
Gente Triste: «Punisher» de Phoebe Bridgers
Llega un nuevo domingo de gente triste y les traemos uno de los mejores álbumes del año pasado, que es gracioso, oscuro y muy muy triste. Además, bastante adecuado para este casi fin del mundo que estamos viviendo, luego de un sismo en Chile (esperamos que todes estén bien) y en medio de una pandemia. Hablamos de «Punisher» de Phoebe Bridgers.
El segundo álbum de estudio de la artista, que ya anteriormente nos había deleitado con la tristeza de «Stranger in the Alps», explora los temas de la pérdida de conexiones, las tensiones entre tu yo interior y exterior, el dolor de ver las cosas terminar y el aprender a continuar. Bridgers usó las palabras “llanto” y “sentirse aturdidx” para describir el contenido del álbum, que funciona como una crónica de su viaje personal hacia la terapia y ser capaz de disfrutar la vida de nuevo. Con «Stranger in the Alps» enraizado en el trauma, «Punisher» encuentra las herramientas para lidiar con él.
Abre con «DVD Menu», que tal como lo implica su título, es una canción instrumental que suena como a un menú de DVD que nos da una probada de lo que será la película, o el álbum en este caso.
Sigue con «Garden Song», el single principal que habla sobre cómo tus propias acciones pueden impulsar las cosas hacia un lado u otro, y el aprender a impulsarse hacia el lado bueno. «Kyoto» es una de las canciones más pegajosas y animadas del álbum, pero la letra habla sobre la disociación, o en palabras de Phoebe: “vivir fuera de tu cuerpo mientras cosas geniales están pasando”. Originada en un viaje a Japón en el que se sintió apática y sin ganas de explorar nada, habla también sobre su complicada relación con su padre.
La canción homónima, «Punisher», tiene que ver con un término del mundo de la música que se refiere a los fans cargantes, e imagina una conversación con el cantante Elliott Smith en la que ella sería la “punisher” por su devoción por su trabajo. No es su única referencia a Smith, ya que utiliza también su técnica de la grabación multipista de su propia voz para generar armonías vocales en casi todas sus canciones. «Halloween» nos habla sobre una relación que está a punto de terminar y los esfuerzos por salvarla y en «Chinese Satellite» se refiere al deseo de creer y tener fe en algo, siendo atea (can relate).
«Moon Song» es una de las más tristes, junto con «Savior Complex», que comparten más o menos la misma temática: la necesidad de la validación constante de personas que no merecen nuestro amor y el querer cambiar o “salvar” a alguien de ellos mismos. «Moon Song» habla del casi deseo de ser pisoteado, de lo difícil que es amar a alguien que se odia a sí mismx y la frase “you couldn’t have stuck your tongue down the throat of somebody who loves you more” («no pudiste meterle la lengua hasta la garganta a alguien que te amara más»), seguida de “so I will wait for the next time you want me, like a dog with a bird at your door” («entonces esperaré a la próxima vez que me quieras, como un perro con un pájaro en tu puerta») le duelen un montón a alguien que haya pasado por eso, o sea, a casi cualquiera de nosotres.
Sigue con «ICU» que suena esperanzadora, pero realmente habla sobre la ruptura de la relación amorosa que tenía con su baterista, Marshall Vore, sobre la depresión que sufre y la esperanza que da el estar enamorada hasta el horrible momento en el que todo se acaba. «Graceland Too» nuevamente habla sobre amar a alguien que se odia a sí mismx, sobre no poder resistir ayudar y estar cuando te necesitan. Finalmente «I Know The End» cierra el álbum en una nota altísima, convirtiéndose en la mejor canción del álbum y una de las mejores del año probablemente, que sintetiza todos los temas de los que ha hablado: la depresión por los tours, la disociación, las relaciones que se terminan, la dificultad de amar a alguien que se odia, y un montón de imágenes que nos ilustran un paisaje completo y desolador que está llegando a su fin, un apocalipsis quizás, pero culmina en una catarsis mitad aterradora y mitad esperanzadora… como todos los finales.
Lxs dejamos invitadisimxs a escuchar esta hermosura de disco y dejarse llevar por las emociones, verse reflejadxs en las canciones y tal como Phoebe, aprender a continuar, a ver los finales como algo inevitable y esperanzador y alcanzar la catarsis, tan necesaria estos días que hay tanto pasando.