«True Stories»
Hoy, como cada jueves les traemos nuestro especial de cine, y en pos de mostrarles cosas nuevas y fuera de lo común, la película de hoy es de las más especiales que hay. Nos adentramos en un pueblo ficticio, con compañías y personajes ficticios, pero todo basado en la vida real. Hoy hablamos de «True Stories».
Es una película de 1986 dirigida por el cantante, guitarrista, compositor, actor y cineasta escocés, David Byrne, quien además protagoniza el film junto a John Goodman, en el primer protagónico de su carrera.
La película presenta una serie de viñetas que se centran alrededor del personaje de Byrne, un cowboy elegante sin nombre que visita el pueblo ficcional de Virgil en Texas, mientras sus ciudadanos se preparan para la “Celebration of Specialness”(Celebración de lo especial), que marca el aniversario 150 de la independencia de Texas, celebración patrocinada por la empresa Varicorp, dedicada a fabricar computadoras.
Todo esto fue inspirado por una serie de historias reales que David Byrne recolectó de periódicos a lo largo de los años, que van desde lo más mundano como una pareja felizmente casada que no se ha dirigido la palabra en 15 años, hasta lo más extraño como que el código universal de los productos de supermercado es un signo de la venida del anticristo. Además agregó experiencias de uno de los guionistas, Stephen Tobolowski, quien decía que en la universidad oía “tonos” que le revelaban cosas sobre la gente, lo que en la película se usa de base para los poderes psíquicos de Ramon y la canción «Radio Head» que interpreta él mismo.
El cowboy recorre el pueblo y va conociendo a sus extraños habitantes y su peculiar forma de vida, tratándolo con total normalidad, donde cada nuevo descubrimiento sobre el lugar y su gente culmina con un número musical. Byrne quiso destacar los diferentes tipos de música que se pueden encontrar en Texas, desde country, pop, hasta los sonidos electrónicos de los computadores. La mayoría de la música de la película es de los Talking Heads, y aunque la banda hace cameos durante la película, las canciones son interpretadas por los mismos actores.
A lo largo del film conocemos, por ejemplo, a Louis Fyne (John Goodman), un trabajador de Varicorp que escribe canciones tristes y es un romántico en busca de esposa, pero con muy mala suerte en el amor, que canta «People Like Us» en el show final y logra enamorar a una chica; una mujer que, por su propia voluntad, vive en su cama, asistida por sirvientes y robots que le dan la comida en la boca mientras ve televisión, presenciando «Love for Sale» como un comercial protagonizado por Byrne; el predicador que se encarga de filtrar mensajes anti sistema en sus sermones dominicales al son de «Puzzling Evidence» y la mujer mentirosa que asegura haber escrito la mitad de las canciones de Elvis y de haber estado involucrada en los eventos más extraños.
Como la película es un retrato del pueblo y una recopilación de momentos que no llega necesariamente de punto A al punto B, y el único hilo conductor de la película podría ser el personaje de John Goodman y su búsqueda de esposa, pero esto no le quita ni un gramo de encanto al film, sino más bien le suma. Otros momentos musicales destacables son el desfile de modas en el mall al ritmo de «Dream Operator», en el que nos muestran trajes de pasto, de ladrillos, monocromáticos, de flores y hojas y de todo lo que se imaginen; cuando suena «Wild Wild Life» en el bar de lip-synch donde todos se turnan para representar un trocito de canción y «Papa Legba» que musicaliza un rito de amor vudú y parte del show final del aniversario de Texas.
Antes de que los Cohen descubrieran el talento de Goodman, lo hizo Byrne, antes de que «Napoleon Dynamite» explorara el humor seco de personajes extraños en situaciones cotidianas, lo hizo Byrne y, ¿ubican a Radiohead? Sacaron su nombre de una canción de esta película. No hay ningún momento que no esté marcado por extrañeza, misterio, soledad, alegría, tristeza, nostalgia, encanto, incomodidad, felicidad pura, o a veces todo junto.
Les dejamos invitadísimes a deleitarse con la belleza de la cotidianeidad, la normalidad de lo extraño y lo mucho que se puede sacar de historias reales, dejarse empapar por la música y la fotografía colorida, descubrir pequeños detalles como el manubrio del auto rojo, las pantallas verdes, lo que sucede en el fondo del plano y los 50 pares de gemelos que hay en la película, no se arrepentirán.