Rosalía en Lolla 2023: Completa Sincronía
Reseña por Vicky
Fotos por @fmedinaeffio
Faltaba poco para dar cierre al segundo día del segundo día del festival Lollapalooza y en el Banco de Chile Stage, aparecía una de las headliners más esperadas. Rosalía ponía un pie sobre el escenario con solo un telón blanco de fondo, sus bailarines y dos grandes cubos a los costados, una propuesta escénica que parecía sencilla, llenaba todo el escenario junto a un público que coreaba todas sus canciones.
El show de la artista era prometedor y no defraudó en ningún minuto. Llegaba con una propuesta artística y audiovisual increíble. Al ritmo de sonidos de motor y juegos de luces, aparecían poco a poco sus bailarines con los ya icónicos cascos de «MOTOMAMI», junto a una de las estrellas más grandes de la noche.
Rosalía, que traía un show pensado para que pudiera llegar a ser realmente visto y disfrutado por cada espectador. Y es que es recurrente que al estar lejos del escenario, distintos factores te impidan llegar a ver bien el show y a los artistas presentes, pero esta presentación está hecha para ser visto correctamente solo desde las pantallas del costado.
Con distintas cámaras sobre el escenario, ya sean sostenidas por camarógrafos, bailarines o incluso ella misma, sumado con un montaje rítmico que daba justo en los cortes de cada canción, juegos de luces y visuales, hacían de la ocasión una experiencia completa y casi interactiva, viéndose aún más cercana a su público.
Tras cantar «SAOKO», «BIZCOCHITO» y «La fama», hizo un discurso explicando que cuando supo que vendría a Chile, preparó una canción especial, que tuvo que practicar muchísimo y que para presentarla, necesitaba mucho silencio para cantarla en acapella, pasando a gritar el ya conocido “CHI CHI CHI, LE LE LE” y, mientras se reía, pedía a su público que coreara el grito con ella.
Se encienden las luces rojas y Rosalía sola en el escenario pasa a cantar «De aquí no sales». Mientras la cámara la sigue constantemente, aparecen sus bailarines a rodearla y bailar junto a ella. Luego, en uno de los momentos más esperados, «LA NOCHE DE ANOCHE», canción que tiene junto a Bad Bunny, la artista con una cámara en la mano y el micrófono en la otra, baja al público para que sus fans canten junto a ella. Sin duda, vivir ese momento, viendo la emoción de sus fans tan cerca, escuchándolos gritar cada letra de la canción, te hace sentir parte de la experiencia.
Cambia la perspectiva. En «Linda» los bailarines se toman las cámaras, paseándose por el escenario, mostrando al público e interactuando entre ellos y con Rosalía. Las luces se apagan y no hace falta más que un proyector que la seguía para dar inicio a «Diablo». La artista luego pasó a presentar la canción sentada al centro del escenario, recargando energías para «DESPECHÁ». Una montaña rusa de emociones. Junto a visuales del mar, bajamos de nuevo y canta «LLYLM» casi sin mirar al público, incluso dándoles la espalda.
Entre el inglés y el español, nos presenta un cover de «Blinding Lights» de The Weeknd, que fue igual de coreada que sus canciones propias, para luego pasar a uno de los momentos más emocionantes de la noche: sus fans comienzan a cantar feliz cumpleaños a nada más, ni nada menos que a «MOTOMAMI», álbum que ese día cumplía exactamente un año, a lo que Rosi responde muy emocionada “ni en mis mejores sueños yo podría imaginar estar hoy celebrando un año de MOTOMAMI aquí con vosotros. Es increíble, así que gracias a todos por estar aquí, por venir, por compartir, por escuchar MOTOMAMI, ¡por ser tan motomamis! ¡Real, Chile, es uno de los sitios más motomamis que existe y punto!»
Luego, pasamos al momento más íntimo e irónico de la noche. Ella sola con su piano, una tenue iluminación y una visual muy similar al fondo predeterminado de Windows con un paisaje y nubes, canta «HENTAI», siendo coreada con muchísimas fuerzas, especialmente el “te quiero ride como a mi bike” y “segundo es chingarte, primero es Dios”, junto a montones de gritos entre medio de “te amo, Rosalía”.
Aún sentada en su piano, da paso a «CANDY», para luego subirse a este y bailar junto a su versión remix. Empieza a sonar «MOTOMAMI» y sus bailarines se juntan para formar una moto a la que Rosalía se sube. Antes de presentar la siguiente canción, dice “Chile, para todo el que esté enamorado, le dedico esta canción” para presentar, a estas alturas, un clásico de su repertorio, «PIENSO EN TU MIRÁ», mientras su propia mirada sigue a la cámara.
Tirada en el piso junto a sus bailarines, pregunta “Chile, ¿estáis ready pal’ perreo?”, y así dar inicio a la enérgica «LA COMBI VERSACE», y luego a la ya conocida «Con Altura», donde se cambia el lente de la cámara, para ser toda la canción captada con un “ojo de pez”. Después de tanto baile, nuevamente todo se apaga, y ella sube a uno de los cubos a sentarse, para presentar el segundo cover de la noche, reversionando «Héroe» de Enrique Iglesias, otro de los momentos más íntimos y sencillos de su show, al ritmo de las linternas del público.
Se acerca el bloque final con «MALAMENTE» donde las visuales proyectaban las imágenes de la cámara que estaba desde arriba del escenario, dando cuenta de una visión distinta de la coreografía. Sigue el hit de Tiktok «CHICKEN TERIYAKI», para cerrar con la explosiva «CUUUUuuuuuute». Broche de oro, ya que era la canción ideal para hacer uso de todos los recursos simultáneamente, casi como un recordatorio de todo lo que implica levantar este tipo de shows. Agradece a sus fans y una cámara la va a buscar al escenario hasta el backstage, donde contenta, se termina tirando al piso.
Se acerca el bloque final con «MALAMENTE» donde las visuales proyectaban las imágenes de la cámara que estaba desde arriba del escenario, dando cuenta de una visión distinta de la coreografía. Sigue el hit de Tiktok «CHICKEN TERIYAKI», para cerrar con la explosiva «CUUUUuuuuuute». Broche de oro, ya que era la canción ideal para hacer uso de todos los recursos simultáneamente, casi como un recordatorio de todo lo que implica levantar este tipo de shows. Agradece a sus fans y una cámara la va a buscar al escenario hasta el backstage, donde contenta, se termina tirando al piso.
Ningún escrito le hará justicia a lo que es vivir esta experiencia en vivo, es casi imposible no entrar en detalle de lo ocurrido en cada canción, y es que la cantidad de recursos que se aprovechan son muchísimos, y no se le teme al sobre uso de imágenes, iluminación o formatos. Todo es posible y todo se aprovecha para crear las atmósferas correctas en cada canción. Tremendo desafío para un setlist que consta de un constante sube y baja, con canciones bailables y pegajosas a otras más lentas para volver a subir.
Rosalía logra una complicidad tal entre la cámara, sus bailarines y el público, que es imposible distraerse con su propuesta. En un mundo donde cada vez se nos dice más que nos alejemos de la tecnología y las redes sociales, Rosi logra juntar todos estos elementos y usarlos a su favor, explotando todo al mismo tiempo, demostrando que no tiene por qué ser algo negativo, ya que la tecnología también está a disposición del arte. Y de esta manera, logra que su show llegue correctamente a cada espectador.
Una presentación que logra coronarse como la mejor de la jornada, una de las más destacadas de esta edición de Lollapalooza, y por qué no, una de las más importantes en la historia del festival en Chile.