«Notes on a Conditional Form» de The 1975:

la vulnerabilidad de lo cotidiano

Casi un año y medio después del lanzamiento de su tercer álbum, los británicos que conforman The 1975 lanzaron al fin su cuarta entrega, titulada «Notes on a Conditional Form».

Si hay algo que destaca a la banda es el constante cambio y evolución tanto en temáticas como en sonido. Es imposible que sea de otra manera, si consideramos que llevan tocando juntos desde hace diecisiete años y que han pasado incluso por distintos nombres de agrupación. En este álbum, que han nombrado como el mejor hasta el momento, nos entregan todo el cambio, evolución y experimentación posible.

La necesidad de análisis social demostrada en «A Brief Inquiry into Online Relationships», su lanzamiento anterior, definitivamente llegó para quedarse. The 1975 no son una banda política en el sentido tradicional de la palabra, no tienen mucha relación con la política partidista, pero su música está llena de mensajes claros con respecto a la forma en que el mundo está siendo controlado.

El álbum comienza con la típica introducción llamada «The 1975», pero esta es completamente distinta a las de los álbumes anteriores. La voz de Greta Thunberg, acompañada por notas de piano, narra que estamos en una crisis ecológica y ambiental, que estamos perdiendo la batalla y que tanto las generaciones más antiguas como todos los movimientos políticos en su forma presente han fallado, pero que el ser humano aún no falla. Por lo mismo, porque aún queda algo, es momento de hacer hasta lo imposible por salvar nuestro hogar, ya que hacer lo mejor posible ya no es suficiente. El mensaje que The 1975 adopta es claro en las dos últimas frases: Ahora es el tiempo de la desobediencia civil, es tiempo de rebelarse.

El resto del álbum es una mezcla de sonidos que nunca termina de definirse por completo, pero que a la vez parece tener un propósito. El punk de «People» contrasta con, por ejemplo, «The End (Music for Cars)», un instrumental basado en un conjunto de cuerdas digno de una producción cinematográfica o un documental de naturaleza. Asimismo, esta última se presenta como el opuesto de «Shiny Collarbone» y «Having No Head», canciones cercanas al EDM, y luego estas son muy distintas a «Don’t Worry» y «Nothing Revealed / Everything Denied», que tienen marcadas influencias R&B.

«Notes on a Conditional Form» ha sido criticado por lo largo que es, por la poca cohesión sonora que tiene y por ser auto-indulgente. No estamos en las mentes de The 1975 y, por ende, solo podemos interpretar, pero «Notes on a Conditional Form» parece contar una historia tanto en su aspecto auditivo como lírico. Es cierto que no es un álbum cohesivo, pero la vida y sus experiencias tampoco resultan ser cohesivas en la mayoría de los casos, por lo que tiene sentido dentro de su propio caos.

Producido en su totalidad por George Daniel y Matty Healy, cada canción es una introducción a un mundo de sentimientos, vulnerabilidad y cotidianidad, ya sea desde una posición defensiva, una mera exposición de hechos o desde la culpa –como en «Frail State of Mind», donde Matty se disculpa a la hora de aislarse de la gente por el frágil estado de su mente.

Títulos como «The Birthday Party», «If You’re Too Shy (Let Me Know)» y «Tonight (I Wish I Was Your Boy)» nos muestran el estado más cotidiano de este álbum, hablando de errores y contándonos situaciones del día a día de la vida que muchas veces los músicos adquieren. Drogas, fiestas, errores; todo expuesto sin darle mayores connotaciones, son simples narraciones que esperan ser oídas por alguien.

Por otro lado, «Playing On My Mind», «Don’t Worry» y «Guys» son parte del estado más vulnerable de este álbum. Matty parece volverse más consciente de su mundo interno y habla de sus sentimientos de una manera menos disociada, apropiándose de ellos. Pasa de ser un observador de su vida a ser el protagonista. En la primera canción Matty duda de todo lo que es su existencia y su historia, mientras que la última canción, que también es la que cierra el álbum, es una muestra de amor y gratitud de ellos mismos para sí mismos.

No son una banda caracterizada por la masculinidad tóxica y lo demuestran una vez más, hablando de que son lo mejor que les ha pasado en la vida. «Don’t Worry» es, probablemente, la canción más vulnerable del álbum entero. Fue escrita por el papá de Matty, quien también canta en ella, en el período en que su amada estaba viviendo una depresión postparto. La versión de The 1975 es una interpretación de esta obra original, que no ha sido lanzada.

Otras canciones que valen la pena destacar son «Nothing Revealed / Everything Denied» y «Jesus Christ 2005 God Bless America», que siguen una línea similar. En la primera, acompañado por un instrumental complejo, el vocalista habla de que todo se siente como una mentira y sobre la necesidad de encontrar algo real, mientras que la segunda canción habla del mismo tema, pero desde el punto de vista de la religión, donde Matty relata estar enamorado de un chico y Phoebe Bridgers dice estarlo de una chica, pero esto se vuelve un conflicto por la religiosidad que presentan los personajes. Naturalmente, el sonido de esta canción es mucho más minimalista, con solo un par de instrumentos acompañando las voces.

«Me & You Together Song», «Roadkill» y «Then Because She Goes» nos dan un sonido más tradicional dentro de la música alternativa y el indie. Guitarras que nos transportan a décadas pasadas, una batería animada y una voz sin distorsión, pueden ser canciones del gusto de las personas más tradicionalistas y son parte importante del álbum, a pesar de que puedan no llamar demasiado la atención en comparación a los sonidos nuevos que la banda presentó. Son un respiro dentro de la intensidad de «Notes on a Conditional Form», un momento de relajo.

Uno de los instrumentales, «Having No Head», fue definido por el vocalista como una materialización de George Daniel meditando. Asume que ni siquiera él sabe qué es esa canción, pero que es por completo una visión y creación de George. Este instrumental, el más largo del álbum, comienza con sonidos que recuerdan la naturaleza, pero termina siendo una oda al uso de la tecnología en la música de una forma casi abrumadora.

Con veintidós canciones, resulta difícil analizar el álbum por completo sin que termine siendo una tesis. Claramente es un álbum auto-indulgente y un lanzamiento arriesgado, pero eso no necesariamente debe tener connotaciones negativas. En el fondo es la banda dejando claro una vez más que crean la música que les nace crear y que cuentan las historias que les interesa contar, no las que saben que van a vender.

En su totalidad, es interesante a nivel auditivo y lírico. Por una parte, es perfecto para captar el interés de público nuevo debido a los múltiples estilos musicales que la banda visita en el lanzamiento y, por otro, es una forma muy interesante de establecer una visión frente al mundo.

«Notes on a Conditional Form» suena precisamente como eso, considerando la importancia que le ha dado la banda al álbum; es una declaración musical de una visión de la vida y de los sucesos que estamos viviendo. Podemos encontrar también una intención autobiográfica, incluso. Tanto sus esquemas sonoros como las letras de las canciones están llenas de referencias a cosas que ha vivido la banda tanto de forma pública como privada y que harán sonreír a más de una persona que las entienda.

Para algunas personas siendo un álbum aburrido y para otras siendo uno que mantiene tu mente alerta, el posicionamiento de las canciones dentro de este tiene sentido. Es un buen ejercicio escucharlo prestando atención a lo que dicen las canciones (ya sea escuchando o leyendo), para así poder hilar la relación entre las temáticas presentadas y esta historia auditiva que se nos entrega.

Pero finalmente, solo ellos tienen la respuesta real de qué es y qué significa este controversial álbum. Todo lo que tenemos claro es que The 1975 lo considera su mejor lanzamiento hasta el momento y que siguen siendo ellos mismos; reales y agradecidos, tan cercanos y abiertos como siempre –algunos integrantes desde las palabras, otros integrantes desde la música.

Su álbum más experimental resulta el más difícil de descifrar, pero aún si hay críticas variadas, es innegable que los cuatro preadolescentes que decidieron comenzar a hacer música el año 2002 están en la cima de su carrera musical y de sus vidas personales, y eso es todo lo que quienes seguimos a la banda podríamos pedir.

The 1975 siguen tan felices como siempre haciendo música juntos y su vínculo es igual de estrecho que siempre, resultando en una sinceridad única a la hora de crear y entregar, sinceridad que cada vez parece desaparecer más en los nombres grandes de la música y que agradecemos que el cuarteto de Wilmslow sea capaz de mantener.