
Recomendación:
Axolotes Mexicanos
¿Qué tienen en común un anfibio endémico mexicano, la cultura millennial, el punk-pop y las influencias japonesas? La respuesta está en la nueva recomendación de este miércoles, que nos trae a uno de los grupos característicos y más efervescentes de la nueva escena indie española.
Axolotes Mexicanos, pronunciado con J, son un quinteto proveniente de Asturias y radicado en Madrid, España. Actualmente, lo conforman les hermanes Olaya y Juan Pedrayes, Mario del Valle, Lucas de la Iglesia y Stephen J. Lyne. La historia de su formación se remonta al año 2013, después que Olaya y Stephen decidieran inesperadamente ponerle nombre a la banda en un show de Linda Guilala, iconos del indie español. Su particular nombre proviene de la pokemonezca especie anfibia, cuyo nombre y características resonaron en Olaya durante sus clases de biología en el instituto. Tras el improvisado bautizo, junto a Juan en la producción y con la ayuda de Iván Juniper (Linda Guilala) en la grabación, publicarían su primer sencillo «Infectados» allá por el año 2013.
A través de sus primeras cuatro canciones, el entonces trío nos presentaría humor y crudeza “sobre asesinatos, insultos y tonterías”, optando por un sonido irreverente y desenfadado que se acerca al pop-punk y que privilegia, por decisión propia o circunstancial, un enfoque digital por sobre lo análogo. En palabras de Olaya: “La idea era hacer un grupo de pop con letras como muy punk, con la ironía a la hora de hablar de esos temas”. Ya para el 2015 y con su siguiente mini LP «Holi <3» bajo el brazo, la banda exponenció la digitalización de su sonido con un mayor uso de sintetizadores y samples en plan Kero Kero Bonito, integrándole, a la vez, elementos prestados de la música japonesa, particularmente del oshare-kei de Himeyuri y del J-pop de artistas como CAPSULE o Kyary Pamyu Pamyu. Sus canciones, rebosantes de frescura, actitud, coros pegadizos y, sobre todo, adolescencia, están acompañadas de una estética también profundamente ligada a la cultura nipona. Esta afición ayudaría a fortalecer la identidad de la banda, cuyo nombre comenzaría a resonar cada vez más fuerte gracias a su filosofía punk iconoclasta, sin complejos ni prejuicios.
Con el apoyo de Carlos René en la producción, y la integración de Mario y Lucas a cargo de las guitarras, la consolidación del grupo vendría de la mano de su primer LP «Salu2», publicado en 2018. En él, lo kawaii, lo punk, lo electrónico y el resto de elementos que los hicieron únicos son inyectados de una potencia, osadía e ímpetu que los lleva a transitar por caminos sonoros aún más diversos, y sin perder la cohesión. “Queríamos que sonara lo más digital posible. Hay muchos puristas de lo analógico que están equivocados. (…) En tu casa con tu ordenador puedes hacer auténtica magia”, afirma Juan. En esa onda, y en poco más de media hora, nos podemos encontrar con el punk-pop desenfrenado en «Astor» o «Debora Tartas», el europop en «Nacida Para Sufrir» o «Sin Ti», el hyperpop en «Doble Check» e incluso los ritmos tropicales en «Farmacia». Las 13 canciones que conforman el álbum gozan de la misma efectividad que una montaña rusa y no escatiman en piruetas sonoras que funcionan igual de bien por sí solas como en conjunto.
También cabe destacar el apartado lírico que, sin abandonar su soltura y desfachatez, esta vez ya no se enfoca en zombies, aliens, asesinatos o innuendos sexuales (sin tampoco dejarlos 100% de lado). Esta vez, nos presenta a una Olaya que canta sobre los desamores y los conflictos internos propios de la juventud millennial, basados en las propias experiencias del grupo. “«Astor» era mi primer novio (…) «XXX» fue cuando a Juan le dejó su primera novia. La de «Vaga» es porque hago mucho el vago (…) La de «Menos 100» es porque en la primera casa en la que estuve en Madrid no teníamos calefacción”, afirmaría la vocalista. Y así, haciendo uso de referencias y humor negro, cada canción refleja un momento en el tiempo y mantiene un caracter atado a una sociedad que elles mismes se encuentran habitando y construyendo desde la cotidianeidad.
Posterior a la promoción del álbum, el lanzamiento de un segundo LP parecía bastante lejano para la banda, dado el desarrollo de los múltiples proyectos musicales paralelos de cada uno de sus integrantes (Carolina Durante, Confeti de Odio, Temerario Mario, Stephen Please y No Fucks). Sin embargo, la llegada de la pandemia y posterior cuarentena en España les brindó el tiempo y los medios digitales necesarios para trabajar desde sus casas y crear «:3» (Dos puntos, tres), su segundo LP, lanzado en Marzo de este año.
Este nuevo disco sigue la misma tónica del anterior y nos muestra a una banda que no ha perdido su energía e irreverencia en lo absoluto, pero que ha sabido manejar con inteligencia y habilidad su inevitable madurez. Este nuevo torbellino musical se mete de lleno en las relaciones sentimentales y oscila entre lo sano y fraterno, en canciones como «Cara de Idiota» o «Vergüenza», y lo tóxico y destructivo en «Quiero Que Vengas» o «Que Te Pires», por dar algunos ejemplos. Lucas (también Confeti de Odio) lo define a la perfección: “Esa es la clave del disco. Mola que haya canciones de amor que no sean siempre desde el punto de vista del dolido, porque sería falso que todas las canciones hablaran de cuando hemos sufrido nosotros. Es muy fácil decir que todos hemos sido siempre buena gente en el amor. Todo el mundo la ha cagado alguna vez, y nosotros también”.
Los guiños estilísticos tampoco dejan de estar presentes. El disco abre con «Opening» y termina con «Ending», asemejando un episodio de anime; y los samples, sintetizadores y guitarrazos vacilan entre el pop dulce, la fiesta, el mosh y la nostalgia. Todo el disco nos presenta una variedad de sentimientos que ya no sólo se relacionan con situaciones ficticias, conceptos abstractos o vivencias pasadas, sino con una realidad que como sociedad hemos compartido durante el último año. Y es esa variedad siempre genuina la que convierte a los Axolotes Mexicanos en una banda no sólo entretenida de escuchar, sino también fácil de querer, y aquí los queremos mucho.