Gente Triste: «The Holy Bible» de Manic Street Preachers

Clasificado como “el álbum más oscuro de la historia” por el sitio NME en 2011, el trabajo al que dedicamos este domingo de tristezas es «The Holy Bible», tercer álbum y magnum opus de la banda galesa Manic Street Preachers. El disco no solo es caracterizado por su frenetismo o sus matices de angustia y contestación, sino por el misterio tras la desaparición del guitarrista y principal compositor del álbum, Richey Edwards, 5 meses después de su lanzamiento.

Precedido por 2 trabajos que cimentaron los atributos sonoros de la banda en distintas direcciones, «The Holy Bible» ha adquirido un carácter histórico y fundamental para entender la década de los 90 desde un punto de vista musical. Reflejo de esto, gracias a su compromiso y su cruda genuinidad, el álbum ha sido destacado en incontables listas especializadas tanto musical como líricamente.

Oscuro, político, intelectual y enigmático son adjetivos que describen a la perfección tanto al sonido del álbum como a su principal compositor. Y es que nada es casual dentro de «The Holy Bible», desde su sonido “brit”, hasta el uso de samples en la mayoría de sus canciones o incluso su título, que guarda una relación satírica con la forma en que las religiones presentan sus verdades al mundo. Al respecto, el mismo Edwards afirmaría: “Creo que si una Santa Biblia es verdadera, debería ser sobre la forma en que es el mundo y pienso que mis letras son acerca de eso (…) No pretender que las cosas no existan».

Lanzado a finales de agosto de 1994, solo un día después del debut de Oasis, «Definitely Maybe», el disco es un testamento musical único, devastador y desgarrador que testifica sobre el abuso, el consumismo, el imperialismo, los problemas de salud mental, el suicidio y la muerte en general.

Hasta antes de su lanzamiento, la banda había cultivado la impronta política y el sonido crudo reminiscente al glam y a bandas como T-Rex en su primer disco «Generation Terrorists», lanzado en 1992. El año siguiente, su segundo álbum «Gold Against The Soul» se conectaría con el rock alternativo y el grunge en un tono mucho más opaco que sus referentes estadounidenses, primando la melancolía y la abstracción emocional por sobre los aspectos políticos. Este “desvío” hacia un sonido más americano llevaría a la banda a querer volver a sus raíces y redescubrir su sonido “británico”, influenciado por artistas como Magazine, Joy Division o Siouxsie and the Banshees, que les habían inspirado desde su formación.

Tras cinco meses de un austero, arduo y disciplinado proceso de grabación, liderado por el vocalista James Dean Bradfield y el bajista Nicky Wire, sería lanzado «Faster», primer single del álbum, que en medio de la controversia por su presentación en vivo en el programa Top of the Pops, sería el prólogo de una historia tan triste como misteriosa. Así como la música era fiel reflejo de la visión y las necesidades estilísticas de la banda, el aspecto lírico reflejaba fidedignamente el estado mental y emocional de Richey, quien colaboró con al menos el 80% de las letras en el álbum. Durante el proceso de grabación, el guitarrista se limitaría a llorar y autolesionarse, apareciendo borracho o drogado la mayor parte del tiempo, y sus letras estarían orquestadas por esos demonios dentro de su cabeza que reflejaba en su actuar.

Es esa virulencia incómoda y contestataria sería la responsable del relativamente bajo éxito del álbum en su época. La ráfaga de acontecimientos que acompañaron su lanzamiento y promoción terminarían opacando su valor musical y lírico. Así, las críticas a la prostitución infantil en «Yes», al racismo y la locura cultural en «Ifwhiteamericatoldthetruthforonedayit’sworldwouldfallapart», el debate sobre la pena de muerte en «Archives of Pain», la banalización de la imagen corporal y la anorexia en «4st 7lb» o los horrores del holocausto en «The Intense Humming of Evil», terminarían por años relegadas a un segundo plano, siempre detrás de la controversia.

Tras haber sido internado en un centro psiquiátrico durante la segunda mitad de 1994, la primera parte de la gira promocional se realizó sin la presencia de Edwards, quien para entonces había tocado fondo producto de la anorexia, su adicción a las sustancias y sus problemas de autoflagelación. Su última presentación con la banda sería el 21 de diciembre de 1994, tres meses después de su salida del centro, y su última entrevista la daría al medio japonés Music Life el 23 de enero de 1995.

Richey Edwards desapareció el 1 de febrero de 1995 sin dejar ningún rastro. Pese a las múltiples teorías y las diversas pistas respecto a su acontecer (que incluyen transferencias bancarias, testimonios de fans, taxistas, e incluso el abandono de su auto junto a un puente conocido como lugar de suicidios), el paradero del guitarrista nunca fue dilucidado ni tampoco su cuerpo fue encontrado, tras una exhaustiva búsqueda. Si bien su familia tuvo la opción de declararlo legalmente muerto a partir de 2002, optaron por no hacerlo durante muchos años, y su condición de persona desaparecida permaneció abierta hasta el 23 de noviembre de 2008, cuando oficialmente  “se presumió muerto”.

Así, «The Holy Bible» se convirtió literalmente en el testamento de Edwards previo a su partida y con el correr de los años desarrolló en su audiencia un carácter “de culto”. Conectando la rabia de «In Utero» con los matices grises de «Unknown Pleasures», el trabajo que cerró la primera etapa en la carrera de Manic Street Preachers hoy se erige como una de las obras más oscuras pero hermosas de su década, aunque su relevancia a veces pareciera restringida a las fronteras de gran Bretaña. Un monumento discográfico que se separa de la tónica despreocupada y ambivalente del britpop, y que en su intensidad no hace sino refregarnos en la cara lo sórdido, lo incómodo y lo terrible de la sociedad en que vivimos, una a la que a veces pareciéramos hacerle oídos sordos. En palabras de Dorian Lynskey en su libro «33 revoluciones por minuto»: “Lo importante no es el sufrimiento de Edwards, sino aquello que fue capaz de decir sobre la naturaleza humana. Es el sonido de una mente brillante quemándose a lo bonzo”.