
«Dark Night of the Soul»
Era el año 1578 (o eso se cuenta) cuando el fraile y poeta español Juan de la Cruz simbolizó el proceso místico que sufre el alma cristiana para alcanzar la unión divina a través de su poema «La Noche Oscura del Alma». ¿Y qué tiene que ver esto con la música alternativa? Pues más de cuatrocientos años después, dicha metáfora serviría de referencia principal para dos músicos y el desarrollo artístico de una propuesta tan ambiciosa como icónica, y a la cual dedicamos el especial del día de hoy. Nos referimos a «Dark Night of the Soul», álbum colaborativo del músico y productor Danger Mouse junto a Sparklehorse, proyecto del hoy difunto Mark Linkous.
En él, la lista de colaboradores suma y sigue. Cada una de sus 13 canciones cuenta con alguna colaboración distinta, entre las que nos podemos encontrar a The Flaming Lips, Iggy Pop, Black Francis de Pixies, Vic Chesnutt, James Mercer de The Shins, Gruff Rhys de Super Furry Animals, Nina Persson de The Cardigans, Julian Casablancas y hasta el mismísimo David Lynch, entre varios otros.
Envuelto durante mucho tiempo en problemas legales, este proyecto de colaboración único se convertiría también en un disco póstumo, pues a su lanzamiento oficial en en tiendas el 12 de julio de 2010 le precedieron los suicidios de Mark Linkous y Vic Chesnutt.
Además del trágico suceso que marcó el lanzamiento del álbum, este también se caracterizó en un principio por todos los problemas legales que se interpusieron en su desarrollo. En primer lugar, el disco había sido pensado para acompañar a un libro fotográfico de David Lynch, inspirado en la música colaborativa que Danger Mouse y Sparklehorse habían grabado hasta el momento. Sin embargo, tras una larga disputa legal con EMI, su disquera, el proyecto estuvo a punto de ser tirado por la borda. Tanto es así, que cuando se pensaba que la noche oscura del alma nunca vería la luz del ser lanzado formalmente, los realizadores procedieron a vender el libro de fotografías de Lynch a través de la web, el cual incluía un CD en blanco que sugería a los compradores “piratear” la música del álbum, ya filtrada para esa fecha. “Por razones legales, el CD incluido no contiene música. Úsalo como quieras”, podía leerse en una etiqueta de las copias.
La idea de Mark Linkous y Brian Burton (nombre detrás de Danger Mouse) de trabajar juntos vendría de los tiempos del primer álbum en solitario de este último «The Grey Album» (2004), famoso por ser el mash-up entre el disco blanco de los Beatles y el disco negro de Jay-Z. Su admiración hacia Burton llevaría a Linkous a ofrecerle una colaboración en su disco de 2006 «Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain», abriendo las puertas de lo que terminaría siendo el sonido de «Dark Night», caracterizado por su impresionante consistencia y cohesión.
Mucho se ha escrito acerca de la sobredosis de Valium, antidepresivos y alcohol de Mark en 1996 mientras estaba de gira con Radiohead, y que lo llevó a la “muerte” por varios minutos. No hay necesidad de entrar en detalles sórdidos, pero es que, por un lado, es imposible separar la producción artística de Linkous de su pasado problemático cuando a menudo trata temas tan oscuros. Y eso es, precisamente, lo que hace que colaboraciones como la de David Lynch den cuenta de un contraste tan interesante. Mientras que algunos artistas han pasado sus carreras creando mundos monstruosamente oscuros, el líder de Sparklehorse ha pasado gran parte de su vida en uno.
Por otra parte, Danger Mouse, quien también tiene un historial de imbuir sus proyectos con una atmósfera extraña y hasta a veces siniestra (en proyectos como Gnarls Barkley, DANGERDOOM o Broken Bells, entre otros), hace mucho más que simplemente complementar la banda sonora con su peculiar y alucinante magia de computador. El músico y productor tiene una habilidad sobrenatural para aprovechar las fortalezas de sus colaboradores, quienes aportan con mucho más que con sólo sus voces. Está claro que la mayoría, si es que no todos, estuvieron involucrados en el proceso de composición, y por esta misma razón es que muchas de las canciones podrían confundirse fácilmente con obras de otras bandas.
Tonal y temáticamente, es un vaso alto del mismo cóctel emocional de asombro y depresión que Linkous había estado sirviendo desde que grabase su debut en 1995, «Vivadixiesubmarinetransmissionplot». Lo que diferencia a «Dark Night of the Soul» de los álbumes anteriores de Sparklehorse, además de su increíble cantidad de colaboraciones, es su ambición narrativa. No es exactamente un álbum conceptual, siendo demasiado impresionista y evitando un arco narrativo tradicional, pero su objetivo es, obviamente, llevar al oyente a un viaje existencial y melancólico, de la misma forma en que el místico cristiano hubiese intentado con su poema cuatro siglos atrás. Desde monólogos meditativos sobre la angustia romántica en «Revenge», cantada por Wayne Coyne, hasta delirios confusos sobre el autodesprecio y la misantropía en «Pain», cantada por Iggy Pop, todas las canciones describen, confrontan, lamentan, o reflexionan sobre la profunda crisis espiritual que sugiere el título del álbum.
Pero no todo es necesariamente deprimente. La mayor fortaleza de Linkous es su extraña forma de ver incluso las circunstancias más sombrías con un desapego caprichoso y, en momentos fugaces, transformarlas en algo alegre. Esto es exhibido al final del álbum, particularmente en 2 de sus últimas canciones, ambas interpretadas por artistas femeninas: «Daddy’s Gone», con Nina Persson, y «The Man Who Played God», con Suzanne Vega, las cuales guardan la mayor similitud con trabajos anteriores de Linkous: pequeñas gemas pop efervescentes tocadas en guitarra que seducen al oyente con sus melodías listas para la radio.
Pocos álbumes pop/rock contemporáneos han hablado de la condición humana con tanta elocuencia, y dado al oyente tanto placer en el proceso, como «Dark Night of the Soul». No es exagerado decir que Danger Mouse y Sparklehorse, al dar testimonio del gran nivel que puede alcanzar la creación artística cuando visionarios de distintas disciplinas unen sus talentos, terminaron creando una obra maestra.