«El Séptimo Sello»
En esta nueva edición de Jueves de Cine, hablaremos sobre uno de los filmes más influyentes de la historia, que, aun más de medio siglo después de su estreno, sigue siendo amado por viejos y nuevos espectadores: «El Séptimo Sello».
Estrenada en Suecia, su país de origen, en 1957, protagonizada por el legendario Max von Sydow y dirigida por la eminencia del cine europeo post-Segunda Guerra Mundial, Ingmar Bergman, es una de esas películas antiguas que sorprenden por su cinematografía, simbolismos, actuaciones genuinas y profundas reflexiones.
En ella, nos adentramos en la Europa medieval, marcada por la peste negra. Bajo este contexto, seguimos los eventos a los que se enfrenta Antonius Block, un caballero cruzado que retorna a su pueblo natal tras diez años, solo para encontrarse de cara con la figura de la Muerte, interpretada por Bengt Ekerot.
La historia se desenvuelve bajo dos miradas: los eventos reales a los cuales los personajes se enfrentan y el conflicto entre el protagonista y la Muerte, quienes se juegan el destino de Antonius en una partida de ajedrez, dentro de un plano aparentemente alegórico.
Nuestro protagonista intenta constantemente adelantarse a la Muerte, tanto metafórica como literalmente, dándose cuenta a lo largo del largometraje de que el destino es algo que no puede ser evitado y que las certezas no existen de cara a la religión, pues de aquello se alimenta la fe: el creer, no el saber.
Nuestro protagonista intenta constantemente adelantarse a la Muerte, tanto metafórica como literalmente, dándose cuenta a lo largo del largometraje de que el destino es algo que no puede ser evitado y que las certezas no existen de cara a la religión, pues de aquello se alimenta la fe: el creer, no el saber.
“¿Por qué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con los sentidos? ¿Por qué escondernos en una oscura nebulosa de promesas que no hemos oído y milagros que no hemos visto?”.
Es en estos momentos de vulnerabilidad frente a la Muerte y la oscuridad que azota al continente europeo donde el director aprovecha de entregarnos meditaciones sobre la fe, el destino, la muerte e incluso la comedia.
Para la producción de la película, Bergman se apoyó de un guion que había escrito para estudiantes de teatro en la ciudad de Malmö, el cual tituló «Pintura sobre tabla». Este guion terminó por convertirse en «El Séptimo Sello», titulada de esta manera en referencia a los siete sellos del Apocalipsis bíblico.
El filme contó con un presupuesto de USD 150.000 y poco más de un mes para ser realizado. Por lo cual, fue filmado casi en su totalidad dentro de Filstaden Studios o en sus alrededores. Aquellas escenas filmadas fuera del estudio se llevaron a cabo en la reserva natural Hovs Hallar.
La musicalización de la obra sería llevada a cabo por el compositor sueco Erik Nordgren, quien acostumbró durante su carrera a componer para los largometrajes de Bergman, teniendo la tarea de dar vida a la música de 18 de sus obras.
La banda sonora de Nordgren crea una atmósfera claramente medieval, pero con un tono bastante oscuro, tintes amenazantes y haciendo excelente uso de la intensidad de su orquesta.
Algunas de las piezas nos dan la sensación de algo que se acerca, aunque no sabemos qué, a veces nos confunde o marea. Sostenido por una orquesta y un coro que intentan mantenernos alerta en momentos clave.
Acompañando a esto, la película incluye interpretaciones musicales de carácter diegético, cuyas letras serían escritas por Bergman. pero musicalizadas igualmente por Nordgren, destacando en estas la participación de los actores Nils Poppe y Bibi Andersson (bajo los roles de Jof y Mia, respectivamente), cuyos personajes ofrecen espectáculo al interpretar «Hästen sitter i trädet» (traducida como “el caballo está sentado en el árbol”), una canción de tono infantil que contrasta con el tono naturalmente sombrío de la obra, pero que encaja perfectamente con la personalidad entrañable de la pareja.
Si bien a ratos el sonido puede parecer desactualizado con respecto a la musicalización del cine más contemporáneo a nuestros tiempos, es imposible negar que las intenciones de Nordgren significaron una gran parte de la ambientación general de la obra, dando un tono de incertidumbre e inherentemente tenebroso, así también como pasajes tranquilos y terrenales.
La película sería estrenada en 1957 y cimentaría la reputación de Bergman, quien ya tenía dieciséis largometrajes bajo su brazo. Y si bien sería recibida con opiniones mayormente favorables, no sería hasta 1958, con su estreno en Estados Unidos, cuando esta comenzaría a ser reconocida como una obra maestra del cine.
A día de hoy, “The Seventh Seal” es reconocida como una de las piezas clave de toda la historia del cine, destacando su apartado visual y reflexiones sobre distintos aspectos de la vida y la muerte, cargada de simbolismos y miradas filosóficas que siguen resultando relevantes para muchos.
Es por esto que El Séptimo Sello representa más que solo una obra clave del cine europeo, sino también es una demostración de la humana búsqueda de sentido en una vida que se resiste a entregarlo con facilidad.