
The Age of Adz
La historia de hoy nace de la introspección. Era 2010 y Sufjan Stevens, tras cinco años pasados desde su último álbum, lanzaba «The Age of Adz» al mundo con una perspectiva particular y dispar de sus trabajos anteriores. Un álbum reflexivo e inconexo, se trataría de la pieza que el mismo Sufjan plantearía como el reflejo de un proceso de canalización y una manera de expresar lo que había estado sobrevolando en sus años fuera del estudio. Hoy, como todo sábado, les hablamos de esta pequeña joya escondida, su estética y aquello que la inspiró en primer lugar.
Con letras incongruentes y ciertamente melodramáticas, el sonido ocasionalmente histérico de «The Age of Adz» es producto de los serios problemas de salud que Sufjan habría experimentado posterior al lanzamiento de «Illinois» en 2005. Desconectado incluso de la realidad por aquello que habría sido una enfermedad neuronal, Sufjan presenta en este disco letras particularmente emotivas e instintivas, distando de sus usuales narraciones e historias plasmadas en sus canciones.
Se trata entonces de un trabajo mucho más abstracto y nebuloso; en la décima canción, titulada «I Want to Be Well», representación clara de lo que fue el fundamento del álbum, no nos topamos con un retrato claro de un paisaje o un acaecimiento, sino que el motivo es la repetición, al igual que gran parte del disco, la letra está escrita en primer persona, y muestra lo que parece ser un llamado desesperado e incluso neurótico, una búsqueda de sentido, de conexión humana, y un lamento por la dolencia no sólo física, sino que emocional.
«The Age of Adz» significó un distanciamiento notable de aquello que Sufjan había realizado hasta entonces, pues pese a que mantuvo su reconocible estilo marcado por los elementos folk y acompañamientos orquestales, este álbum incorporó fuerte electrónica, sintetizadores, beats más potentes y vocales en cuasi desvanecimiento. Difícil de encasillar en un mero género, se podría incluso denominar a «The Age of Adz» como una pieza de folk experimental o progresivo, quizá en ciertos momentos estrictamente electrónica o inclinada más hacia el art rock.
Ahora bien, es imposible e incluso negligente hablar de «The Age of Adz» y no referirse a quien sería una gran inspiración no sólo para la estética del álbum sino que gran parte de su contenido: Royal Robertson. Es su arte aquel que aparece en la portada y aquel que da origen al tono general del álbum, Robertson, nacido en 1930 en Louisiana, fue un artista afroamericano y auto proclamado profeta, quien sufrió de esquizofrenia paranoide toda su vida, y cuyo trabajo habría sido un esfuerzo por representar las diversas alucinaciones y visiones que experimentó durante sus años de creación.
Alienígenas, naves espaciales, monstruos, tecnología del futuro y distopía, eran parte de los motivos recurrentes en las ilustraciones, collages y carteles que Royal realizó, en donde se evidencian representaciones claras sobre el fin del mundo y el juicio final. El terror bíblico plagó la vida de Robertson y en particular su arte, y Sufjan, habiendo descubierto su trabajo, sintió una conexión inmediata y especial.
Más allá de lo extraordinario o perteneciente a la ciencia ficción, las obras de Royal Robertson hablaron de una desesperación humana universal. Habiéndose separado, distanciado de sus 11 hijos y aislado de la sociedad en un trailer en Louisiana, el artista se encargó de retratar sus emociones plagadas de ansiedad, desesperanza y soledad. Esta emotividad evocó en Sufjan un encantamiento y afinidad peculiar, llegando a postular lo mucho que resonó en él la manera en que Royal se enfrentaba al mundo, destacando “su extraña imaginación y la disfuncionalidad dentro de su familia y cómo se sentía sobre la sociedad… su opresión, en relación a querer amor, y su inhabilidad de realmente funcionar en una manera que se acomodara a esto”.
El arte de Royal es tanto la portada y contraportada del disco, como parte del artwork oficial, y su singular cosmovisión está plasmada en las líricas caóticas y exaltadas musicalizaciones. Aparte de esto, su imaginario visual fue incluido en el montaje escénico en vivo y en las performances que Sufjan realizó.

Ahondar en «The Age of Adz» significa un viaje reflexivo y emocional, que culmina con un clímax increíble a través de «Impossible Soul», tema final que dura 25 minutos y consiste en un tercio de la duración total del disco. Les dejamos altamente invitadxs a escucharlo y encantarse con su caótica belleza, esperamos que dentro de esta pieza tanto auditiva como visual, encuentren algo con lo que logren conectar.