
Stranger Things
Nuevamente el calendario nos indica que es jueves, y esta vez hablaremos de una serie para variar, una serie que nos trajo una ola de nostalgia ochentera, acompañada de monstruos interdimensionales. Nos referimos a «Stranger Things».
Escrita y dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer y co producida y distribuida por Netflix, su primera temporada fue estrenada en julio del 2016 con un elenco principal conformado por niños de 10 a 15 años en su mayoría, acompañados por un grupo de actores jóvenes y algunas leyendas de la actuación como Winona Ryder y David Harbour.
***Si están leyendo esto, esperamos que ya hayan visto lo que va de serie, y si no, prepárense para un montón de spoilers y un precario resumen.*** La historia comienza en el pueblo ficticio de Hawkins durante los años ochenta, cuando Will Byers desaparece misteriosamente y su madre junto al jefe de policía comienzan una desesperada búsqueda. Poco después aparece Eleven, una extraña niña fugitiva con poderes telequinéticos, que ayuda a Mike, Lucas y Dustin a buscarlo, sin saber con los horrores que se encontrarán.
Resulta que esta no es la única dimensión que existe, también está el “Upside Down”, una realidad parecida a esta, pero terrible, oscura y siniestra, llena de monstruos y fuerzas malignas que aún no está claro de dónde salió. Eleven es resultado de experimentos bastante poco éticos en un grupo de niños, del cual aún desconocemos su propósito, pero ella resultó ser la más poderosa, y una de las pocas que logró escapar.
En cada temporada, alguno de los monstruos del “Upside Down” se cuela a este mundo y/o secuestra niños y jóvenes a su mundo, a veces los mata y a veces solo los traumatiza severamente o posee su conciencia. El nombre de estos monstruos suele darse a conocer a través del juego que esté jugando el grupo de amigos, que suele ser “Calabozos y Dragones”, donde aparece el Demogorgon, los Demodogos, el Azotamentes y Vecna. Ah, y en la tercera temporada se cuelan los rusos en la historia, siendo estos seres fríos y malvados que siempre son en las producciones estadounidenses.
Cada temporada nos brinda iconos memorables, como lo hizo la primera con el teléfono y las luces de navidad, la segunda con «Los Cazafantasmas» y los dibujos de Will, la tercera con la vívida estética del 4 de Julio y la cuarta con «Nightmare on Elm Street». Vemos a los niños crecer y enfrentar la adolescencia y los cambios tanto físicos y emocionales como en sus relaciones entre ellos mismos, todo esto lidiando con los traumas que son inevitables al pelear con fuerzas malignas y desconocidas.
Si bien la historia es entretenida, emocionante (la mayoría del tiempo) y llena de referencias a la década de los 80, hoy nos centraremos en la primera y cuarta temporada, ya que tienen cosas cruciales en común: la importancia de la música. Es cierto que todas las temporadas cuentan con un soundtrack impecable, que ayuda aún más a sumergirnos en la época en la que está situada, pero estas dos temporadas tienen algo especial.
Pero hay que empezar por el principio. La banda sonora original de toda la serie está compuesta por Michael Stein y Kyle Dixon, de la banda electrónica Survive. Esto incluye la icónica canción de los créditos titulada «Stranger Things» y toda la música que crea la atmósfera ochentera y juvenil, pero también oscura y misteriosa. Hacen un gran uso de los sintetizadores en homenaje a artistas y compositores de la época como Vangelis, Teenage Dream, John Carpenter, entre otros. Esta atmósfera se acompaña de temas famosísimos de grandes artistas, como The Police, Joy Division, Toto, New Order, DEVO, Duran Duran, Queen, Billie Holiday, Cyndi Lauper, Madonna, Wham!, Peter Gabriel, KISS, Journey, Dead or Alive, entre muchísimos otros.
En la primera temporada, la canción «Should I Stay or Should I Go» de The Clash es crucial en la trama. Primero nos muestra la fuerza del lazo entre Will y su hermano mayor, Jonathan, cuando este le muestra la canción por primera vez, mientras su madre discute por teléfono con su padre negligente. Jonathan le dice que no tienen que gustarle las cosas solo porque otros se lo dicen, pero a Will le gusta genuinamente la canción, y una vez que desaparece, la usa para comunicarse con su madre, su hermano y sus amigos. Algo de esto se arrastra también a la segunda temporada, cuando es poseído por el Azotamentes y Jonathan pone la canción para llamarlo de vuelta en sí.
La cuarta temporada, además de mejorar mucho en calidad comparada con la segunda y tercera, nos trajo otra canción ícono: «Running Up That Hill (A Deal With God)» de Kate Bush. La popularidad de la serie impulsó la canción (de ya 37 años) al número uno de muchísimas listas musicales, dándose a conocer a muchísima gente nueva e incluso haciéndose viral en tik tok, pero es que su importancia en la temporada es insuperable.
Cuando Max descubre que será la nueva víctima de Vecna, todo el grupo de amigos comienza a buscar formas de ayudarla y Nancy junto a Robin van al psiquiátrico a visitar a Victor Creel (interpretado por Robert Englund, el Freddy Krueger original), quien creen que es el único sobreviviente de la maldición. De esa visita aprenden que la música llega a partes del cerebro que el resto de las cosas no y que en el ataque que sobrevivió Victor, estaba sonando su canción favorita: «Dream a Little Dream of Me» interpretada por Ella Fitzgerald.
Es entonces cuando Vecna actúa sobre Max y en una escena desesperante le dicen a Dustin que deben ponerle su canción favorita. Lucas la encuentra y le pone los audífonos segundos antes de que comience a flotar en el aire. Mientras tanto, la conciencia de Max está en el upside down, afrontando sus peores traumas, encontrando los cadáveres de las dos víctimas anteriores y confrontando al mismo Vecna, quien ya la tiene en sus manos para cuando comienza a escuchar su canción. Entonces encuentra fortaleza en sus recuerdos bellos, en sus aventuras con su grupo de amigos, logra liberarse de las manos del monstruo y comienza a correr, tal como dice la letra, hasta que despierta en su cuerpo y en su realidad.
Es así como esta serie no nos muestra una, sino que dos veces que la música puede unir a las personas, volver a traer recuerdos que se pensaban olvidados, evocar épocas pasadas en las que ni siquiera vivimos, e incluso tiene el poder de salvarnos la vida. Luego de esta grandiosa primera parte de la cuarta temporada, se vió restaurada nuestra fé en la serie y esperamos con ansias la segunda parte y la temporada 5 y final. Ah, y mención honrosa a «Pass the Dutchie» de Musical Youth, la canción de Argyle, uno de nuestros amores nuevos de la cuarta temporada.