MUJERES EN EL PERIODISMO MUSICAL: «NO HAY REVOLUCIÓN SIN CANCIONES»
“No existe una historia neutra” fue lo que afirmó la investigadora social española y activista feminista Laura Sales cuando presentó su ponencia acerca de uno de los males que arrastra el periodismo musical desde tiempos inmemorables: el machismo.
Sales se refirió a la narración hegemónica machista que hemos aprendido y que aún se sigue tomando como referencia desde el periodismo musical. Esta visión se ha encargado, consciente o inconscientemente, de moldear la manera en la que se habla y escribe sobre música.
Para la realización de este reportaje, conversamos con Javiera Tapia, Juana Giaimo, Nayive Ananías y María Jose Ayancán, mujeres que de diversas formas se vinculan al mundo de la música y que a través de sus experiencias, visiones y opiniones aportaron en una discusión necesaria para repensar un nuevo y mejor periodismo musical.
“No he conseguido un lugar para escribir de música como a mi me gustaría, porque hay una voz que está muy marcada por cómo los hombres hablan de música” confiesa Juana Giaimo, licenciada en letras y editora del blog de música ‘Mi club de fans’, quien menciona además que nunca se sintió bien con “ponerse en un pedestal y hablarle a las masas”, ya que cree que hoy en día la gente tampoco busca eso, “que te digan que es lo que tienes que escuchar”.
Esto se explica ya que “el periodismo cultural, ya ni si quiera solo el musical, está modelado por la experiencia y la forma de escritura de hombres”, o al menos así lo ve Javiera Tapia, periodista chilena especializada en música popular, quien desde sus inicios recuerda haber enfrentado situaciones cotidianas que le mostraron un escenario laboral bastante masculinizado. “Yo no me sentía del todo bienvenida” comenta, añadiendo que algunas veces hasta sentía que la ponían a prueba durante las entrevistas “para ver qué tanto sabía, a ver si esta es groupie o en verdad es periodista, como veían que era chica”.
¿Pero por qué ha perdurado tanto el relato y las costumbres masculinizadas y sesgadas en esta área? El periodista musical español Fernando Cruz, reflexiona en uno de sus artículos al respecto: “Tal vez sea porque los periodistas musicales, principalmente varones, no nos sentimos menospreciados por él. Y así, de una forma pasiva, nuestro silencio cómplice contribuye a perpetuar la injusticia”.
Actualmente la Real Academia Española define al machismo como la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”. En la industria de la música podemos encontrar diversas demostraciones donde se ve reflejado el machismo y los micromachismos, desde los que sufren directamente las músicas, compositoras y productoras hasta la subestimación que pueden llegar a experimentar las propias periodistas y fans.
La figura de la fan y su rol en el periodismo musical
En el año 2017, Javiera Tapia, autora del libro «Amigas de lo ajeno», tuvo la oportunidad de entrevistar a Jessica Hopper para POTQ Magazine. En dicha ocasión, dialogaron respecto a cómo a la hora de hablar de música, mientras a las mujeres se les considera groupies, a los hombres se les ve como expertos.
Recordemos que el término groupie históricamente ha tenido una connotación machista en la industria de la música, sobre todo cuando se vincula al interés de carácter sexual que puede tener una mujer hacia una banda o artista. El periodista español Mario de Las Heras mencionó en un artículo que en los 60’ una groupie era considerada “una chica de ‘moral ligera’ para los sectores más conservadores de la sociedad” y si bien hoy la Fundéu RAE establece que la palabra “alude a los seguidores de cantantes, grupos musicales u otros personajes populares que viajan de una ciudad a otra siguiendo sus conciertos”, para algunos siguen quedando retazos de su antigua concepción, perpetuando una visión machista.
Volviendo a la entrevista de Hopper, la escritora estadounidense y en ese entonces editora de MTV News, reflexionó comentando lo siguiente: “¿Quién sabe más de música que una fanática? Ellas saben más que nadie: entienden al autor, entienden lo bueno y lo malo de un artista […] Son enciclopédicas en su conocimiento y creo que hay mucho valor en contratar a las fanáticas y a escritoras jóvenes que tienen otro tipo de entusiasmo”.
Javiera profundizó en el tema a propósito del presente reportaje y sostuvo que al momento de escribir sobre música la perspectiva de la fan no debería cuestionarse ni menospreciarse, ya que “tiene igual de validez que la de una musicóloga o incluso la de un periodista vieja escuela, ese que nos tiene chato porque se quedó en el rock progresivo, no le interesó nada más y piensa que del 82 en adelante todo lo que se ha hecho ha sido un mierda”.
De todas formas, el formato de escritura y perspectiva de Javiera no es el de una fan, sin embargo, destaca la importancia de que este exista, porque para ella “la fan completa un espacio que quizá esa mirada a distancia le falta, a mi me gusta leer a las fans porque siento que entregan eso que le falta al periodismo musical”.
Por el contrario, María José Ayancán, editora del medio digital ‘Rock A La Vena’, se considera fan de muchas bandas y al mismo tiempo se dedica activamente a hacer periodismo musical. Al respecto, ella sostiene que “cuando te declaras fan de algún artista o banda se demuestra que en verdad tienes cierta pasión por la música y se genera un interés genuino por querer acercarte más a este mundo, más aún cuando además eres periodista y puedes vincular esta pasión con tu trabajo”.
Al respecto, Nayive Ananías, quien es periodista, musicóloga y doctora en artes de la PUC, se suma al punto de vista anterior, agregando que se puede ser fan y hacer periodismo musical al mismo tiempo. A partir de una experiencia personal relata que el año pasado le tocó entrevistar a Noel Hogan, guitarrista de la banda The Cranberries (de la cual es muy fan, cabe destacar) y no vio problema alguno en hacerle una gran entrevista en profundidad y pedirle una fotografía al finalizar, demostrando su aprecio por el artista, “porque creo que una cosa no le quita a la otra”.
Las 3M: Mujeres, música y manifestaciones
“El feminismo se nutre de la música y la música se nutre del feminismo, es un vínculo tan íntimo que creo firmemente que no se puede romper”, es lo que me comenta Nayive al momento de responder si es que cree que el feminismo puede construirse a través de la música. Para ella, ambas expresiones de vida son conmutativas, esto quiere decir que se requieren la una con la otra, y sostiene que “no habría música que reivindique disidencias o minorías si no hubiese algún problema sociopolítico, económico, cultural o algo que choque con la sociedad”.
Un ejemplo a lo anterior es lo que comparte la escritora argentina Juana Giaimo, cuando recuerda un momento en su país durante el 2018 en el que pasó algo muy interesante: la lucha por la legalización del aborto, ya que esta fue una manifestación que consiguió que todo el ámbito cultural se revolucionara también. Juana comenta que la lucha logró hacer mucho ruido y por supuesto que esto se vio reflejado en la música, “salimos a las calles, se hablaba en los medios de comunicación, la lucha hizo que las mujeres se unieran para poder hacerse escuchar, algo que también terminó ayudando mucho a la industria musical argentina”.
Cuando se habla de este tipo de fenomenos Nayive trae a la mesa a Salvador Allende, quien decía que “no hay revolución sin canciones”, ya que para la musicóloga “no puede haber una revolución feminista o un intento de cambio paradigmatico que tenga un cariz feminista, o un cariz de sensibilidad social, que no esté amparado con la música”, porque bajo su lógica la música siempre se va a nutrir de las manifestaciones que vayan aflorando en la sociedad.
En base a lo anterior, afirma que la música a veces tiende a tener un cariz político, tal como sucedió con el movimiento de la canción chilena en la Unidad Popular (UP) y obviamente con la música en el exilio durante la dictadura… porque “la historia sin sonido no es historia, y el sonido sin voces no es memoria”.
Repensando un nuevo periodismo musical
Como se ha visto desde un inicio, el machismo es uno de los males que arrastra el periodismo musical desde hace décadas, una serie de actitudes, conductas y creencias que probablemente han experimentado injustificadamente miles de mujeres dedicadas a este oficio, pero ¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Cuál es el plan de acción? Nuestras entrevistadas nos dan ciertas luces de cómo repensar un nuevo periodismo musical libre de machismos y misoginia.
“Educar a las nuevas generaciones y educarnos a nosotras mismas” es lo que Nayive considera como la base de todo, ya que si bien los estudios de género y sexualidad en Chile han demostrado que a partir del 2010 se ha producido un mayor cambio, no solo en el periodismo musical, sino que en la vida de las mujeres en general, “aún estamos lejos de erradicar ciertos tumores como el machismo, la misoginia y la discriminacion a ciertas disidencias, por lo que se necesita una educación de calidad no solo en instituciones formales, sino también en los núcleos familiares”.
Muy en relación con lo anteriormente expuesto María José cree que el desafío de construir un mejor periodismo musical está relacionado con mejorar y trabajar en la cultura de nuestro país, “porque si la sociedad no cambia los paradigmas que nos han acompañado por años es difícil que el periodismo musical pueda estar libre de situaciones de machismo y misoginia”.
Por otro lado, para Juana “el desafío es poder moverse de esa mirada masculina que juzga y se posiciona por sobre el resto de la sociedad y en cambio, poder tener una mirada más empática”. La escritora comenta que al momento de leer reseñas de discos le parece algo muy extraño cuando estas se encuentran redactadas con un lenguaje muy frío y técnico, “me encantaría que los hombres se atrevieran a tener una mirada más subjetiva, que aprendan a soltar sus emociones y expresen más libremente lo que les hace sentir la música”.
“Estamos a 2023, me parece básico y obvio que las mujeres debemos habitar todos los espacios”, es lo que sostiene Javiera Tapia, sin embargo, piensa que el hecho de que existan más mujeres en un espacio no va a lograr que culturalmente un discurso cambie de inmediato “porque ser mujer no significa que va haber un pensamiento más progresista o feminista”. Para Javiera, el feminismo no convierte a las mujeres en seres iluminados y perfectos, “eso sería ir de la mano de la imagen de virgen María, por ejemplo”
Y no, las mujeres no somos perfectas.
Para Javiera hay una tarea que les compete a las mujeres y es tratar de conocer más acerca de aquellas que en el pasado fueron invisibilizadas, porque “lo que estamos leyendo y escuchando es un porcentaje muy ínfimo de lo que mujeres de 100 años hasta ahora han ido creando, porque son documentos que se han perdido, que no se han preservado, archivos que no han sido levantados y que es muy difícil de levantar mientras más años pasen”.
Por último, la periodista considera realmente necesario hacer una relectura a lo que nos han presentado durante años, “a estos casos de éxito de los que nos hablan, el canon de estas mujeres como ‘heroínas del rock’ o que se yo, también han sido descritas, muchas veces a lo largo del tiempo, de una forma muy prejuiciosa, a veces incluso mentirosa, con lecturas desde la misoginia, muy categorizada, se pueden buscar y te das cuenta que sus carreras están muy al alero de un productor o ellas mismas están muy cosificadas”.
Para finalizar, Javiera nos recuerda algo que no pasó hace mucho tiempo y que da cuenta de lo impactante que puede verse el machismo en el tratamiento informativo del periodismo musical:
“En algunos medios, en el menú principal existía la categoría “mujer”. Estaba “política”, “economía”, “deportes”, “actualidad”, “mujer”, como si mujer no fuese parte de la política, economía, deportes, cultura, sino que era una categoría aparte, como si viviéramos en un planeta aparte”.