Cover Art: Arctic Monkeys

Continuamos la semana con nuestro especial de los martes titulado “C o v e r Art”, y viene de la mano de una banda de garage que irrumpió en la industria de la música con tanta fuerza que se convirtieron en un fenómeno cultural, además de referentes de estilo para toda una generación. Hablamos de Arctic Monkeys.

«Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not», su primer disco, sintetiza la mirada de un joven inglés sobre la cotidianeidad de la escena indie local, además de las problemáticas de la clase obrera inglesa, con un sonido crudo, veloz y muy poderoso. En sus primeros shows le regalaban demos a los asistentes, para que cuando volvieran a verlos se supieran las canciones.

El protagonista de la carátula es un amigo a quien enviaron a emborracharse para sacarle un par de fotos. Además, se negaban a firmar con grandes discográficas, lo que constata que eran una banda auténtica que merecían la reputación que tenían en sus inicios. 

En su estética se nota la innegable influencia del grunge, con camisas de franela a cuadros, jeans holgados, zapatillas sucias y poleras tipo polo, además del cabello de Turner, arreglado con gel en cuestionables peinados, conforman este look adolescente que se ha vuelto inmortal.

Con el siguiente trabajo, «Favourite Worst Nightmare», redoblan la apuesta sonora del primero en un sonido más violento, directo y de garage, de la mano principalmente del baterista y los ritmos frenéticos con los que construye la espina dorsal de este nuevo sonido, más redondo y consolidado que el anterior.

En su portada se ve un paisaje urbano desolado, una simple estructura habitable de dos pisos, y es a través de las ventanas que se pueden ver esbozos de esta energía que resalta en el álbum. Mediante colores contrastantes y poco armónicos la banda expresa esta energía reprimida e imposible de contener por más tiempo.

«Humbug» llega con nuevos pequeños cambios, una atmósfera un poco más oscura pero también más melodiosa. La estética migraba lentamente a aguas más adultas, con ropa más sobria y ajustada y cabellos largos con reminiscencia a los años 70s, lograban que sus fans no solo quisieran escuchar su música, sino que además querían verse como ellos. Aún así, el arte que representa este disco es una fotografía casual, con la banda usando prendas del día a día como polerones y chaquetas de mezclilla. Cabe decir que la timidez adolescente que muestra Turner en el simple pero hermoso vídeo de «Cornerstone» se desvanece por completo de aquí en adelante.

En una nueva búsqueda para su 4to disco, «Suck It And See», dejan de lado el rock pesado para apostar por un sonido un poco más “amigable”. Vuelven a tomar elementos de crudeza del primer álbum, pero adoptando todos los matices estéticos ganados a través de los años. Con melodías pop sobre bases más rockeras y un cambio drástico en su estilo visual, con la carátula más simple del montón (el nombre del álbum en un fondo descolorido), comienzan a mostrarnos una confianza que podría haber estado allí siempre, oculta bajo el cabello largo y los complejos del acné. 

El sonido más pop que se asomaba en el «Suck It And See», aparece de lleno en el «AM», que se transformó en una revolución estética, tanto para la banda como para los fans. Acá se respira pura actitud y confianza en cada movimiento sobre el escenario y cada nota que tocan y cantan. Es un álbum muy sensual, un revival del rockabilly con influencias marcadísimas de Elvis, Cash, Bowie, Sinatra, etc. Una mirada hacia el pasado que elevó su nivel de sofisticación y masculinidad y un Alex Turner completamente consciente del lugar que llegó a ocupar en el mundo de la música. 

En su última era, el «Tranquility Base Hotel & Casino» abre con la decidora idea de que “solo quería ser uno de los Strokes”, y nos hace imposible concebir que esos chiquillos desaliñados se convirtieron en esto. Ya enterrado bajo una década de cambios y bajo un montón de influencias, su evolución se hace patente. Chorrea elegancia y opulencia con looks cuidados y varoniles, los Arctic Monkeys, luego de su eterna adolescencia, llegan por fin a la adultez.  

Junto a esta evolución, toda una generación de personas fanáticas de la música alternativa evolucionamos y crecimos. Los Arctic Monkeys se han vuelto un referente al haber sido una banda con la que podíamos identificarnos. Crecieron rápido, quizás más rápido que nosotres, pero nos han acompañado con la misma pasión desde que eran un grupo de jóvenes con sueños aparentemente inalcanzables. Ahora que sus sueños se cumplieron, siguen estando ahí, y no podemos hacer más que esperar con ansias lo que se venga en un futuro.