«PLANETA AZUL»:
ORBITANDO ENTRE EL INDIE Y LA PSICODELIA

Planeta Azul es una banda de la región de Coquimbo que surgió en el año 2016, inicialmente como un proyecto musical de carácter experimental y psicodélico, que a su vez fue influenciado por diversos géneros. Hoy, luego de enfrentar una serie de transformaciones, aprendizajes y decisiones, con mucho orgullo nos dan a conocer su primera producción de estudio.

Fue a mediados del 2016 cuando tres compañeros de universidad: Fabián Ramos (batería), Gonzalo Saldívar (bajo) y Pablo Contreras (guitarra y voz) se unieron para crear Planeta Azul, proyecto que desde un inicio fue bien acogido, ya que pudieron aprovechar diversas oportunidades para presentarse en vivo, tanto así que muchas de sus canciones nunca tuvieron una estructura fija, si no más bien experimentaron constantes transformaciones a medida que las daban a conocer.

Las diferentes influencias de sus integrantes iban desde lo que es el post hardcore y j-rock hasta el funk, el grunge y la neo psicodelia. Y a pesar de ser géneros muy diferentes, convivían sin dificultad alguna. Además, destacamos que la escena musical nacional y global de ese entonces estaba fuertemente marcada por el folk y el indie, géneros que habrían hecho lo suyo permeado de alguna u otra forma en el sonido que Planeta Azul estaba gestando.

A finales del mismo año fue cuando uno de sus integrantes, Gonzalo, tuvo que abandonar la banda por proyectos personales que lo llevaron a dirigir su rumbo fuera del país, situación que fue difícil de afrontar para sus compañeros, ya que él jugaba un rol importantísimo en la banda teniendo a cargo riffs y solos de bajo, pero como dicen por ahí “el show debe continuar”, así que frente a esta nueva situación llegó a sus mentes la idea de invitar al bajista David Amigo a ser parte del proyecto, quien además de aceptar la propuesta no llegaría solo, sino que con la compañía de la guitarrista Daniela Briceño.

Y se encontraron frente a un escenario inesperado, rodeado con un poco de incertidumbre, pero no por eso dificultoso, por el contrario, comenzaron a mantener conversaciones y tanto la motivación, la creatividad como las ideas llegaron ellos prontamente. Luego de unas semanas coordinaron su primer ensayo y básicamente cuando comenzaron a tocar los cuatro quedaron sorprendidos con el resultado: generaron una gran compenetración y sincronización. Desde ese primer encuentro se complementaron y comenzaron a definir el sonido que hoy los distingue. Un sonido marcado por el indie y la psicodelia.

Respecto a lo que los inspira a crear, han manifestado que sus letras mezclan lo onírico, lo místico y lo emocional, como también han expresado que sus mensajes van dirigidos a la toma de conciencia sobre el poder y vitalidad que radica en el despertar y liberación personal y colectiva. Algunos de los tópicos de sus canciones son: la búsqueda del sentido de la vida, la unidad como habitantes de este planeta, la empatía, el equilibrio y tensiones entre lo material y lo espiritual.

Este año, después de recorrer un largo camino lleno de aprendizajes nos dieron a conocer su primer trabajo de estudio, un EP homónimo con cuatro canciones que fácilmente nos lleva a encontrarnos con su materia prima y una de las características que más los distingue: la experiencia sensorial. Así es como «Lunares», «La Espera», «Mahamaya» y «Siente el Tiempo» constituyen el resultado de mucho trabajo en equipo, creatividad y talento, sin mencionar que estos cuatro cortes fueron los seleccionados para grabar por ser las canciones más cargadas de historias y experiencias que resumen con certeza lo que es su primera etapa sonora.