Debut de Zahara en Chile:
«Tengo muchas canciones de estar en la mierda, porque he estado ahí»
Jueves en la noche, pleno barrio Bellavista. No parecía haber demasiado movimiento a las afueras del Club Chocolate más allá de lxs clásicxs transeúntes que realizan diversas actividades dentro del sector. Lo que sucedía adentro, sin embargo, sorprendió hasta a la artista que se presentó ese día, Zahara.
Incluso con la globalización y la era de la información, muchas veces lxs artistas no dimensionan su éxito. El Club Chocolate se encontraba lleno, las gradas sin espacio para sentarse y las mesas disponibles para reserva ya totalmente ocupadas. Personas de todos los tipos y todas las edades se reunían para ver el debut de la reconocida cantante española, las ansias eran palpables en el ambiente.
Pasadas las diez y cuarto, la artista apareció en el escenario para su «Acustiquísimo». Zahara es el tipo de artista que presenta shows complejos y elaborados. Pudo pensarse que el hecho de que fuese un concierto acústico lo volvería más simple, pero la española es capaz de dar un espectáculo impresionante con tan sólo su voz, sus instrumentos y un sonidista.
Al ver la cantidad de gente que asistió a su concierto, la sorpresa en ella era visible y, aún así, lo expresó verbalmente. No esperaba que tanta gente se presentase a verla y demostraba su agradecimiento en todo momento, la cadencia de su voz más acelerada e irregular de lo que suele ser. Pidió disculpas por si perdía la voz de pura emoción o por si se desmayaba, además de advertir que sería un show donde la gente podría aburrirse por no aparecer bailarines ni la parafernalia usual.
Nadie se aburrió ni ella perdió la voz.
El espectáculo comenzó con la canción «El Universo». El público estaba silencioso, y es que Zahara fue capaz de devorar el escenario con su sola presencia. Apenas comenzó a tocar, su azoramiento pareció desvanecerse y apareció lo que ella promete al hablar de su música: Melodrama.
La conexión con su sonidista era evidente. «Leñador y La Mujer América» y «El Diluvio Universal» marcaron la intensidad del resto de su presentación. Su voz y su guitarra se llenaban de efectos aplicados desde la mesa de sonido y el resultado era abrumador en cuanto a todo lo que expresaba.
Al hablarle al público sus ojos brillaban. Tanto la dimensión del lugar como su relación con sus fans permitían que hubiese una interacción frecuente, mutua. Con «El Frío» lxs asistentes empezaron a abandonar también la timidez y una gran voz se alzó, cosa que se mantuvo en dos de sus canciones más conocidas, «Lucha de Gigantes» (originalmente de Nacha Pop) y «Photofinish».
«Pregúntale al Polvo» y «General Sherman y cómo Sam Bell volvió de la luna» fue la continuación natural del show. Para «Guerra y Paz» invitó al escenario a Martí Perarnau, quien fue su sonidista en el tour y es también músico, siendo líder de Mucho. Después de esa «poco elegante invitación» en palabras de Zahara, un teclado fue acomodado en el escenario: La artista aprendió a tocarlo para la canción que seguía, un cover de «Soy un aeropuerto» del proyecto de su amigo y colega, Mucho.
Tanto «Hoy la Bestia Cena en Casa» como «El Fango» son dos canciones infaltables de la artista, y que la definen bien. La primera, según dijo, la escribió respecto a la política española, pero que en este caso nos la regalaba debido a la situación política del país, y nos invitó a pensar en la persona más miserable del mundo político al oírla.
No fue suficiente con reversionar a Mucho, también lo hizo con «Tuyo» de Rodrigo Amarante. Zahara es amiga de distintos artistas y aprecia muchísimo el trabajo de sus colegas, por lo que no es extraño que decida reversionar sus canciones, manteniendo el sentir original de cada obra a la vez que es capaz de entregarle su esencia.
El fin del concierto se acercaba y pidió generar una dinámica a la hora de tocar «El Deshielo», haciendo que lxs asistentes cantaran la melodía original mientras ella añadía nuevas partes a la canción.
La mayoría de las veces que alguien le gritaba algo, ella respondía. Tocaba la última canción y varios nombres fueron pedidos, ante lo que confesó que no se sabe la mitad de sus canciones, ya que comúnmente son tocadas por la banda y ella sólo canta. «Del Invierno» fue la canción que algún afortunado pidió y que la compositora accedió con gusto a cantar.
Como ya hemos dicho, Zahara admite hacer melodrama y esto queda expuesto en sus espectáculos. Cada sentimiento es exacerbado y los sentimientos dominan todo, a ratos haciéndola incluso perder la voz. En este «Acustiquísimo», a ratos los arreglos al estilo de Pink Floyd te hacían sentir que estabas en un viaje de ida, que el mundo se alejaba y que te estabas ahogando.
Lo que podría definir el espectáculo y su carrera es una declaración que dio: “Tengo muchas canciones de estar en la mierda, porque he estado ahí”.
El concierto cerró y Zahara abrió su corazón con la canción «Con las ganas», que dijo no creer volver a tocar en mucho tiempo debido a la carga emocional que llevaba, superior al resto de su obra.
Algo faltaba, sin embargo. Con su espíritu de performer, el término real no podía ser tan simple. Comenzó a sonar «Torturas en los bares» de TRÈPAT y la artista comenzó una coreografía por todo el escenario para después, aún bailando, bajarse de este y danzar junto a sus fans mientras firmaba discos y libros, además de tomarse fotos y abrazar personas. Recorrió casi todo el recinto bailando hasta el término de la canción, momento en que el espectáculo terminó.
Con su emocionalidad y vulnerabilidad Zahara ha conquistado corazones desde hace al menos una década, pero fue su humildad y su simpatía lo que destacó y enamoró aún más en su presentación en Chile. Fue un espectáculo de primera categoría y bastante íntimo, la artista al rato después del término apareció nuevamente para seguir firmando y compartiendo.
La española es de las cantantes que tratan a sus fans casi como amigos, una actitud refrescante en medio de las constantes batallas de ego en el mundo musical. Fue una experiencia inolvidable y, tal como ella, esperamos que sea el inicio de una relación larga. Si es necesario para que regrese, le ofrecemos la nacionalidad por gracia y le prometemos no dedicar sus canciones, para no arruinarlas.