Keane en Chile: Con más esperanzas y menos miedos que nunca
Reseña por Jota
Fotografía por @andieborie
Tras 20 años de «Hopes and Fears», disco que los lanzaría al estrellato y que los dejaría marcados en la memoria y corazón de más de una generación, Keane se presentó nuevamente en nuestro país en un Movistar Arena con localidades agotadas. Con un setlist de nada menos que 26 canciones y más de 2 horas de show, es casi seguro que no dejaron a nadie con gusto a poco.
Tras una larga espera desde su anuncio en abril, o incluso más dramática; desde su último paso por nuestro país el 2019, el público estaba más que dispuesto a dejarlo todo y así fue.
Desde los primeros acordes de «Can’t Stop Now», la elegida para comenzar la velada, los fans no dejaron de demostrar su entusiasmo, cantando las canciones palabra por palabra sin titubear, aplaudiendo y gritando de emoción durante todo el show.
Todo esto con muchísima razón, ya que la banda constantemente interactuaba con su audiencia de una forma muy cercana. Tom Chaplin, el vocalista, agradeció al público constantemente por el “maravilloso” ruido, los aplausos, el canto, el baile de la gente en platea y las luces de los celulares de los fans que en varias ocasiones se coordinaban con las canciones y dijo no haberlo visto nunca antes. Incluso celebró el resultado del partido de fútbol que se estaba jugando en paralelo. Sin duda fue un espectáculo mágico desde ambos extremos.
Prometían llevarnos de vuelta al 2004, origen de «Hopes and Fears», y no decepcionaron. Desde clásicos indiscutibles como «Everybody’s Changing» o «Crystal Ball» hasta algunas más de nicho como «Hamburg Song» (con una interpretación preciosa con Tom solo en el piano) o «Neon River», pasando por «Silenced by the Night» (con un cambio en la letra para incluir a Chile), «Spiraling», «A Bad Dream» y «Perfect Symmetry», que fue la elegida para dejar caer el telón que había sido el fondo del escenario hasta el momento, revelando una pared de luces, no hubo momento para recordar el año en el que realmente estamos.
«Bend and Break», la tercera canción de la noche, marcó uno de los momentos más mágicos con un estallido sorpresa de confetti naranjo que se mantuvo flotando por varios minutos. Tom volvió a dirigirse al público lamentando no hablar un mejor español, reconociendo que hace 20 años habían soñado en grande, pero quizás no así de grande, recibiendo todo el cariño del público, y antes de comenzar la que sería la última canción de la primera parte de show, se la dedica a todos los que se encuentran ahí. La canción es la clasiquísima «Somewhere Only We Know».
Con solo mirar al público podemos ver lo amplio que es el hechizo de Keane, que a algunos embrujó al escucharlos por primera vez en la radio en los 2000s, o quizás en el soundtrack de alguna serie o película o al descubrir el álbum favorito de sus padres, y es que se podían ver familias enteras, grupos de amigos, gente de todas las edades unidos por el amor a la música.
En la segunda parte nos anuncia que va a tocar una de sus favoritas, y nos deleita con «We Might As Well Be Strangers», acompañado del coro de todos los presentes. «Sovereign Light Café» se llevó el segundo estallido de confetti, esta vez blanco, que nuevamente dotó al Movistar de una magia que no parecía desvanecerse. Al terminar, Tom hace referencia a un cartel que tomó del público pidiendo «To The End of The Earth» y reconoce que ya no se la sabe pero promete aprenderla de nuevo para su próxima visita.
Tom no deja de sorprender con su calidad vocal, que si bien se aprecia muchísimo en su versión de estudio, en vivo es otra cosa. La química que tiene la banda completa en el escenario es palpable, y sus interacciones entre sí y con el público son muy entretenidas de ver. Todo esto obviando una calidad musical que parece algo redundante recalcar, y que sumado a los juegos lumínicos, hacen de este un espectáculo imperdible.
Cuando el final se sentía cerca, suenan un par de acordes muy familiares y las caras de asombro se ven por todo el lugar, y es que Keane incluyó en su setlist un cover de «Under Pressure», original de Queen. Con la potente voz de Chaplin y la energía latente de la banda, fué un homenaje más que digno y uno de los momentos más emotivos de la noche, superado quizás únicamente por la última canción de la noche, «Bedshaped».
En sus palabras de cierre, Tom no puede dejar de agradecer por la energía y la buena vibra que recibió del público desde que se paró en el escenario y cuenta que al terminar el tour, se tomarán una pausa para escribir música nueva, noticia que recibió mucho entusiasmo por parte de un público que, incluso al terminar una jornada de más de dos horas, no puede esperar a repetirla.