Mi Amigo Invencible en Sala Metrónomo: Un retorno en sintonía
Reseña por Valentina Ortega
Fotografía por Juan C. Maturana (vía En Órbita)
El pasado sábado 8 de junio se vivió con emoción el retorno a la capital de una de las agrupaciones más importantes del indie rock latinoamericano de los últimos 15 años, donde el frío ni la amenaza de lluvia fueron capaces de detener la llegada del público a corear los éxitos de la banda argentina.
Tal como se anunció hace casi un mes, el encargado de abrir el espectáculo fue Simón Campusano, en conjunto a Martín y Fefi Díaz, ambos integrantes de Frucola Frappé. El vocalista de Niños del Cerro inició el show con su canción «Parc des Buttes Chaumont» ante un reducido público que se fue acercando de a poco para conectar con el artista. Sin embargo, el bajo número de asistentes en ese entonces no fue obstáculo para Simón, quien interactuó múltiples veces con les asistentes y pudo escucharlos corear su segunda canción, «Brillo».
Los acordes dieron paso a «Amigo Chincol» con su tierno y reverberante sonido que llenó la totalidad del lugar, y lo convirtió en un espacio de confianza que posteriormente permitió a Campusano improvisar y experimentar en escena. El trío finalizó su presentación con la canción «Viento del Litoral», despidiéndose de quienes escuchaban atentamente sus hipnóticas melodías en un encuentro íntimo.
Después fue el turno de la banda de nerd rock Candelabro, quienes prendieron el recinto en un frenesí de sentimentalismo. La agrupación liderada por Matías Ávila partió su número con las canciones «Refugio I» y «Refugio II» como acostumbran hacer, lo que llevó a su fanaticada a gritar las letras como si se tratara del plato principal de la noche. Luego les siguieron «Dedo Chico» y «Señales», ambas canciones de un trabajo («Ahora o Nunca») que tomó menos de un año para convertirse en un clásico dentro de la escena. La energía a este punto era total: Gente saltando y bailando hasta agotar su respiración. Fenómeno únicamente frenado por su siguiente canción, una oda al amor y a la amistad como lo es «Pared Abajo.
Junto a las armonías de Javiera Donoso, la distorsión en las guitarras de Matías y Luis Ayala, la adrenalina de Franco Arriagada en la batería, el rock de María También en el saxofón, el bajo de Carlos Muñoz y el sintetizador ladeado de Nahuel Alavia en «Piano a Piano», la banda se despidió de un público que lo adoptó como suyo y agradeció a la agrupación argentina por la invitación.
Pasada las 9:45 de la noche y la sala ya estaba a dos tercios de su totalidad, expectante a la salida de Mi Amigo Invencible tras un exitoso paso por Quilpué. Así, con unos minutos de retraso, ingresaron al escenario los integrantes de la banda uno por uno hasta el turno del vocalista, Mariano Di Césare, para reencontrarse con su audiencia al ritmo de «Todo Lo Que Tengo». Un entusiasmo que se hizo notar por el movimiento de cabeza de los asistentes y un par de saltos al compás de las canciones siguientes.
La jornada avanzó para luego encontrarse con «Fósil» y «Suavemente Entusiasmado» resonando en una sala un tanto tímida, pero que poco a poco fue agarrando confianza. Esto se pudo ver reflejado al momento de arrancar la canción «La Araña», cuando el público comenzó a tararear al unísono la reconocida intro del clásico de Peter Bjorn and John, «Young Folks», dada su similitud en vivo. Esta no fue la única referencia musical de los presentes, ya que también tuvo lugar el repetitivo coro de la canción «Around the World» de Daft Punk en el gran número de la «Máquina del Tiempo». La facilidad con la que se dió esta interacción hizo que la Sala Metrónomo se sintiera como estar en casa, una complicidad entre amigos.
A medida que fue avanzando el concierto, la fanaticada se terminó por soltar y se unió a Di Césare para cantar «Impecable» a todo pulmón, junto a unas palmas colectivas insaciables que iban marcando el paso del tema «Batalla Gigante». Una noche especial, donde el público chileno se rindió ante la carismática presencia de la banda trasandina y convirtió el suelo del recinto en una pista de baile, sacándole algunos pasos incluso a sus teloneros.
Pero sin duda el punto más álgido de la noche fue pasada la mitad del concierto, llegando al final, cuando comenzó a sonar «Desayuno Continental». Los diferentes presentes del público se hicieron uno para saltar y gritar al inicio de la canción, solo para después ser superado por la reacción que causó la participación de Simón Campusano, quien apareció sobre el escenario para cantar en conjunto al vocalista argentino. Durante este momento se pudo apreciar un pequeño mosh pit ubicado en la sección delantera, lo que refleja el estado frenético de los asistentes que se dejaron llevar por sus emociones.
De esta forma, y junto a una ovación, finalizó el paso de Mi Amigo Invencible por la ciudad capitalina. En una jornada que promocionó material futuro y repasó alguno de sus éxitos, con principal enfoque en el año 2015, la banda proveniente del otro lado de la cordillera confirmó por qué se mantiene vigente como una de las agrupaciones más importantes de la escena, en un espectáculo que nos hizo bailar y vibrar en una misma sintonía.