A 10 años de «The English Riviera»: La consagración de Metronomy
La banda inglesa liderada por Joe Mount contaba con tres álbumes publicados el 2009. Dos años después publicarían el proyecto que cambiaría la dirección de toda su carrera: «The English Riviera». Este se alejó de las raíces electrónicas que caracterizaban al grupo hasta ese entonces, instaló un fructífero cambio de estilo que se adueñó de un pop-rock más que interesante.
La modificación del sonido que la banda traía consigo es notable y estuvo otorgado a la sustitución de sus integrantes. Incorporaron a Anna Prior en batería y Olugbenga Adelekan en bajo, alterando el carácter a propósito ruidoso y desprolijo de sus álbumes anteriores para llevar a cabo una obra un poco más firme y determinada desde un principio.
El arte de tapa evidencia todas las sensaciones que se pretenden y se logran transmitir: el amarillo representando el sol abrasivo que se refleja en el azul del mar, y este, a su vez, se pierde en el celeste del cielo. Todo esto contrasta con la imagen central de una palmera a contraluz, indicando que siempre estarán presentes los momentos un poco más oscuros.
Con aires cálidos, el deseo de un verano europeo se hace presente en cada rincón del álbum. Treinta segundos de violines y sonidos de gaviotas entremezclados con las olas del mar dan paso a la exquisita «We Broke Free», canción que anticipa el clima posterior y donde el vocalista nos promete, en las líneas que abren el álbum, llevarnos a recorrer un lugar único (“so get yourself fixed up, I’ll take you out round town, I swear you’ll never witness anything quite as fine”).
Se suma al tracklist la radiante y sensible «Everything goes my way», con voz y coros de Roxanne Clifford, que le dan cierta dulzura a una historia que trata el amor y el desamor simultáneamente.
Si bien las canciones que más resaltan del álbum son «The Look» y «The Bay», que cuentan con un sonido mucho más bailable y pegadizo, el vasto océano musical que ofrece Metronomy se hace notar y nos regala melodías más nostálgicas como las de «Trouble» o «Some Written».
Y a pesar de la frescura ya establecida, todavía quedan vestigios de su pasado ligado a la electrónica, del que se hacen eco en canciones como «Loving Arm» o el cierre del álbum, «Love Underlined».
Líricamente no se detecta una conexión explícita entre las once canciones que recorren el disco, sin embargo existe un optimismo que predomina tanto en las letras como en el sonido y que anuncia un aire esperanzador que nos invita a empezar de nuevo y a soñar con vacacionar en la Riviera inglesa.
Cargado de una atmósfera gentil, suave y sin apuros, «The English Riviera» se convierte en un álbum ideal para relajarse y disfrutar de canciones delicadas, con sonidos pulidos que ofrecen calidad en cada segundo, logrando un buen equilibrio entre distintos contrastes. La consecuencia directa de una obra tan cuidada llevó a Metronomy a consolidarse como una banda visionaria de la cual siempre puede esperarse más.