Jueves de Cine: «Marie Antoinette»

Como cada jueves, les traemos una nueva recomendación audiovisual en nuestro especial jueves de películas. Hoy toca una película de época, pero con un aura más que moderna. Hablamos de «Marie Antoinette».

Es un drama histórico del 2006, dirigida por Sofia Coppola e inspirada en la biografía «Marie Antoinette: The Journey» de Antonia Fraser, y narra el período en la vida de María Antonieta de Austria entre su llegada a la corte de Versalles y la caída del régimen monárquico con la revolución francesa. 

Las quejas de muchos críticos en ese momento se centraban en lo poco históricamente acertada de la adaptación, pero Coppola no pretendía dar lecciones de historia, sino una interpretación documentada de los hechos para cubrir al personaje de una forma diferente, siendo una versión más moderna a propósito para humanizar a los personajes.

Retrata a María Antonieta como la niña que era (tenía solo 14 años cuando llegó a Versalles), llegando a un mundo desconocido a enfrentarse a cosas para las que no estaba preparada, en un mundo que la utiliza pero no ve su verdadero valor ni se preocupa por comprenderla.

 Y un mundo que, además, la mantenía al margen de la cruda realidad del pueblo en el siglo XVIII, por lo que la película se centra mucho más en las ostentosas fiestas y sus dramas internos que en la revolución que se vivía en el exterior.

Otra de las cosas interesantes del film es que es una película de época, pero su soundtrack es hermosamente anacrónico, repleto de new wave, post punk, electrónica y rock, además de un par de composiciones clásicas de la era barroca. En todo caso, cuando consideramos sus fiestas, las drogas, el alcohol y sus aventuras extramaritales, el rock ‘n roll parece ser bastante apropiado. Con el diálogo minimalista que suele caracterizar el trabajo de Coppola, la música convierte a la película en un gran video musical.   

La película abre con letras fucsia sobre un fondo negro al ritmo de «Natural’s not in it» de Gang of Four, lo que establece el tono definitivo del resto de la película, aunque la siguiente pieza que suena es parte del soundtrack original, pero completamente inspirada en la música de la época. En la escena en la que Marie despierta por primera vez en el palacio suena «Concerto in G» original de Vivaldi, pero en un arreglo de Roger Neil para la película. Se muestra también lo ridículo de muchas de las costumbres de la nobleza de la época, no dejando a la chica hacer nada por sí sola, ya que era un honor acercarle las prendas, lavarla y vestirla, poder que se le otorgaba a la persona de mayor jerarquía en la sala.

La misma canción vuelve a sonar más adelante para retratar la rutina ridícula y agotadora de ser una de las personas más importantes de Versalles. El aburrimiento e insatisfacción de Marie se hacen evidentes al estar entre gente que no la respeta realmente y un marido, adolescente al igual que ella, que no quiere ni tocarla. Naturalmente, encuentra consuelo en lo único que sí puede controlar: las compras, partiendo tímidamente al ritmo de «Keen on Boys» de The Radio Dept. En su primera visita a la ópera queda tan fascinada que aplaude, conducta que no era común ni bien vista en la época en las altas sociedades, pero como todos quieren quedar bien con ella, le siguen el juego y también aplauden. 

Con la noticia de que su hermano ya tiene un heredero, y sus cuñados de Versalles también, la presión sobre la futura reina no hace más que crecer, y la libera de la única forma que conoce: comprando. Al ritmo de «I Want Candy» de Bow Wow Wow, nos entrega uno de los montajes más visualmente complacientes de la película, entre torres de zapatos, telas, plumas, dulces, pasteles, pelucas y copas de champagne, se cuelan incluso un par de converse. La misma noche decide asistir a un baile de la nobleza, en el que se baila «Hong Kong Garden» de Siouxsie and the Banshees y «Aphrodisiac» de Bow Wow Wow, y en el que conoce a su futuro amante. En el camino de vuelta, ya de madrugada, se escucha «Fools Rush In» de Bow Wow Wow. 

Solo un par de días después el rey muere, por lo que la joven pareja debe ascender al trono real, y lo hacen al son de «Plainsong» de The Cure, con sus sonidos épicos y etéreos. Posteriormente, se celebra el cumpleaños de la nueva reina, con «Ceremony» de New Order de fondo, en un montaje de fiesta y opulencia. Su amorío extramarital se musicaliza por nada más ni nada menos que «Kings of the Wild Frontier» de Adam & the Ants, y su partida por la melancólica «Avril 14th» de Aphex Twin. 

Luego se entera de la muerte de su amante en la guerra y de que el palacio estaba en aprietos por los gastos excesivos, por lo que escapa de todo al ritmo de «Whatever Happened?» de The Strokes, con un verso que le acomoda mucho: “I wanna be forgotten and I don’t wanna be reminded” (quiero ser olvidada y no quiero que me recuerden). Los problemas en Versalles solo se acumulan y crecen, y sale a relucir la famosa frase que se supone que María Antonieta dijo: cuando el pueblo decía que no tenía pan para comer, ella respondió “Que coman pasteles”, a lo que ella misma responde en la película: “es absurdo, yo nunca diría eso”.  De aquí en más, si suena algo de música, es completamente instrumental hecha por Dustin O’Halloran, que acompañan los momentos de más tensión de la película, cuando se desmorona la monarquía. 

Los dejamos invitadísimos a ver esta hermosa película, contada de una forma original y fresca, pero además a escuchar el soundtrack maravilloso que la acompaña, llena de joyas puestas en los lugares que menos esperamos.