I don’t speak English: Soda Stereo
Todo tiene un final en la vida y hoy es el día en que nuestra sección de bandas de habla no inglesa, «I don’t speak English», acaba. Hemos decidido no recomendar, sino hacer un tributo y dedicárselo a una de las bandas latinas más grandes, de esas que nos hicieron crecer y que se han vuelto parte de nuestro imaginario popular latino.
Son considerados la banda más influyente del rock en español y, sin duda alguna, son los suficientemente famosos para seguir en la boca de las personas casi 40 años desde su formación. Hoy estamos acá para echarle un vistazo a los inicios de su carrera.
Conformada por Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, Soda Stereo nació el año 1982 en Buenos Aires. Fueron en su momento grandes exponentes del hard rock, el rock alternativo, el new wave y el pop rock, acercándose a un rock más electrónico en su final. Dentro de las bandas de estos estilos, fueron una de las que consiguió un mayor éxito comercial, pero su trabajo nos deja ver que no se enceguecieron por la fama en un inicio y que, cuando sucedió, cortaron por lo sano y decidieron separarse.
Podría decirse que la creación de esta banda fue puro destino. Siendo veinteañeros recién estrenados, a principios de los 80’s Gustavo Cerati y Zeta Bosio buscaban ser parte de alguna banda punk rock que tuviese como inspiración la sonoridad de The Police y The Cure, pero en español. Eran compañeros de la facultad de periodismo y compartían algunas asignaturas, pero no eran cercanos.
Se toparon en Uruguay, cada uno de viaje con sus distintas bandas (la de Bosio incluyendo a Andrés Calamaro), y entre que la banda de Cerati fue estafada por la dueña de la disco donde tocaban y tuvieron que intentar vender todo lo que había cerca, crearon un vínculo que casi medio siglo después, podemos definir como de familia, de esos que resisten incluso grandes peleas. Con Calamaro en los teclados, eventualmente crearon una banda techno, pero el rock seguía llamándoles.
¿Cómo entró Charly Alberti a la ecuación, entonces? Bueno, por pura casualidad. Solía llamar a la hermana de Cerati, María Laura, para así invitarla a salir, pero esa insistencia era cuestionable y ella no quería contestarle el teléfono. En una de esas llamadas fue Gustavo quien contestó y, debido a un poco de charla banal, terminó enterándose de que Carlos, nombre de nacimiento de Charly, tocaba la batería y era hijo de un baterista de jazz famoso, Tito Alberti.
A la semana, Zeta y Cerati estaban visitando a Alberti con la intención de verlo tocar. Evidentemente, les convenció y la banda quedó armada. Pensaron en varios nombres, pero terminaron decantándose por Los Estereotipos. En las típicas lluvias de ideas que nacen cuando un proyecto es joven, llegó a sus mentes los nombres «Soda» y «Estereo», lo que terminó conjugándose en el nombre con el que conocemos a la banda hasta el día de hoy. Como anécdota, Tito Alberti se burló del nombre escogido y les dijo que por qué no llamaban mejor a la banda por el nombre en que se conoce un dispensador de soda de fabricación argentina. Charly, Zeta y Cerati no le hablaron por seis meses.
La primera vez que tocaron con este nombre fue en diciembre del 82, en el cumpleaños de un compañero de universidad llamado Alfredo Lois. Él terminó el director de casi todos sus videos musicales y su estilista, siendo reconocido por la banda como «el cuarto Soda». Queriendo más intensidad y acercarse a esa esencia punk, invitaron a un segundo guitarrista, Richard Coleman, quien tocó en la banda un corto tiempo. Fue parte de la grabación de algunos demos, entre los que destaca el icónico «¿Por qué no puedo ser del Jet-Set?», y terminó dejando el proyecto en buenos términos, ya que consideraba que sonaban mejor sin él.
Soda, después de una presentación en la discoteca Airport donde fueron ignorados, empezaron a hacer carrera en el mundo independiente de la escena musical de Buenos Aires. Empezaron con canciones propias y un par de covers de bandas como The Beatles y The Police, pero poco a poco profundizaron en su propia música. El segundo demo de la banda fue conformado por las canciones «¿Por qué no puedo ser del Jet-Set?», «Dietético» y «Te hacen falta vitaminas», y después de grabar su primer álbum homónimo, el resto es historia.
Con más de quince trabajos de estudio, más de noventa premios en América (y con más de un Premio Gardel en su poder), una gira titulada «Me verás volver» que nos dejó momentos icónicos, una discografía con temas que son imposibles de no cantar, la banda también incursionó en otros aspectos. Fueron los precursores en muchísimas cosas dentro de la música latina.
Los primeros en tener una transmisión en TV con sonido stereo, en usar el formato de CD con su álbum «Signos», en presentarse en Estados Unidos como plato único de un evento, en tener la mayor cantidad de fechas seguidas en el Teatro Gran Rex (14 presentaciones), en incluir un track interactivo en uno de sus discos, en hacer una gira internacional siendo un grupo de rock, en transmitir un concierto por internet (en 1996), entre muchas otras cosas. También han sido la banda que más gente ha congregado en conciertos en países como Perú, Venezuela, Colombia (bueno, la segunda, fueron «destronados»), Panamá, Chile y Ecuador.
Pre-pandemia iba a realizarse una gira tributo que contaría con la presencia de Zeta y Charly, además de un montón de destacados nombres como Rubén Albarrán, Benito Cerati, Richard Coleman, Adrián Dárgelos, Andrea Echeverri, Álvaro Henríquez, Juanes, Mon Laferte, León Larregui, Chris Martin, Draco Rosa, Fernando Ruiz Díaz, Gustavo Santaolalla y Julieta Venegas. Esto quedó en pausa, pero esperamos en un futuro poder revivir la historia de la banda mediante este megaevento. De momento, no queda más que agradecer el legado de la banda y esperar a ver qué se viene.
Muy cliché, pero es imposible cerrar este segmento sin decirlo: Soda Stereo, gracias… totales.