Amor tóxico: Pink Floyd
Junio termina y con él se va nuestro especial de amor tóxico para dar paso a una nueva temática. Pero hay que cerrar el tema como corresponde, ¿no? Por ello hoy hablaremos de una de las bandas tóxicas por excelencia, donde la amistad se vio arriesgada tanto por sus personalidades como por sus decisiones en el negocio de la música: Pink Floyd.
La banda nació en 1964, fruto de la separación de una agrupación anterior de algunos integrantes junto con otros nuevos miembros. Pasaron por varios nombres y formaciones en tan solo un año, hasta que a mediados de 1965 ya eran la formación inicial de Pink Floyd, formada por Syd Barrett, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason. El nombre aún no estaba definido, ya que se toparon con otra banda llamada Tea Set y comenzaron a usar alternativamente el nombre The Pink Floyd Sound, que eventualmente decantó en Pink Floyd.
Tuvieron un inicio exitoso, se transformaron en una banda underground reconocida y lanzaron sus dos primeros sencillos de manera autogestionada, además de tener participación en el soundtrack de una película. «The Piper at the Gates of Dawn», su primer álbum, fue lanzado en 1967 y tuvo un buen éxito comercial en Estados Unidos.
Para ese entonces, la salud mental de Syd Barrett decaía y buscaba refugio emocional en el LSD, lo que sabemos, nunca es buena idea. Le costaba tocar en vivo y llegó a un punto en el que no era sostenible mantenerlo en los shows, por lo que invitaron a su amigo David Gilmour como apoyo de la banda. Esto no resultó bien, sin embargo. Decidieron que Gilmour tomase el papel definitivo en el escenario, dejando a Syd en la composición.
Syd era reconocido por su talento y su virtuosismo en la música. Al serle asignado el papel de compositor a tiempo completo, la música que escribía se volvió más compleja, abstracta, impredecible y difícil de ejecutar a un nivel técnico. Un seis de abril del 68 fue cuando el músico fue oficialmente separado de la banda, llevándose consigo a los productores originales de la agrupación.
Siendo él quien era el intérprete y compositor principal, su salida resintió tanto el sonido como la calidad de las composiciones de la banda. «A Saucerful of Secrets» fue un álbum que mezcló tanto el sonido antiguo de la banda como el que estaba por venir, contó con la participación de todos los integrantes, pero no tuvo el éxito del anterior. La banda sonora en la que participaron después, correspondiente a la película «More», tampoco brilló en el instante.
Entre «Ummagumma» y «Atom Heart Mother» su estilo se estableció como experimental y psicodélico y la popularidad de Pink Floyd aumentó. Este último álbum fue un trabajo improvisado que tanto Gilmour como Waters calificaron como basura, pero fue una basura que les abrió las puertas a tener una gira completa en Estados Unidos y a que mucha más gente les escuchase.
Le siguieron «Meddle» y «Obscured by Clouds», que son indudablemente buenos discos. «Live at Pompeii», concierto sin público en las ruinas de Pompeya, fue un hito en la historia tanto musical como del lugar. Otros proyectos como «Household Objects» no resultaron tan bien, este fue desechado ya que se trataba de crear un disco tocando en objetos que podían encontrarse en un hogar y terminó siendo muy poco práctico.
Fueron lanzados después los trabajos más icónicos de la banda a mediados de los setenta, «The Dark Side of the Moon» y «Wish You Were Here». En este último critican la industria musical y hablan de extrañar a Syd, dedicándole una canción de casi media hora, «Shine on You Crazy Diamond».
Fue grabando esto cuando ocurrió una de las anécdotas más famosas de la banda. Syd visitó el estudio y no fue reconocido por los integrantes en un inicio, debido a su cambio físico y salud decaída. Traía todo el cabello de la cabeza afeitado, cejas incluidas, y Wright mencionó en una entrevista a la BBC que hacía ruidos con los dientes.
Dijo también que chocante verlo así después de siete años sin contacto y precisamente mientras hacían esa canción; sin saber si era coincidencia, karma o destino. Y en esto mucha gente puede coincidir, ya que existe la opinión de que los integrantes de Pink Floyd abandonaron al creador de la banda en el momento que más lo necesitaba y que tuvieron la audacia de literalmente reemplazarlo por un amigo que dejó de comportarse como tal apenas fue incluido en el proyecto.
Es cierto que Waters y Gilmour ayudaron en los dos discos solistas de Syd, pero la historia no oficial cuenta que las intenciones no fueron del todo sinceras y que fue prácticamente una forma de establecer dominancia dentro de una lucha de egos en la que uno de los tres involucrados ni siquiera podía enfrentarse correctamente debido a su estado de salud mental y a su enfermedad relacionada con las drogas.
En el disco «Animals» la lucha de egos se vio más prominente que nunca. Cuenta la historia que Roger Waters empezó a hacer lo mismo que él criticaba a Syd, abarcarlo todo y llevarse los créditos, logrando solo compartirlos con Gilmour. Después de este lanzamiento, todos tuvieron proyectos en solitario, menos Waters, quien trabajó en «The Pros and Cons of Hitch Hiking», que terminó siendo su primer álbum solista, y otro lanzamiento clásico de la banda, «The Wall».
Trabajando en «The Wall», el líder de la empresa que gestionaba los ingresos de Pink Floyd fue descubierto en malversación de fondos y escapó del país. La banda perdió más de un millón de libras y se vio envuelta en deudas de impuestos, por lo que abandonaron el país para irse a Francia por un año. Este álbum trajo problemas para la banda. El trabajo solista de Wright, lanzado mientras Waters trabajaba en «The Wall», fue básicamente una queja desesperada por el manejo que este último hacía del grupo. También demostraba este trabajo que ciertos aspectos sonoros de «The Dark Side of the Moon» no provenían de los dos integrantes que se llevaban el estrellato.
Waters, incapaz de asumir responsabilidades, exigió que se bajase la categoría de Wright de integrante de la banda a músico acompañante. Si eso no sucedía, no entregaría las cintas de «The Wall». Richard Wright fue expulsado de Pink Floyd, pero quién se va es quien vuelve, y la banda lo contactó a última hora para ser el tecladista acompañante del tour. Este tour dio tantas pérdidas monetarias que, irónicamente, él fue el único en ganar una buena suma de dinero.
Wright criticó la fuerza creativa de la banda y no tuvo relación alguna con el álbum «The Final Cut», un disco que tiene valor simbólico al ser dedicado al padre de Waters y que tuvo buen recibimiento por la crítica, pero fue y es considerado uno de los peores álbumes de la banda. Y el drama no podía quedar atrás. Gilmour participó en una pequeña parte vocal de «Not Now John» y esto provocó discusiones entre él y Waters, quien decía que nadie era capaz de entender el mensaje que intentaba transmitir.
1985 llegó con un gran anuncio de parte de Waters durante el mes de diciembre: Pink Floyd ya no existía. Olvidó sin embargo un pequeño detalle, que el nombre de la banda no le pertenecía. El artista abandonó Pink Floyd, quedando los derechos legales para Mason y Gilmour, quienes siguieron trabajando en un nuevo álbum, «A Momentary Lapse of Reason», junto con Wright, quien regresó a la banda primero como músico acompañante y luego como parte de esta.
«Delicate Sound of Thunder» fue lanzado y después de esto se pudo ver más el valor musical de Mason y Wright, ya que Pink Floyd grabó canciones para «La Carrera Panamericana», donde se veían las primeras composiciones de estos artistas desde 1973 y 1975 respectivamente.
«The Division Bell» fue la cúspide de lo que podría llamarse la era de Gilmour. Fue un álbum en que todos los integrantes participaron, además de colaboradores externos. 1995 trajo el lanzamiento del directo titulado «P.U.L.S.E.», también uno de los trabajos más reconocidos de la banda. Sin Roger Waters de por medio, trabajar juntos parecía ser más fácil.
El año siguiente Pink Floyd ingresó al Hall de la Fama del Rock and Roll, instancia en la que Waters no estuvo presente debido al aún no superado drama. Aún así, Gilmour mencionó a Roger Waters y Syd Barrett en el discurso. Ganaron también su primer y único Grammy por «Marooned» en la categoría de mejor interpretación de rock.
Después de eso, la historia de la banda fue un tanto extraña. Se relanzó mucho material, hubo compilaciones (que recibieron también críticas por «sacar las canciones de contexto») y mucho contacto entre los integrantes, pero no presentaron material nuevo. Pink Floyd ya no existía, pero su alma seguía estando latente.
La banda se reencontró con su formación más duradera en el 2005 para un concierto del Live 8. Esta actuación, de cuatro clásicos de la banda, terminó con los cuatro integrantes abrazándose, una postal icónica de dicho show. Sin embargo, esto no quería decir que la relación con Roger Waters volviese a ser buena.
Pink Floyd aumentó en más de un mil porciento en sus ventas y estas fueron destinadas a diversas organizaciones de caridad. Unos meses después entraron en el Hall de Fama de la Música de Gran Bretaña. Wright no pudo asistir a esta instancia debido a que estaba siendo operado y Waters asistió mediante una videoconferencia, siendo Mason y Gilmour los únicos integrantes en aparecer en persona.
Durante el trabajo solista de Gilmour que procedió a estos hechos estuvieron presentes permanentemente tanto Mason como Wright. Waters también fue invitado a la gira, pero solo asistió a un concierto en Irlanda, donde interpretó junto a Gilmour «The Dark Side of the Moon» en su totalidad.
La relación que surgió en esta época siempre ha sido vista bajo una mirada crítica, pareciendo poco sincera y un tanto forzada. Dicho por el propio Gilmour, aceptó tocar en el Live 8 solo para apoyar las causas sociales de este, ver si Waters aceptaba y tratar de mejorar un poco la relación entre ellos. En su trabajo solista, Waters invitó también a los integrantes de la banda a unirse, o al menos a Mason y Wright. Mason aceptó, pero Wright declinó la oferta.
Syd Barrett falleció en el 2006 y, en un concierto en su honor durante el 2007, quedó más que marcada la separación entre Pink Floyd y Roger Waters. Se presentaron, sí, pero por separado. El año siguiente Mason dijo que Pink Floyd se reuniría por motivos de un concierto benéfico, plan que se vio imposibilitado por la muerte de Richard Wright unos meses después, el 15 de septiembre del 2008.
Han sacado más material como Pink Floyd, como por ejemplo «The Endless River» en 2014, pero es evidente que esta necesidad nace de una herida que nunca fue cerrada. En este álbum participaron los tres integrantes, sin que Waters tuviese relación alguna con la banda, pero su nombre siguió siendo mencionado al aclarar esto.
En la actualidad, Pink Floyd sigue en un estado ambiguo. Mason y Gilmour siguen trabajando juntos y David Gilmour habló sobre un posible regreso, a pesar de que él mismo dijo mil y una vez que había dejado atrás su pasado y que la banda ya no existía.
No sabemos si habrá más material o no, no sabemos qué sucederá con el futuro de la banda y si, tal como en el 2014, Wright participará de forma póstuma en caso de haber un nuevo lanzamiento, por lo que solo queda esperar. Con Pink Floyd nunca hubo nada seguro y, a estas alturas, nunca lo habrá.
Pero sí hay algo que podemos decir: Descansen en paz, Syd y Wright, almas creadoras cuya imagen fue aplastada por egos ajenos. Y, solo por si acaso, descansa en paz, Pink Floyd. Tu memoria no será olvidada.