
Reseña «Good Riddance» de Gracie Abrams
Una carta sin destinatario, un viaje entre la autorreflexión, la dureza de la realidad, la autocrítica y aquellos momentos que nos marcaron de los cuales es muy difícil escapar, incluso cuando nos concentramos en decir que ya están superados. Así nos recibe «Good riddance», el álbum debut de Gracie Abrams, compuesto por doce canciones cargadas de emociones y sentimientos ambiguos, los cuales nos abren paso para descubrir los pensamientos más íntimos de Abrams hasta la fecha, todo esto acompañado en su mayoría por la participación de Aaron Desner de The National en la composición y producción.
Manifestando su gratitud con la creación del álbum y sobretodo por la amistad y el compañerismo de Aaron Desner, Gracie ha dejado claro cómo la elaboración del mismo la ha ayudado a crecer como persona, haciéndola reflexionar y trabajar en aspectos que hasta ese entonces no había explorado de sí misma, catalogando además que este disco la ayudó a cerrar capítulos de su vida que la hacen desconocerse.
Destacando una vez más por su transparencia y vulnerabilidad, el disco abre con «Best», una canción cargada de autocrítica, misma que se vería reflejada un poco más adelante en «Full machine», canción que habla principalmente de la codependencia, junto a este mea culpa que se hace a la hora de poner fin a una relación y cómo se lucha con aquellos sentimientos ambiguos que se presentan al cuestionar la ausencia de la otra persona.
En «I Know it wont Work», «Where do we go now?» y «Will you cry?», Abrams nos envuelve en este espiral complejo de “¿Y ahora qué?”. Una lucha en lo que es mejor para unx mismx y lo que podría llegar a ocurrir, expresando cómo puede doler el saber que a veces la vida no es tan sencilla y que no todo resultará como lo imaginamos, sumado a esta frustración que nace del hecho que no siempre las personas van a vivir las experiencias de la misma forma, mostrando lo difícil y complejo que son las relaciones humanas. Esto es representado de forma más metafórica en «This is what the drugs are for», en donde Gracie relata cómo es vivir el después de una relación y el no saber cómo sentirse o cómo seguir adelante.
Ya cerrando la primera mitad del álbum, en un momento más íntimo, Gracie nos presenta «I should Hate you», una balada que relata este sentimiento contraproducente que se tiene al estar frente a una persona que nos ha lastimado y cómo, a pesar de todo, pareciera que el amor sigue presente, siendo marcada por la frustración y el sobre pensamiento que no nos deja avanzar y nos remarca esta confusión al no saber qué es realmente lo que se debería sentir. Algo parecido se vive en «Amelie», una canción que habla acerca del encuentro con una misteriosa joven que marcaría a Gracie, quien ahora se cuestiona si esa persona fue real o solo fue una creación de su cabeza, buscando desesperadamente una señal que le recordara que aquello existió.
Bajo un ambiente más sombrío, «Difficult» llega para abrirnos el corazón de Abrams acerca de sus inseguridades y esta lucha interna que se tiene cuando la vida se vuelve mucho más complicada, reflejando su angustia sobre sus decisiones y ese miedo a fracasar o a dañar a otras personas, haciendo esta ilusión de querer volver a casa o este anhelo a ser invisible. Por otro lado, en «Fault line» se nos sumerge en esta vivencia que se tiene tras una ruptura, enseñándonos la facilidad que tiene la otra persona de quebrar y de quebrarse, pero reconociendo que ella también tiene las mismas características, haciendo alusión a cómo va a estar bien y cómo puede seguir la misma línea rota.
«The blue», la penúltima canción del álbum, llega de manera inesperada, hablando acerca de cómo Abrams se encuentra a alguien nuevo que la hace reflexionar sobre lo común de compartir gustos e incluso el simplemente hecho de coincidir. La canción se corona como la más positiva del álbum, envolviendonos en esta idea de siempre esperar lo inesperado y de cómo no se puede evitar lo que se puede llegar a sentir.
Finalmente llegamos a «Right Now», canción con la que Gracie se despide del álbum, y en la que se nos muestra a una ya renovada Gracie Abrams, rodeada de nostalgia y cuestionamiento acerca de lo que ha sido su viaje hasta ahora y el cómo ha ido dejando ciertas partes de ella misma atrás, encontrándose sumergida en estas dudas acerca de si las decisiones que tomó fueron las correctas, sentimiento que se ha repetido a lo largo del disco. Por otro lado, la artista afirma encontrarse a sí misma flotando, más viva de alguna manera, repitiendo ya al final de la canción un constante “I feel like myself right now”, reflejando todo lo aprendido por la cantante a lo largo de este proceso y de cómo ha ido explorando sus sentimientos durante toda su carrera, buscando su lugar en el mundo, encontrándose con su yo más adulta.
Sin duda alguna, Gracie ha logrado conectar doce universos diferentes en un disco que nos da paso a replantearnos nuestras decisiones, reencontrándonos con experiencias pasadas y demostrando su increíble madurez y desarrollo dentro de esta industria. «Good riddance» es un disco del cual es difícil no identificarse o empatizar, dejándonos expectantes de todo lo que Gracie Abrams tiene para aportar en la música y en nuestros corazones.