Jueves de Cine: «Mandy»

Como cada jueves, les traemos nuestro especial de películas, y hoy les traemos una propuesta algo extraña pero definitivamente cautivadora, que tristemente pasó desapercibida. Hablamos de «Mandy».

Es una película del 2018 dirigida y coescrita por Panos Cosmatos, y protagonizada por el gran Nicolas Cage (que esté en una película buena o no, es siempre entretenido de mirar por lo impredecible que llega a ser).

Es una película de género en la que no importa tanto el “qué” como el “cómo”, y es que cuenta una historia simple mil veces vista, con villanos mil veces reciclados, pero el director supo cómo reformularla. Y la historia va así: cuando el líder de una secta se obsesiona con Mandy, la novia de Red (Nic Cage), y la rapta, desata una salvaje y sangrienta venganza.

Nos da una de las experiencias cinematográficas más indescriptibles que se pueden obtener, con una dosis de psicodelia y locura que desborda estilo en todos los sentidos, desde las actuaciones y la fotografía hasta el soundtrack.

La película está dedicada, de hecho, al compositor Jóhann Jóhannsson, ya que fue una de las últimas películas en las que participó antes de fallecer en febrero del 2018.

Y la música es un punto fuertísimo a favor del film, cuya primera mitad puede parecer lenta, pero es con el propósito de construir la atmósfera que gobernará el resto del film, con planos largos cimentados en la hermosa música de Jóhannsson, con mucho sintetizador tipo ochentero, pero que deja de lado toda discusión sobre nostalgia. Y esta música que parte muy atmosférica y hasta emotiva mientras acompaña la cotidianeidad de esta pareja de enamorados, se vuelve mucho más oscura y potente cuando ocurre lo peor.

Los agresores, parte hippies, parte BDSM, parte alienígenas, raptan y torturan a Mandy haciendo que Red entre en modo psico killer para cobrar venganza. Con la brutalidad del tramo final solo se logra que todo se unifique y cobre más coherencia, a pesar de que pareciera que todo se pierde en un torbellino de locura: alucinaciones, violencia pura, humor, poesía visual y puro black metal de sintetizador.

Muchos de los planos parecen idóneos para ser portadas de discos de metal, con oscuridad, colores vibrantes, criaturas extrañas, violencia y mucha belleza. Con la mezcla de elementos parece dirigida por un científico loco y protagonizada por un maníaco que no se guarda ni una pizca de energía y genialidad, y funciona.

Una película excesiva, demente, violenta, poderosa, hermosa y ridícula que no te arrepentirás de ver, con una banda sonora que te atrapa desde el primer momento y un desenlace que no querras perderte. Y si aún no te convencemos de verla solo diremos 4 palabras: pelea con sierras eléctricas.