Jueves de Cine: «Trainspotting»

Un nuevo jueves trae un nuevo especial de películas, y el día de hoy viene uno que no puede ser más clásico. Hablamos de «Trainspotting».

Es una película de 1996 dirigida por Danny Boyle, basada en la novela homónima escrita por Irvine Welch. Narra la historia de un grupo de jóvenes heroinómanos de clase baja en Edimburgo, sus relaciones de ami-enemistad y cómo viven su vida, entrando al mundo de las drogas y queriendo salir de él. 

El título se puede interpretar como un término escocés que significa “buscar una vena para inyectarse droga” o como “observar trenes”, un hobby relativamente popular en el reino unido. Fue muy controversial en su época porque decían que podría fomentar el uso de drogas en la juventud, pero en realidad es un retrato crudo y humano de la drogadicción.

Es icónica por su póster, por su cast, por su fotografía, la edición, el monólogo inicial, pero más que nada por su soundtrack que logró capturar la cultura del britpop en pleno ascenso, y es que la película es casi tanto sobre la música como sobre las drogas.

El soundtrack es considerado uno de los mejores y más icónicos del cine contemporáneo, y no es para menos. Con nombres como Iggy Pop, Underworld, New Order, Blur, Lou Reed y Damon Albarn, no podemos esperar algo menos que genialidad. Se lanzó un álbum con selecciones de canciones de la película en julio de 1996, y el fanatismo que amasó tanto la película como el primer álbum, impulsó el lanzamiento de un segundo disco en octubre de 1997. El segundo disco contiene canciones que quedaron fuera del primero, además de un puñado de temas que no aparecen en el corte final de la película pero que estuvieron en alguna etapa o sirvieron de inspiración para los cineastas.

Las canciones son atemporales y tienen el poder de transportar el contexto de la ficción a la realidad y viceversa. Por ejemplo,  «Lust For Life» de Iggy Pop suena terriblemente actual tanto en la época de la película como a hoy, pero en el 96 ya tenía casi 20 años. Además es muy acorde con el tema de la película, y es que el mismo Iggy tiene un largo historial de uso de drogas, entre las que claro, se cuenta la heroína, y para muchos escuchar la canción o el monólogo inicial de “elige una vida” se volvió casi lo mismo.

«Born Slippy» de Underworld, el tema principal de la película, se volvió un himno de la juventud, de los yonquis y de la cultura underground en general, pues implicaba la destrucción de lo tradicional y la visualización de los olvidados. «Deep Blue Day» de Brian Eno suena celestial y etérea, pero en la película musicaliza la escena más recordada y una de las más grotescas, a la vez de onírica: el peor baño de Escocia.

La versión de «Atomic» de Sleeper, con tan solo los primeros acordes nos evoca la aparición de Diane en su vestido de lentejuelas, además de la escena graciosa pero eventualmente terrible del cambiazo de VHS del video íntimo por el partido de fútbol.

La incorporación de «Perfect Day» de Lou Reed en una de las escenas más icónicas es un gran acierto. Hablamos de la sobredosis accidental que casi lleva al protagonista a la muerte, en esa representación con la alfombra que se hunde al son de una canción que parece hablar sobre un gran día de paseos en el zoo y en central park con una persona especial, pero que en realidad habla sobre el alivio de tener heroína que lo mantiene a salvo del síndrome de abstinencia.

Les dejamos invitadísimos a volver a ver este clásico de los 90s, a volver a escuchar su música y dejarse transportar a ese mundo, pero ojalá sin heroína.