Fonosida
El mundo de la música chilena es curioso, es un lugar donde los sonidos independientes y la experimentación se entrelazan. Dentro de este caos, joyas aparecen al calmarse el agua. Y en este domingo de gente triste les hablaremos de uno muy especial, formado en 2017, el proyecto Fonosida logra capturar la esencia de la melancolía juvenil y combinarla con pegajosas melodías y letras de esas que acompañan en los momentos difíciles de la vida, esas palabras que en su simpleza, se quedan enganchadas en la mente.
Como proyecto sostenido en la conexión entre Cristóbal Faúndez, Francisco Soto, Ricardo Canales y Saskya Campos, juega en los límites entre el electropop, el synthpop y el indie pop para acercarnos a lugares vulnerables, a fiestas de una adolescencia llena de elementos que debían ocurrir a futuro y a todo tipo de relaciones, pasando por la euforia de estar con un otro significante, por la delicadeza del mundo interior o la pena del recuerdo vívido.
Uno de los elementos distintivos de Fonosida es la voz de Saskya, una cantante con una habilidad vocal increíble, que le da vida a las letras del proyecto con su toque distintivo. La forma en que Saskya utiliza su voz para transmitir melancolía, emoción o una vulnerabilidad íntima en cada canción es notable.
Esto se combina con las letras, que son otro aspecto destacado de la propuesta del proyecto musical. Funcionan muy bien en la estructura pop, combinando progresiones pegajosas con letras que exploran temas introspectivos y emocionales. El quiebre en «Centro Comercial», la honestidad en «Perreo Intenso» o «Torpe y Vulnerable», todas las canciones presentan un espacio genuino.
Ya en el terreno de los ritmos, el caos y la melancolía se entrelazan en el pop de temas como «140 BPM», que con una base rápida abre su segundo álbum, «Compañerx», y enmarca las tonalidades más oscuras características de las fiestas nocturnas, el alcohol y una forma poco común de entablar lazos y relaciones. Incorporando elementos caóticos y dramáticos en su música, crean una experiencia sonora que te invita a unirte y bailar música que no pasa de moda.
Explorando su catálogo, nos encontramos con «Tiremos» y «Findesemana», canciones que marcan el tono general de la agrupación, la característica de una juventud que, bombardeada con estímulos y formas foráneas de vivir al máximo cada día, se encuentra con la realidad nacional, un gobierno que intenta educar sobre una enfermedad que se contagia en el contacto sexual, pero sin entender cómo es que esto se genera, sin entender el componente humano que hay detrás, las personas con las que están tratando.
Encontrarse aquí es raro, es a veces disonante o a veces incómodo, y Fonosida plasma estos conflictos y estos encuentros de manera íntima y auténtica, creando imágenes azules de una pieza encerrada en alcohol y contradicciones “¿Quedarme o irme?”.
Sus álbumes, «Dorama» en 2019, «Fonomix» en 2021 y «Compañera» en (2022), publicados bajo el sello Gemelo Parásito, son ejemplos de la exitosa fusión entre de alegre del pop con la introspección de sus letras. El ejercicio en «Fonomix» resulta un paso interesante en su carrera musical, incluyendo unos de sus mejores temas, como «Islas» o «Costanera Center», que nos llevan a instantes complejos de duda, mientras nos hacen bailar con ritmos preciosos e introspectivos.
La agrupación se sitúa en un espacio compartido con sus contemporáneos, se entiende en ese espacio y comparte con amigos como Frucola Frappé, Catana o Paco Miranda, quienes acompañan algunas de las canciones en el álbum, o también colaborando y compartiendo espacio junto a otros exponentes del pop de adolescentes como Poder Fantasma o Mitimitis.
Mientras que lo presentado en «Compañera» se vuelve un paso más allá, que denota precisión, madurez y crecimiento, sin nunca abandonar la sensibilidad de los corazones que crean la música. Pocas bandas de la escena chilena han logrado lo que este proyecto ha alcanzado, tanto en lo disfrutable de su propuesta como el alcance que han tenido, en el que la agrupación ya está pensando en el extranjero.