
Gente Triste: Damien Rice
Un nuevo domingo de gente triste implica un nuevo representante que nos trae aquellas canciones idóneas para el dolor del corazón, y este domingo le pertenece a Damien Rice.
Si bien ahora es un ícono en la escena indie, su carrera comenzó en el rock con la banda Juniper a finales de los noventa, banda en la que mostró su talento vocal con tan solo dos sencillos lanzados. Pudo existir un álbum debut para Rice dentro de esta agrupación, pero el artista decidió abandonarla el día anterior a la grabación de este por diferencias en cuanto al sentido comercial que el trabajo estaba tomando.
Pero no tan solo dejó la banda, también dejó su natal Irlanda para trabajar en los campos de Italia a la vez que explotaba su musicalidad, creando nuevas composiciones con su guitarra acústica. Un viaje por Europa prosiguió a aquella etapa de su vida, la que culminó con el músico de regreso en Dublín. Una vez allá reinventó su carrera, dedicándose a dar conciertos en cafeterías de la ciudad.
Su primer trabajo en solitario fue la hasta ahora famosísima canción «The Blower’s Daughter» (que, por cierto, tiene un maravilloso cover en portugués), lanzada en septiembre del 2001. La fama le alcanzó rápido al punto en que, además de entrar en las listas de popularidad, el tema se utilizó para la banda sonora de la película «Closer» el 2004, aunque no fue la única canción de él en tener ese futuro.
El álbum debut del artista, de todos modos, llegó antes que esto. «0» vio la luz a inicios del 2002, siendo un lanzamiento que mostraría el sello del cantante. Nos presentó un indie folk minimalista y desgarrador donde lo que primaba era el sentimiento, y aún más que eso, el dolor y la vulnerabilidad.
Con 10 canciones conmovió nuestros corazones y se posicionó como una de las voces más importantes de la escena independiente. Como mencionábamos, no fue solo «The Blower’s Daughter» el corte que fue utilizado para musicalizar distintas obras, también llegó con este lanzamiento a trabajos audiovisuales de múltiples géneros, como por ejemplo «Querido Frankie», «The L World» y «CSI».
El 2003 pudimos escuchar «Live from the Union Chapel», un potente EP que dio a conocer el concierto en que interpretó cinco canciones de su álbum debut junto con tres temas aún no lanzados hasta el momento. Y a este le siguió otro trabajo de las mismas características el 2004, titulado «B-Sides», una mezcla de temas de estudio, demos y presentaciones en vivo que nos dio a ver una vez más la pasión de Damien de crear por crear, sin mayores pretensiones y con una enorme humanidad de por medio.
Su segundo LP, «9», llegó el 2006 con la misma intensidad que «0» apareció algunos años antes. Rice no estuvo conforme, sin embargo. Él había planeado desde un inicio lanzar solo un trabajo de estudio de larga duración, pero cedió ante la presión de la compañía en la que había firmado. Dice, entonces, «ahora me arrepiento, porque sacaría la mitad de las canciones que están en «9». Solamente no creo que sea un álbum tan bueno como pudo serlo«.
Y pasaron ocho años, entonces, para que el multiinstrumentalista lanzase un nuevo trabajo de estudio, y de hecho el último que ha mostrado hasta la fecha. El 2014 cerró con «My Favourite Faded Fantasy», un álbum que con su lírica pega justo donde más vulnerables somos: habla del círculo de dolor que causa la eterna esperanza de algo imposible, aquellas fantasías que sabemos que solo quedarán como tal, pero en las que nos gusta sumergirnos hasta un punto a veces poco sano.
Y es que eso nos ofrece Damien Rice. Poesía, lírica, dolor, vulnerabilidad en su estado más puro. Nos inmersa en un mundo irreal, pero irreal no porque no exista, sino porque es un mundo donde todo es pensamiento y sentimiento de una manera que el mundo real impide que exista, un vómito de sensaciones y sentires que no solo nos ayuda a ponernos en contacto con nuestro corazón, sino también a sanar.