
Jueves de Cine: «Tick, Tick… Boom!»
El primer jueves de cine del año viene con una historia conmovedora adaptada en un musical que sobre un musical que no parece tanto un musical. Suena algo extraño, pero incluso a quienes detestan los musicales puede que les guste. Hoy hablamos de «Tick, tick… Boom!».
Es un drama musical estadounidense dirigido por Lin-Manuel Miranda, conocido por componer los musicales teatrales «Hamilton» e «In The Heights», que debuta como director con esta película, protagonizada por Andrew Garfield. Se estrenó en el AFI Fest el 10 de noviembre del 2021 y está disponible en Netflix desde el 19 de noviembre.
«Rent» es un musical teatral estrenado en enero de 1996, y relataba la vida de un grupo de jóvenes artistas de Manhattan que lidiaban con el amor y la pérdida en el apogeo del SIDA. Su éxito fue tal que duró 12 años en Broadway, además de documentales y adaptaciones a diversos medios. Esta obra fue escrita por Jonathan Larson, un dramaturgo estadounidense que destacó por tratar abiertamente temas como la homosexualidad, la homofobia, el SIDA y el multiculturalismo en sus obras, pero que tristemente nunca pudo ver su impacto ya que a los 35 años, un día antes del estreno de «Rent», falleció de una aneurisma cerebral.
«Tick, tick… Boom!» nos cuenta la historia de Jonathan Larson, que en vísperas de su cumpleaños n° 30 se encuentra sin dinero, frustrado y forcejeando contra su propio proceso creativo, tratando de terminar su primer musical, «Superbia». Miranda y su guionista Steven Levenson tienen la compleja tarea de adaptar la película del musical homónimo de Larson, descrito como un “monólogo de rock”, tomando elementos de sus presentaciones teatrales para recrearlo y usarlo para envolver los eventos del film, entonces el producto final tiene a Jonathan contandonos los eventos a través de su musical, y además podemos verlos ocurrir en la pantalla.
Se remarca la obsesión del protagonista con el tiempo; con su edad en comparación a otros artistas que alcanzaron el éxito más jóvenes que él, con la fecha de entrega de «Superbia», con sus cuentas por vencer, con la enfermedad de un amigo e incluso, sin saberlo, con su propia muerte prematura. Toda esta presión comienza a fracturar su relación de pareja y su relación con su mejor amigo, a quién juzga un poco por renunciar a sus sueños artísticos para alcanzar un mejor nivel de vida.
Algo que la película hace muy bien es ubicar los números musicales, haciendo que la mayoría se sientan de lo más orgánicos, formando parte de ensayos, de la misma obra musical, de una fiesta o del mundo interno del protagonista. Andrew Garfield tuvo que aprender a cantar para su rol en el film, y podemos asegurar que entrega todo de sí para no desentonar e incluso destacar en la producción con su voz, que además de sonar afinada, chorrea emociones cada vez que canta.
Jonathan Larson tiene los créditos de toda la música de la película, ya que todas las canciones son parte de su obra «Tick, tick… Boom!» o de otros proyectos, e incluso podemos encontrar algunos videos en Youtube donde él mismo las interpreta. «30/90» nos habla de su ansiedad por la edad que está pronto a cumplir y «Boho Days» es la canción de la fiesta, donde enumera a todos los compañeros de departamento que ha tenido en solo 4 años, y lo bello pero también lo no tan bueno de la vida bohemia que ha decidido llevar.
«Johnny Can’t Decide» habla sobre lo difícil que se le hace tener que dejar de lado un aspecto de su vida para cuidar otro, y en «Therapy» vemos el desenlace que esto tiene en su relación de pareja. Luego de enterarse de la enfermedad de su amigo, en «Why» nos habla de su bella amistad con Michael y el amor por el arte que los une. En medio nos encontramos con canciones menos emotivas pero más espectaculares como «Sunday», sobre la gente que decide gastar su dinero y desayunar fuera los domingos.
A pesar de la ansiedad y el cansancio que sufre el protagonista, y que sentimos también quienes nos identificamos con él, también está la esperanza que nos alienta a no rendirnos sin importar nada, a no mermar el arte en favor de intereses económicos. Es una película que nos invita a aprovechar la vida, que puede ser corta, que celebra a los soñadores, que muestra que las ganas de hacer arte son un arte en si mismo y celebra por sobre todo la vida de Larson, que no tuvo la posibilidad de ver cómo su obra le daba alas a millones de sueños.