De Vuelta a la Adolescencia: El regreso de The Used y All Time Low

01-03-2024 | Reseñas

Reseña por @valsblues
Fotografía por @rene_bravo_fotografia (Vía Transistor)

Desde el año pasado parece ser que muchas bandas pertenecientes a la escena alternativa, pop punk y rock han tenido la intención de regresar a Chile, y es que, tras la ola de conciertos que incentivó el término de la pandemia, las ganas de ver a artistas favoritos en vivo es irresistible, así como las ganas de estos de regresar a distintas partes del mundo y reencontrarse con su público fuera de su propio país.

Es en este contexto que la noche de este jueves 29 de febrero fue testigo de la vuelta del rock y pop punk al Teatro Coliseo de Santiago, en donde las bandas The Used y All Time Low se presentaron nuevamente en nuestro país tras doce y nueve años de espera respectivamente.

Los encargados de encender los ánimos fueron la banda de pop punk chilena Peor Es Nada, que con temas como «Detén el tiempo» y «Ya Es Muy Tarde» lograron hacer entrar en ambiente a los fanáticos del género que estaban listos para una noche de saltos, gritos y mosh pits.

“Esto es Toxic Positivity”. Con la bandera de Chile puesta en el escenario, cables, micrófonos y detalles instrumentales rosados alusivos a su más reciente era y apoyo audiovisual, el grupo de rock alternativo oriundo de Utah, formado por el guitarrista Joey Bradford, bajista Jeph Howard, baterista Dan Whitesides y vocalista Bert McCracken, The Used, abrió el show con toda la fuerza que implica un gran regreso, interpretando la icónica canción e himno dentro de la escena emo «Pretty Handsome Awkward», tercer sencillo de su tercer álbum de estudio «Lies For The Liars». Con sus éxitos «Take It Away» y «The Bird and The Worm» e interactuando inmediatamente con la fanaticada, que les recibió a gritos tras doce años desde su última visita en 2012, McCraken y compañía pudieron notar enseguida el cariño que les esperaba hace más de una década, manifestándolo con enormes sonrisas luego de terminar «Listening».

Estableciendo lo bueno que era estar de vuelta en Chile y refiriéndose a la gente del público como “muy bonita”, Bert pidió formar un circle pit como es costumbre en este tipo de shows, lo que se generó, por supuesto, en «Blood In my Hands» y que desató la euforia de la expresión musical a través de las letras y sonidos de la canción, que se manifiestan en una transmisión pura de la angustia y resentimiento, reflejándose en la libertad corporal que se tomaron sus devotos fans al volverse uno en un gran público que les conecta el mismo sentimiento. Así mismo sucedió con «Fuck You» que, como es costumbre, el cantante pidió al público sacar el dedo del medio y realizar cantos para introducir el single lanzado en 2022, y que pavimentó el camino para un nuevo álbum luego de «Heartwork».

La energía fue total al interpretar canción tras canción que dejó ver los rasgos más definidos de su producción musical en donde destacan los arreglos clásicos del rock, screamo y post hardcore de los 2000, complementando las letras desgarradoras y catárticas que caracterizan a The Used.

Uno de los momentos más entretenidos del concierto se dio tras una improvisada interpretación de un fragmento de «Gangsta’s Paradise» de Coolio, luego de la cual el vocalista introdujo la siguiente canción, «People Are Vomit»,  diciendo que “es sobre los Estados Unidos”, lo que provocó un instantáneo abucheo del público, las carcajadas de la banda y el incentivo de Bert a este actuar. Esta canción fue el primer single de «Toxic Positivity» y trata sobre no querer vivir en la tierra perdida que es norteamérica, desde una perspectiva pesimista pero realista de la actualidad social en donde no hay esperanza en el futuro ni en la gente, jurando lealtad solo a él mismo. Al final el cantante pidió volver a abuchear en armonías.

Apelando a un momento más serio y disculpándose por no hablar español, Bert introdujo «Giving Up», el tercer single y el punto más sensible de «Toxic Positivity», en donde el vocalista se refiere a su lucha contra su salud mental, muchas veces queriendo “irse” pero encontrando salvación en las pequeñas cosas y, cansado de la miseria, esta vez se da una oportunidad para no rendirse, y es también lo que invita a hacer al público:

“Esta canción es sobre mi ansiedad y mi depresión, solo quiero decir que la música salva vidas, esta música ha salvado mi vida una y otra y otra y otra vez… no se rindan en ustedes mismos…”

La emotividad de la noche no terminó ahí, pues “Roberto”, como se reconoció en español el cantante, impulsó un momento de ternura pidiendo al público extender un brazo y abrazar a la persona del lado para introducir «I Caught Fire», una canción que la banda describe como de amor y en donde se desataron coros que transformaron el sentimiento en pura devoción.

Para ir culminando el show, la energía de desahogo volvió con «All That I’ve Got» y «Buried Myself Alive», maravillando al público con clásicos infaltables de la discografía, así como «Taste of Ink» que trajo todos los recuerdos de una adolescencia o temprana adultez frustrante y difícil que, si eres fan de la banda, probablemente viviste y es posible identificarse con el sentimiento de incertidumbre respecto a la vida y el intento desesperado de superación que llegue eventualmente a manos propias.

La banda se despidió pidiendo un abucheo para ellos mismos antes de «A Box Full of Sharp Objects» y se retiraron del escenario con un fragmento de «Smells Like Teen Spirit» de Nirvana que hizo a todes cambiar el switch y saber que había acabado, pero haciendo el adiós menos cortante.

Siguió el turno de All Time Low y los miembros oriundos de Baltimore que regresaban al país luego de nueve años. Se instalaron en el escenario ante luces azules y el logo perteneciente a su más reciente era, «Tell Me I’m Alive». Con el guitarrista Jack Barakat, bajista Zach Merrick, baterista Rian Dawson y vocalista Alex Gaskarth en lugar, el show tuvo un enérgico inicio que de inmediato hizo estallar al público con «Lost in Stereo» seguido de «Damned If I Do Ya (Damned If I Do)», ambas canciones de su tercer álbum de estudio «Nothing Personal» lanzado en 2009.

Las vibras dosmileras llenaron el teatro con el breve repaso por «So Wrong, It’s Right» que marcó el reencuentro con el fiel público de All Time Low, tras la interpretación de «Six Feet Under The Stars» y «Poppin’ Champagne» que llevaron a todes a un viaje al 2007 antes de volver al presente con un mashup de «Modern Love», tercer single del más reciente proyecto en promoción «Tell Me I’m Alive», que es el que trae de vuelta a la banda a tierras sudamericanas; esto junto con «Stella», un clásico de antaño modificado en tempo para hacerlo calzar de forma orgánica con el sencillo del noveno álbum de estudio de la banda.

Luego de «Tell Me I’m Alive», hubo una necesaria pausa para que los chicos comentaran sobre el calor de la ciudad en comparación de donde venían, y se dio espacio para que Jack Barakat bromeara sobre Rian siendo el responsable por no haber vuelto antes al país, a lo que Alex comenta que costó nueve años convencerlo para volver, lo que deja en evidencia el eterno carisma que caracteriza a los músicos desde siempre. Esta no sería la única interacción de su parte con el público, haciendo también bromas sobre quién se puso más feo en este tiempo de espera. 

La noche continuó con un espacio para resaltar algunas importantes colaboraciones de los últimos años: «PMA», canción junto a la banda británica de indie rock Pale Waves, en donde los coros de “apathy and irony, postmodern anxiety” resonaron en todo el teatro, así como los acompañamientos en «Fake As Hell», colaboración con Avril Lavigne lanzada de forma independiente seguido a su último álbum.

La mitad de la noche la marcó el intenso coreo de «Something’s Gotta Give», primer single que abrió camino a la era del álbum «Future Hearts» en el año 2015, disco que estableció un tipo de revolución artística acerca del potencial juvenil a pesar de las dificultades y que hizo gritar con fuerza a todo el teatro.

“Wake me up, say enough is enough, I’m dying to live, something’s gotta give” / Despiértame, dí que ya es suficiente, me muero de ganas de vivir, alguien tiene que ceder”.

All Time Low también se encargó de dedicar un tiempo en su setlist a sus canciones más profundas y, tras comentar sobre la buena energía que se sentía en el teatro y que era precisamente la razón por la que hacen música, dieron paso a un momento más tranquilo en el set, interpretando «Missing You» y «Therapy», ambas canciones que se convirtieron en himnos de lucha y sobrevivencia para quienes han tenido que lidiar con las adversidades de la vida y que han significado un mensaje moral más sensible dentro de discografías cargadas de pop rock, recordándonos que, al final del día, también somos personas que necesitan apoyo . En «Therapy», la banda deja a Alex solo en el escenario interpretando la que hoy es uno de los clásicos de la carrera del grupo, creando un ambiente de total melancolía que se reflejó en algunos flashes de celulares moviéndose al ritmo del emotivo coro.

Regresando el resto de la banda, «Time Bomb», se encarga de dar inicio al bloque cúlmine de la noche, volviendo a cargar de energía a todo el teatro que disfrutó de la vitalidad de All Time Low, que parece ser que los nueve años de ausencia en Chile no les pasaron encima para nada y, así como escribían y producían todos sus éxitos desde el interior de la adolescencia hoy siguen transmitiendo esta misma en espíritu. Es ver a la misma banda del 2015, sonando igual y evocando las experiencias juveniles en las que nos acompañaron. Entusiastas como siempre, los guitar spins (volteretas con guitarra) y saltos no faltaron, y mucho menos las risas.

La noche terminó de forma redonda con «Dear Maria, Count Me In», cerrando un ciclo de recuerdos que en verdad no tiene fin, ya que la canción es ícono de la discografía de la banda y debe haber hecho doler a más de una garganta con sus coros llenos de despecho. Por último, tal como hizo Bert de The Used, Alex se despidió del público cantando y bailando al ritmo de «I Wanna Dance With Somebody» de Whitney Houston.

Desafiando los comentarios ante un evento que no estaba agotado y reunía a fanaticadas similares pero a la vez distintas, The Used y All Time Low demostraron que su presencia escénica es capaz de llenar un teatro como el Coliseo y mover a un público que no han visitado hace tiempo, ya que la esencia de sus carreras trasciende junto con quienes crecimos con su música. 

La jornada musical que reunió a tres bandas exponentes del pop rock punk, a pesar de contar con setlists cortos de aproximadamente una hora (las bandas principales), lograron resumir y pasar por los puntos cruciales de su carrera que hoy los trajeron de vuelta, demostrando que el género sigue vigente y nos dejan añorando un pronto regreso, más temprano que tarde.

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