Nothing But Thieves
Último día de la semana, y esta vez viene cargado de desesperación, gritos y tristeza, de la mano de una banda que entendió que para poder seguir adelante, antes hay que botar las emociones negativas sin miedo, y qué mejor forma de hacerlo que con la música. En este nuevo domingo de gente triste, nos referimos al grupo inglés de rock Nothing But Thieves.
Formada en 2012, Nothing But Thieves está integrada por el cantante Conor Mason, el bajista Philip Blake, el baterista James Price, y los guitarristas Joe Landridge-Brown y Dominic Craik (también tecladista). Todo inició cuando Conor, Joe y Dom se conocieron en la escuela y comenzaron a hacer canciones, hasta que llegaron a la conclusión que si querían empezar a tocar en vivo, necesitarían a alguien en la batería y en el bajo.
Sus dos primeros EPs, «If You Don’t Believe, It Can’t Hurt You» en 2013 y «Graveyard Whistling» en 2014, catapultaron a la banda, haciéndoles ganar una alta notoriedad en poco tiempo, siendo llamados por diferentes artistas para presentarse con ellxs, principalmente por Europa. Es así que fueron parte de los shows de Gerard Way, Twenty One Pilots y Muse, estos últimos con quienes terminaron girando más adelante para su «Drones Tour».
Con estos dos trabajos, la banda entraba a formar su sonido dentro del rock alternativo, en la que destacaba la característica voz de Conor. Por otro lado, ya se podía encontrar una línea clara en sus letras. Temáticas como el anhelo de poder sentir algo en «Itch» o el nihilismo en «Graveyard Whistling», nos muestran el camino profundo y personal que irían tomando a lo largo de los años.
Su álbum debut, «Nothing But Thieves», fue lanzado en 2015, y venía con la intención de que cada canción tuviera su propio tono, espacio y mundo, en palabras del cantante. Es así que el disco, el que contiene las dos canciones antes mencionadas, termina combinando tanto sonidos electrónicos como guitarras distorsionadas y llenas de efectos, para lograr la mayor variedad de colores. Asimismo, sus letras llevan una carga de emociones que van desde lo sofocante de las multitudes en «Excuse Me», hasta dudosas relaciones románticas en «Lover, Please Stay» o lo deprimente de perder a alguien en «If I Get High», las que vienen interpretadas por un sufrido Conor, quien no duda en interpretar tanto melodías suaves como agudos gritones.
El rápido crecimiento de la banda, junto a las constantes giras posteriores a la creación del disco, terminaron por generar un estrés que mermó fuertemente en la salud mental de Conor. En entrevistas, el cantante ha contado cómo los múltiples conciertos y la vida en buses hizo que dejara de dormir, junto con la llegada de ataques de pánico cada vez más frecuentes. Todo esto influenció su siguiente trabajo, en el que se vería reflejado muchos de los problemas por los que estaba pasando la banda en ese momento.
Su segundo álbum de estudio, «Broken Machine», fue publicado finalmente el 8 de septiembre de 2017. Esta vez, el disco en cuestión vino con un concepto mucho más claro, siendo la idea de un sistema a primera vista perfecto, pero roto en su interior, lo que funciona como metáfora para las distintas temáticas. Bajo esta misma imagen, la portada decidió hacer referencia al kintsugi, tipo de arte japonés usado para reparar cerámicas, en donde se celebran y potencian las fracturas a través del uso de esmalte brillante, generalmente dorado, sin buscar esconder las grietas del artefacto.
Un trabajo excesivamente personal, con canciones explosivas y sufridas como el inicio de «I Was Just A Kid» y «Amsterdam», extrañamente bailables a ratos como la epónima «Broken Machine» y otras lentas pero misteriosas como en «Afterlife», convierten a este en una bomba de sorpresas y sentimientos que te deja con un sabor amargo pero de alguna manera esperanzador, después de soltar todo ese dolor atrapado. Entre las 13 canciones del álbum, se destaca también «Particles» como una clara referencia al insomnio de Conor durante el tour, hablando sobre su adicción a los medicamentos para dormir.
Después de un pequeño EP titulado «What Did You Think When You Made Me This Way?» en 2018, y publicado bajo RCA Records, la banda se puso a trabajar en su tercer y último álbum a la fecha. Superada la peor parte de los episodios depresivos de Conor, gracias al apoyo de los demás integrantes y de su sello, así como la ayuda de profesionales de la salud mental, Nothing But Thieves buscó una nueva inspiración. Y sí que la encontró.
Publicado el 23 de octubre de 2020, «Moral Panic» seguiría parcialmente el camino pavimentado en su anterior disco, jugando aún más con efectos sobre en los instrumentos, sonidos electrónicos y una mucha mayor producción. En definitiva, una propuesta más arriesgada y experimental, en la que se siente de sobremanera la búsqueda de un sello moderno por su lado, sin perder esa explosividad que les caracteriza.
Con respecto a sus letras, estas pasan a centrarse un poco más en lo extraño del mundo que estaban viviendo. Tiempos de pandemia, guerras y cambio climático fueron los catalizadores de este nuevo trabajo, siempre bajo sus sentimientos al respecto de una sociedad que aún parece destruirse a nuestro alrededor. Canciones como «Unperson» y «Is Everybody Going Crazy?» personalizan este nuevo sentimiento de la banda, mientras que otras como «Phobia» y «Real Love Song» se mantienen como temas donde el miedo y la desesperanza pueden llevarte a un espiral de autodestrucción, ansiedad y deterioro de tu salud mental a puntos preocupantes. Un álbum que nos muestra lo negativo y crudo que puede ser nuestro mundo moderno.
Pero esta era de Nothing But Thieves no quedaría ahí. En 2021, la banda lanzó «Moral Panic II», un EP de 5 canciones que funciona como continuación al álbum tanto en sus temáticas, como en la rabia que contiene. Una sensación de que nada es importante, de que no somos capaces de cambiar nada por nuestra propia cuenta, ya sea con respecto a política en «If I Were You», al cambio climático en «Ce N’est Rien» o a nuestrxs propios seres queridos en «Your Blood».
Ya ha pasado un tiempo, y Nothing But Thieves nos sorprendió este año con el lanzamiento de su nuevo sencillo «Welcome To The DCC», el que ha estado precedido de varias pistas interactivas de realidad alternativa, y que culminó también con el anuncio de su nuevo álbum «Dead Club City», programado para el 7 de julio de este año. Solo nos queda prepararnos para un nuevo trabajo, probablemente cargado de lo más profundo de las inquietudes e incertidumbres de sus miembros, y que sabemos de todas maneras que será espectacular.