
«The Truman show»
Muchas personas pueden sentirse identificades con el sentimiento de “ser observades”, ya sea por alguien extraño en el transporte público, en su lugar de trabajo, estudios, etc. En casos más complicados, hay quienes se cuestionan cada aspecto de su existencia y la realidad que les rodea, porque, ¿qué es lo “real”? Al protagonista de este jueves de cine le pasó lo mismo, pero de forma mucho más extrema.
«The Truman Show» (1998) nos presenta la historia de Truman Burbank (Jim Carrey) en su día a día en la isla de Seahaven. Desde el momento en que se levanta, va a su trabajo, conversa con su mejor amigo Marlon, (Noah Emmerich) pasa el rato con su mujer, Meryl, (Laura Linney) y sin abandonarlo incluso cuando se va a dormir.
En el mundo de Truman, todo, desde su nacimiento hasta su vida amorosa, ha sido calculadamente definido por un hombre llamado Christof (Ed Harris), el artífice del mundo que rodea a Truman, la única persona real en medio de un universo fabricado para él, que es televisado para el entretenimiento de las masas.
Al ver este filme, es difícil no sentir empatía por el personaje de Carrey, quien vive la vida igual que cualquier otra persona; es amable y considerado con quienes le rodean, afronta los problemas del día a día y también tiene sus propios “secretos” (transmitidos al mundo). Su vida también tiene un soundtrack, que, si bien no se encuentra presente a lo largo de toda la historia, sí se presenta en momentos clave; esta película aborda temas, por sobre todo, psicológicos, y la música también es parte de ello.
Dentro de cualquier historia audiovisual, la música es el medio por el cual, como audiencia, podemos comprender cómo se sienten les personajes, la connotación de las escenas presentadas, e incluso a veces, qué está sucediendo realmente dentro de las mismas. «The Truman Show: Music from the Motion Picture» es la banda sonora del filme, compuesta por Burkhard Dallwitz, e incluye tanto piezas originales como de música clásica. Con canciones tituladas «Truman sleeps», «Aquaphobia» y «Underground / Storm» la banda sonora es también una directriz para el público, tanto los televidentes que observan a Truman, como para nosotres mismes, la audiencia de la película.
El conflicto inicial es cuando, una mañana como cualquier otra, Truman ve caer del cielo un objeto extraño, que resulta ser un foco de iluminación profesional etiquetado “SIRIUS (9 CAN MAYOR)”. Este suceso es convenientemente explicado por una transmisión de radio como “partes de un avión que sobrevolaba la isla”, alertando a la gente sobre los supuestos peligros de volar. Esta es la primera semilla de duda que se implanta en la cabeza de Truman respecto a su propia existencia.
La estación de radio forma parte de una complicada red en la que nuestro protagonista se ve envuelto sin saberlo. Es a lo largo de la historia que se comprende cómo han sido capaces de retener a un hombre en un solo sitio, a través de eventos traumáticos como la “muerte” de su supuesto padre en el mar, que dejaría a Truman marcado de por vida, incapaz siquiera de acercarse al océano, y convenciéndolo de todas las formas posibles que su vida en Seahaven es perfecta y que no necesita salir de la isla para encontrar la felicidad.
Sin embargo y, a pesar de la careta que Truman logra presentar ante su esposa y conocidos, hay fantasmas que lo persiguen del pasado: Una mujer llamada Sylvia, (Natascha McElhone) que solía ser una simple extra del programa, logró captar su atención en la adolescencia. Esto iba en contra del guion, en que Meryl era la mujer predestinada a casarse con Truman, quien, sin embargo, vive un corto pero intenso romance con Sylvia antes de que ella sea eliminada del programa, no sin antes rogarle a Truman que escape y vaya tras ella. Las palabras de la mujer nunca salen de la cabeza del protagonista, quien tiene fija la idea de huir y buscarla en las islas de Fiji, lugar al que supuestamente se la habían llevado.
Es el encuentro con un vagabundo “idéntico a su padre” lo que termina por romper la psiquis de Truman; dicho encuentro desata una coreografiada escena en la que los extras hacen su mayor esfuerzo para alejar al hombre extraño del lugar, ignorando los gritos de auxilio de Truman, quien ruega que se detengan. Todo esto logra convencerlo de que todo el mundo gira a su alrededor, lo observa y están tratando de engañarlo.
La escena final es sin duda conmovedora, y la banda sonora es como la cinta que envuelve el viaje de nuestro héroe, quien, finalmente (spoilers) consigue vencer sus miedos y zarpar, incluso atravesando una dura tormenta que amenaza su vida, esta última por las omnipresentes manos de Christof y compañía, quienes no piensan dejar que su gallina de los huevos de oro escape tan fácilmente.
Como público, la película «The Truman Show» es una experiencia. Es inevitable compararse con la audiencia del programa ficticio pues, al igual que elles, observamos a un hombre “por la trama” y esperando el resultado final.
En su época, esta película fue aclamada por las críticas y consiguió diversas nominaciones, obteniendo el Globo de Oro por la mejor banda sonora y siendo Jim Carrey galardonado como mejor actor en los MTV Movie Awards. La recepción del público tampoco fue menor, surgieron diferentes análisis sobre la misma y nacieron algunos “juegos” relacionados con la misma (como el contar cuántas cámaras ocultas puedes detectar). Además, en el año 2008, un psiquiatra llamado Joel Gold le daría el nombre “Síndrome de Truman” a los delirios que algunes pacientes tenían sobre “vivir en un programa de televisión”.
Es innegable el impacto cultural que tuvo y sigue teniendo esta película en el mundo, pues fue inspiración para lo que hoy conocemos como Reality shows y, en un mundo como el de hoy, en que la privacidad es casi un lujo y donde todes sabemos prácticamente todo acerca del resto, hay quienes tildan al filme como profético.