STRANGE FRUIT

20-06-2022 | Lunes de Icónicos

Por: Javiera Cárdenas

«Strange Fruit» se volvió la canción más destacada de la cantante Billie Holiday en un contexto de discordia política para la vida de las personas negras en EE.UU. Desde 1939, la canción logró tener un valor icónico de protesta, llegando a convertirse en el principal himno contra el racismo, y que en consecuencia, su interpretación meditó una batalla en la vida de la cantante contra la persecución policial.

Luego de iniciar con una desgarradora trompeta, la voz de Billie describe en tres estrofas con ásperas palabras los linchamientos contra afroamericanos a comienzo del siglo XX. La construcción de la obra originalmente forma parte de un poema escrito por Abel Meeropol, profesor judío, blanco, criado en el barrio neoyorquino del Bronx.

En aquel escenario, el país prevalecían bajo las leyes que validaban la segregación racial y recaían sobre una supremacía blanca contra la que, desde principios de la década del 30, activistas por la causa intentaban combatir.

Anterior a las obras de Meeropol y Holiday ningún artista se había atrevido abordar el tema de manera tan directa como lo hizo «Strange Fruit». Desde su primera interpretación en el Café Society del bajo Manhattan, logra ser pionera en el mundo del espectáculo con mensajes antirracistas que sustituyó los aplausos del público por completo silencio.

El impacto de los neoyorquinos estuvo dividido entre la fascinación por el coraje de su mensaje y la sensación de incomodidad e indignación de quienes asistieron solo en búsqueda de entretención. Aquellos ánimos en el bar durante 1939, fueron realmente intensificados por el carácter minstrel del lugar, que suponía la práctica de blackface en los espectáculos como un tipo de maquillaje que reforzaba estereotipos de negritud.

Aquella “fruta extraña” (strange fruit) de la que habla el poeta, fue inspirada en una fotografía de los cuerpos de Thomas Shipp y Abram Smith colgados de un árbol con ayuda de una cuerda, intentando, por medio de la metáfora, construir un relato de protesta de estos actos.  

“De los árboles del sur cuelga una fruta extraña. Sangre en las hojas y sangre en la raíz. Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña. Extraña fruta cuelga de los álamos. Escena pastoral del valiente sur.” «Strange Fruit».

Desde esta primer presentación, sin duda alguna, la cantante no se imaginaría las constante persecuciones de las que sería victima posteriormente por la Oficina Federal de Narcóticos. Organismo encabezado por el comisario Harry Aslinger, hombre fijado en una guerra contra las drogas, con las cuales Billie tenía problemas, y detractor de la música jazz y el ambiente a rodeaba a este tipo de música. Resultando una negativa determinante de callar las letras de Holiday con actos constantes de acoso.  

Eventualmente, cada uno de sus espectáculos traerían para el final la pieza con la que Holiday peleó toda su vida por interpretar. Es su autobiografía «Lady sings the blues» narra el choque emocional que liberaba con «Strange Fruit», a raíz de su propia voz se conoce los dolorosos ataques que sufría luego de interpretar la canción. A lo cual, tras varias sucesos se le prohibía cantarla, ya que cada vez su integridad emocional y la del público se veía trastornada.

El éxito de esta obra musical puede medirse por su carácter de canción política además del alcance en las listas de éxitos a las pocas semanas de su lanzamiento, junto al reconocimiento de TIME Magazine en 1999 nombrándola como la canción del siglo.