
«BRAT» de Charli xcx
En este lunes de icónicos nos teñimos de la tonalidad electrizante y brillante de la portada verde de «BRAT» de Charli xcx, tono que, ayudaría a definir la identidad musical de un año tan diverso como lo ha sido 2024. Una afirmación como esta, implica el reconocimiento de un fenómeno de grandes proporciones en la cultura pop, uno que ha evolucionado a tal grado que ha establecido un éxito crucial para la carrera de la artista británica.
Minimalismo y autocrítica son aspectos nucleares en la propuesta de Charli, quien tras consolidarse con seguridad frente el nicho experimental del pop, en esta ocasión tiende a expresarse a través de un discurso que cuestiona las ironías y superficialidad de la industria y de sí misma, mientras invita a toda la comunidad virtual a expresar su versión más auténtica y rebelde, estableciendo su propia visión sobre lo que puede significar el ser una estrella pop.
Durante este año y desde hace ya cierto tiempo, se han abierto bastantes conversaciones respecto a la saturación de contenido y la sobreexigencia en el mercado musical.
Sin embargo, el caso de Charli con «BRAT» desafía dichas convenciones, abriendo un nuevo capítulo de su carrera que busca más que nada escribir un nuevo punto de vista en esta discusión.
Hace una década, el contexto para la música pop femenina se asemejaba en cierta medida, aunque no era idéntico, en aquel entonces, varias de las figuras más reconocibles de la actualidad apenas comenzaban a trazar sus caminos en la industria musical.
En tal escenario, una joven artista británica llamada Charlotte Emma Aitchison ya probaba el éxito masivo desde un anonimato completamente involuntario, su colaboración en el exitoso tema de verano de la rapera australiana Iggy Azalea, «Fancy», la catapultó hacia el reconocimiento inmediato, así como su participación en la banda sonora de la película «Bajo la Misma Estrella» con la vibrante y romántica «Boom Clap».
Charli era una artista escuchada, más no esencialmente conocida, su carrera se encontraba despegando mientras su visión se definía, y desde entonces, se enfrentaba a un escenario tan saturado de propuestas y competencia como el actual, pero con reglas distintas, donde la era del streaming naciente y el imaginario de los vastos iconos de internet apenas acariciaban su verdadero potencial.
Y entonces surge la pregunta ¿Cómo logró Charli xcx transformarse de una promesa musical incierta, al icono musical más reivindicativo del momento?
La respuesta es la tesis definitoria de su sexto trabajo discográfico: «BRAT», es el espíritu audaz del álbum que se esconde detrás de su minimalismo y despreocupación inicial, una descarada declaración de intenciones desde la cual, la artista encuentra un espacio para celebrar, cuestionar y criticar sus propios altibajos.
Es un reconocimiento expreso de que detrás del arquetipo de la visionaria que consolidó popularidad como ídola para la comunidad queer a través del sonido hyperpop, existe una persona con inquietudes profundas ante la incertidumbre abrumadora de una industria titánica, pero también, con el coraje suficiente para elegir la ruta de su visión artística más genuina, aún cuando eso signifique renunciar al deseo de ser la protagonista de la búsqueda de éxito masivo.
La música electrónica de los clubes nocturnos encapsula la esencia principal con la que Charli dió inicio a la promoción de esta era y el paisaje musical que se despliega a lo largo de los 41 minutos y 52 segundos de duración del álbum podría describirse como una inmersión en una agitada noche de fiesta, con cada canción representando una posibilidad distinta en un escenario así de dinámico.
Los momentos más enérgicos resultan fundamentales en la definición del estado de ánimo de un álbum excepcionalmente diverso y multifacético pero con una identidad orientada totalmente a la personalidad de su intérprete y desde la canción que da inicio al proyecto «360», la intención resulta clara: “si lo amas, si lo odias, no me importa lo que pienses”.
La producción del álbum reúne nombres destacados como su colaborador de confianza e icono del extinto sello PC Music, AG Cook, así como su prometido, George Daniel, miembro de la banda The 1975, un equipo que presenta una atmósfera bailable y vibrante, fiel al concepto minimalista y sin correr el riesgo de convertirse en una declaración en extremo vanguardista como su clásico caótico y diario de la pandemia «how i’m feeling now» de 2020.
Lo que no significa que no presente momentos que enriquecen los matices de su catálogo, tales como los potentes sintetizadores de la explosiva «Club classics» el sorprendente e inesperado clímax en «Mean girls», protagonizado por un solo de piano que funde el resto de la canción; e inclusive la capa más disruptiva y polarizante en la producción del álbum, a cargo del productor español El Guincho en la versión futurista de la nostalgia que se presenta en «Everything is romantic».
En tal caso, lo que hace de «BRAT» un momento icónico en la discografía de Charli y la cultura pop, no reside completamente en el descaro de la identidad artística que se ha construido álbum tras álbum en su imaginario, sino que, en esta ocasión, la carta más contundente es la de su vulnerabilidad, la total transparencia de sus inseguridades como artista tras una década lanzando música.
Varias de las canciones en el álbum representan un instante de desconexión de su característico narcisismo satírico, en el que se atreve a compartir pensamientos más personales que diversifican el sentido de la rebeldía que plantea el álbum, en una dirección de intimidad como nunca antes lo había planteado.
Así, Charli reflexiona sobre su posición en la industria musical y cómo se relaciona con su éxito en un género específico, utilizando una metáfora ingeniosa al comparar su sentir con el de estar fuera de lugar en una fiesta en «I might say something stupid», cuestionando completamente su deseo de ser exitosa a un nivel masivo.
Además, por primera vez y de manera divertida, reconoce que las comparaciones y la competencia entre artistas femeninas generan dilemas y contradicciones personales en «Girl, so confusing» cómo ha sido su caso frente a las constantes comparaciones por su parecido físico con la artista neozelandesa Lorde, con quien colaboraría en el remix de la canción, estableciendo uno de los momentos más inesperados y trascendentales para el pop virtual en 2024.
Sin embargo, se podría decir que la más profunda nota emocional del álbum se encuentra en la conmovedora pista «So I», dedicada a la fallecida y transgresora, productora y compositora SOPHIE, quien además es reconocida como una colaboradora influyente en la carrera de xcx, especialmente durante su etapa de lanzamientos influenciados por el sonido hyperpop.
«So I» es un homenaje sincero en el que se aborda un reconocimiento crudo, pero honesto de los matices específicos de su amistad con la artista. Charli reconoce sus propios errores y declara con más intensidad que nunca, la influencia emocional y artística duradera que SOPHIE continúa teniendo en su proceso creativo.
En general, «BRAT» es un álbum hermético y cíclico, que más allá de presentarse como una declaración estrictamente experimental como lanzamientos anteriores de Charli, se erige como el álbum más importante de su carrera, tanto por la consistencia entre su narrativa y su concepto de homenaje a la música electrónica club de los 90, como por la importante evolución que implica el mostrar su recorrido catártico con respecto a la consciencia de su lugar e impacto en la industria.
Y principalmente porque es una estrategia tan inteligente como auténtica, un testimonio vulnerable oculto de despreocupación, conciso y casi interactivo de la fusión entre visión artística y manifiesto virtual, con una proclamación sólida de rebeldía frente al extremo desechable de la industria pop y su arquetipo cada vez más inquebrantable.
Desde su simple y provocativa portada con el icónico y referencial verde brillante, el sexto proyecto de estudio de Charli xcx invita a cuestionar las necesidades y modelos que se han constituido como reglas del juego en la industria de música pop femenina, consolidando un recordatorio ferviente de que la música comercial no se encuentra en lo absoluto desconectada de la originalidad y el efecto estético.
Y es tal la declaración, que puede percibirse que su mayor motor artístico es el ser completamente fiel a sí misma, porque mientras Charli se cuestiona la naturaleza de la fama que ha alcanzado en un nicho específico y los méritos en torno a su posición en el ámbito musical, su arte por sí solo, le responde que el legado indiscutible que ahora acompaña a su nombre, es además, una transgresora invitación a ser auténticas y valientes dentro de nuestro propio camino creativo.