Dulce y Agraz
Si hablamos de mujeres bacanes, es imposible no incluir a una mujer chilena que, gracias a su habilidad de transformar e innovar con sus líricas, desafía cada vez más a la industria nacional. Hablamos de Daniela González, la artista detrás de Dulce y Agraz.
Nacida en Concepción bajo los cielos del signo Leo, es una prueba de que los orígenes artísticos de la ciudad viven en ella. La versatilidad que la caracteriza al ser cantante, poeta y el estudiar teatro en los últimos años, se refleja en su trabajo y la capacidad de albergar el arte en todas sus creaciones, tanto arriba como abajo del escenario.
Artistas como Julieta Venegas y Fiona Apple son algunas de sus influencias, pero el folclore chileno no se queda atrás, estando presente en una interacción con otros géneros, como el pop y la electrónica, que residen en sus obras para que este siga vigente en una industria en la que cada vez se hace más difícil. Sin embargo, este tipo de mezcla le ha hecho traspasar las fronteras y ser valorada a lo largo de Latinoamérica.
Con tan solo 17 años, salía a la luz su EP debut homónimo en donde la acústica, la nostalgia y esencia romántica la hicieron abrirse paso. En el año 2018, luego de sacar múltiples singles y sentir que necesitaba armar un disco más sólido, su segundo proyecto nombrado «Trino» es estrenado. A lo largo de sus 11 canciones, se transmite una estética clara y conceptual donde la sensibilidad y las emociones afloran de una manera personal. Esto junto a otras mujeres bacanes como Natisú y Princesa Alba.
Expresar su interioridad y vivencias personales de una forma completamente visual es parte de su sello. Estudiar teatro fue un factor importante para demostrarnos que la puesta en escena es igual de importante para poder complementar sus presentaciones y sacarnos de la cotidianidad del espectáculo chileno. Esto sin dejar de lado la poesía, con la cual demuestra que el arte puede mezclarse y lograr piezas en donde los sentimientos más personales pueden ser transmitidos de una forma única.
Tal como su nombre lo dice, la música y su proceso puede tener momentos dulces y agrios, pero una mujer chilena bacán como Daniela es capaz de juntar diversas aristas y tener resultados como todas sus obras. Sus canciones, poemarios y presentaciones nos traen un aire fresco que nos harán valorar nuestras raíces y reencontrarnos con nuestros pensamientos y vivencias más personales.