Reseña por Belén Rojas
Fotografía por @el.eme

Ayer, 10 de noviembre, el Movistar Arena de Santiago fue un espacio de reencuentro con la magia de Aurora, quien regresó a Chile después de su última aparición en la décimo primera edición del Lollapalooza. Esta vez, en el marco de su gira mundial «What Happened To The Earth? Part 3»,donde presentó su último álbum «What Happened To The Heart?», llevando al público a un viaje sonoro que combinó momentos de profunda introspección, diversión, emoción visceral y la belleza de su inconfundible voz.

El concierto comenzó a las 21:00 en punto, cuando las luces se apagan y junto con los gritos y emoción del público el recinto se tiñe de azul cuando empieza a sonar «Goddess of Dusk», donde a través de la pantalla aparece la imagen de la artista saludando a su público,  “¿están despiertos?”, pregunta justo antes de gritar y subir al escenario junto a su banda, quienes son recibidos con total euforia.

El show continuó y para sorpresa de muchos Aurora decidió incorporar en su setlist «It Happened Quiet», donde la delicada voz de la noruega, acompañada por una melodía suave y melancólica, ofreció un momento que contrastó con la intensidad de lo anterior, permitiendo que el público se sumergiera en sus propios pensamientos mientras la cantante los guiaba a través de las sutilezas de la canción.

A medida que avanzaba la velada, la energía volvió a subir con «Heathens», una de las canciones más intensas e infalibles de su repertorio. La letra, que encuentra inspiración en la historia del Génesis y en como Eva muerde la manzana en un acto que concedió el libre albedrío a los humanos, se acompañó de un espectáculo visual que acentuó el carácter de liberación que la canción propone.

La atmósfera de la sala cambió una vez más con «Forbidden Fruits of Eden», que sirvió como puente para conectar con «The Dark Dressed Lightly», una pieza introspectiva que, aunque marcada por la oscuridad de su mensaje, se presentó con una cierta ligereza, casi como un susurro al oído. La canción, que evoca el contraste entre la luz y la sombra, llevó al público a un lugar de reflexión, donde la serenidad de la melodía se combinaba con la profundidad de la letra. 

Antes de continuar Aurora nos habla de la importancia de amar, «Exist for Love» ofreció un respiro emocional, con su mensaje esperanzador sobre el poder del amor. Durante este tema, la audiencia se unió a Aurora en una especie de abrazo sonoro, cantando al unísono y creando una atmósfera de pura comunión. Lamentablemente para este momento algunes fans levantan la preocupación de les asistentes y de la artista, por lo que el show se detiene momentáneamente, con Aurora manejando desde la calma y el humor la situación intentando solucionarla.

El viaje emocional continuó con «Infections of a Different Kind», que de manera casi inédita apareció en el setlist un tema crudo y directo que abordó la fragilidad de la salud mental y las cicatrices invisibles que nos afectan. Esto marcó el tono para «Echo of My Shadow», donde la conexión entre la cantante y los fans nuevamente quedó en evidencia. En esta canción, les asistentes levantaron estrellas plateadas como parte de una acción colectiva, un gesto simbólico que complementó perfectamente la atmósfera mística de la pieza. La interacción entre la artista y su público durante este tema subrayó el poder de la música como lenguaje común, capaz de unir corazones a través de la emoción compartida.

Al llegar a «The River», la intensidad aumentó una vez más. La canción, con su energía contenida y su mensaje sobre la inevitabilidad del cambio, generó una ola de emoción que recorrió el Movistar Arena. Aurora interpretó este tema con una pasión arrolladora, mientras las luces y las proyecciones visuales intensificaban el poder de la canción. A continuación, «Runaway» llegó como uno de los grandes momentos de la noche, con el público coreando cada palabra. Este tema, fue un himno de libertad y escape, y la sala se llenó de una euforia colectiva que convirtió ese momento en uno de los más celebrados del concierto, al ser también una de sus canciones más aclamadas.

Con la clásica «The Seed», Aurora ofreció una de sus composiciones más comprometidas, con un mensaje ecológico que tocó el corazón de les presentes. La canción, que habla sobre la responsabilidad que tenemos hacia el planeta, fue recibida con un entusiasmo palpable, y coreada por todos en el recinto.

La energía seguía siendo alta con «Running With the Wolves», que puso a todos a cantar y bailar, un recordatorio de la libertad y la fuerza interna que caracteriza a la artista y que siempre logra transmitir a su público. Algo relevante es que el setlist de la artista ha ido variando en todos los países durante esta gira, por lo que a lxs fans les emocionó bastante.

A medida que el concierto se acercaba a su fin, «Starvation» hizo saltar al público con sus influencias electrónicas. En «Giving Into the Love», la energía volvió a ser calida, con el público iluminando el recinto con sus teléfonos móviles, creando un mar de luces naranjas que reflejaban el mensaje central de la canción: la entrega al amor. Fue un momento de unidad y esperanza, un claro recordatorio de lo que significa rendirse al amor, en todas sus formas.

Finalmente, el concierto culminó con «Cure For Me» y «Invisible Wounds», dos de sus canciones que nos hicieron bailar y llorar. Durante la interpretación de la última pieza, Aurora no pudo evitar emocionarse y se mostró visiblemente conmovida.

Este momento de vulnerabilidad total, junto con el reconocimiento constante de la labor de su equipo, desde sus músicxs hasta el encargado de la iluminación, ofreció una despedida que no solo fue emotiva, sino también un testamento a la autenticidad y el respeto mutuo entre la artista y su público. El concierto terminó en un ambiente de gratitud y emoción compartida, dejando a todos los presentes con la sensación de haber sido parte de algo profundamente humano.