Amor tóxico: The Smiths
Es martes de amor tóxico y hoy nos toca hablar de una de las bandas más icónicas en la música alternativa, una banda que dejó un gusto tal vez agridulce en los corazones de sus fans gracias a su separación. Así es, hoy es el turno de The Smiths, la banda de Manchester formada por Morrissey, Johnny Marr, Mike Joyce y Andy Rourke.
Corría el año 1982 y un joven Johnny Marr, luego de varios intentos fallidos por formar una banda, estaba en búsqueda de un buen cantante que también pudiera escribir letras. Fue así como, al ver en un programa de TV la historia de Jerry Leiber y Mike Stoller, decidió tomar un enfoque directo y, luego de averiguar la dirección de un tal Steven Patrick Morrissey, de quien había escuchado hablar por ahí, se apareció un día en su puerta. Llevaba un par de cassettes con sus composiciones y una propuesta que cambiaría sus vidas para siempre.
Según cuenta la historia (casi legendaria a estas alturas), la conexión fue instantánea, algo así como amor a primera vista. Luego de una larga conversación fue evidente para ambos que no sólo compartían un gusto obsesivo por la música y por la cultura pop, sino que sentían la misma desesperación por encontrar algo con significado en sus vidas, y ese día ambos encontraron exactamente lo que estaban buscando.
Las intensas personalidades dentro de la banda, sobre todo las de sus dos principales mentes creativas, hicieron que durante gran parte de la existencia de The Smiths solo tuvieran un manager estable, lo que fue en su primer año de existencia, y de ahí en adelante fue Johnny Marr quien estuvo encargado de este rol. Johnny fue precisamente quien, con una perfecta mezcla de confianza y soberbia, se dirigió a las oficinas del sello independiente Rough Trade a hablar con Geoff Travis para entregarle un cassette de lo que sería el primer single de su banda: “Hand in Glove”.
Sus primeros 3 álbumes, “The Smiths”, “Meat is Murder” y “The Queen is Dead” marcaron, cada uno en su propia forma, un periodo de revolución musical en el Reino Unido; sin embargo, esa no fue la única revolución causada por la banda. The Smiths fue una banda que siempre usó su música como una plataforma para hablar de asuntos que a sus miembros les importaban de verdad, es por eso que solamente tomaría un par de minutos de explorar su discografía para encontrar mensajes en contra del consumo de carne, el partido conservador Inglés y la monarquía británica, por dar unos ejemplos. Las letras de Morrissey, inspiradas en su amor por la poesía y el cine, junto a las composiciones en guitarra de Johnny Marr, fueron el lienzo perfecto para que la banda pudiera plasmar su pensamiento, y durante sus primeros años existió gran unión en el grupo.
Discrepancias con Rough trade y giras extensas trajeron problemas con las drogas para Andy Rourke, quien fue expulsado de la banda por Morrissey. Esto le fue notificado con un papel bajo el parabrisas de su auto diciendo, según el bajista, “Andy, ya no eres parte de The Smiths, adiós y buena suerte”. Parecía que empezaban las disputas dentro del grupo. Luego de unos meses, Rourke volvió a la banda antes de la grabación del álbum “The Queen is Dead”. Johnny Marr, por otra parte, lidiaba con problemas con el alcohol y la presión extra de actuar como manager de la banda.
«The Queen is Dead» fue lanzado en 1986, un álbum que para muchos marcó el peak de la banda, con “There is a Light that Never Goes Out” como una de sus canciones más famosas hasta el día de hoy, y el icónico mensaje contra la monarquía que el álbum traía impreso en su título y en su canción homónima. A fines de ese año, y en un acto que desató una guerra entre distintos sellos discográficos, The Smiths firmó con EMI. Luego de lanzar los singles “Shoplifters of the World Unite” y “Sheila Take a Bow”, las relaciones ya parecían estar desgastadas. El creciente foco de atención sobre la persona de Morrissey, sumado al entusiasmo de Johnny Marr por colaborar con otros artistas (Bryan Ferry, Talking Heads, entre otros) y las ganas del mismo Johnny por explorar otros géneros de música (como la electrónica, lo cual queda en evidencia tras la formación, un par de años más tarde, de Electronic, junto a Bernard Sumner) terminaron con la salida del guitarrista y fundador de la banda.
Este quiebre, que un par de meses más tarde culminaría en la separación definitiva de la banda, llegó meses antes del lanzamiento de su cuarto y último disco “Strangeways, Here we Come”, el cual explora un sonido quizás más ambicioso, y sin dudas distinto al trabajo previo de The Smiths. Al momento de la salida de Johnny Marr de la banda, se intentó proyectar una imagen amistosa y hubieron mensajes de buenos deseos en ambos sentidos. Luego de la disolución final de la banda se dispararon más disputas, principalmente por parte de Andy Rourke y Mike Joyce, quienes en 1989 demandaron a Morrissey y Marr por ‘diferencias’ en cuanto a los porcentajes que cada miembro recibiría por derechos de autor sobre la música de The Smiths. Finalmente, Rourke llegó a un acuerdo por 83 mil libras esterlinas, mientras que Joyce siguió con el juicio y lo ganó en una disputa que duró hasta el año 1996.
A pesar de la naturaleza reservada de la mayoría de los miembros de la banda, con el pasar de los años se han ido revelando más detalles sobre como The Smiths pasó del amor al odio, con Morrissey declarando en una entrevista con Larry King (2017) que no extraña al grupo, que eran “muy jóvenes” para saber lo que estaban haciendo y que “en verdad no se llevaban tan bien”. Por otra parte, Johnny Marr declaró en una entrevista que la contribución de Andy Rourke a “The Queen Is Dead” “no fue mayor a lo que cualquier otro bajista podría haber hecho”.
Debido al hermetismo que Morrissey y Marr han tenido sobre detalles del “quiebre” en su relación en cada entrevista que dan, hay cosas que tal vez nunca sabremos, pero esta relación que pasó de “lo más cercano al amor” a un distanciamiento total sin duda nos entregó un enorme legado musical que ha influenciado de una manera indescriptible el presente de la música independiente. Tal vez nunca veamos una reunión de The Smiths, pero en el mundo de la música nunca se sabe lo que pueda pasar, y como dicen por ahí “donde hubo fuego, cenizas quedan”.