, a pesar de recordar las veces en que su ego fue herido. Sus argumentos, sin embargo, hacen ver que lo que quiere es dañarle de vuelta, haciéndole ver que le hará sangrar y gritar, pero que aún así querrá unirse a lo que como grupo hacen.
Contrario a su nombre, «Turbulence» («Turbulencia») es un instrumental tranquilo dentro de lo denso que es. Son 1:26 minutos de una instrumentalización con efectos que nos elevan y nos trasladan. ¿A algo bueno o malo? A estas alturas no lo sabemos, pero el final se siente como tal, como un cierre, casi como una muerte. No es la última canción, sin embargo. «Session 9» es el fin del álbum. Este tema abre con sintetizadores y se siente como una canción más templada y mesurada tanto en su lírica como en su lado auditivo. Reconoce que la otra persona necesita alejarse, dejar su pasado atrás, pero también pide que le ayude a buscar su propia identidad, que se quede, terminando por repetir una y otra vez que sabe que debe alejarse, pero que no quiere que lo haga y que espera que entienda que todo lo que importa es ella, la persona a quien le habla.
Con aires de destrucción, rabia, toxicidad y menciones a la divinidad desde el alejamiento de esta, este segundo LP de Monoral nos lleva en un viaje tanto auditivo como narrativo, una historia distópica capaz de acompañar a una generación que creció acompañada de estas narrativas en el arte. Nos sitúa en un mundo donde todo parece ser una amenaza, y es que muchas veces el daño y la tristeza nos hacen sentir que todo lo que nos rodea es hostil. Un tipo de tristeza distinta, pero profunda y fuerte sin duda alguna, y que vale la pena escuchar.
