Hi Barbie! Es jueves de películas y finalmente hablaremos de la ola rosa que nos viene llevando desde su estreno, volviendo a convertir el ir al cine en un evento que tiene hasta dresscode, con mucha diversión, comedia y obvio, música genial, además de feminismo y comentario social.

El personaje de Barbie no es desconocido para nadie estos días. La muñeca que existe desde fines de los 50 no ha dejado a nadie indiferente, ya sea que la amen porque formó parte de nuestras infancias e inspiró a muchos a ser lo que quieran ser, o que la odien por la larga lista de polémicas que han surgido alrededor de la marca, tanto por la contaminación del plástico y el incentivo al consumismo, como por la instauración de ideales de belleza inalcanzables.

Una marca que además cuenta con todo un universo cinematográfico desde el 2001, y que al comenzar a perder popularidad en los 90 por el surgimiento de las Bratz, debieron buscar otras formas de llamar la atención. La primera  fue «Barbie en el Cascanueces», tan exitosa que desató la producción de una saga de películas animadas que hoy suman 39, y que sería solo el puntapié inicial de la ola rosa que terminó por alcanzarnos a todes.

La que nos convoca hoy, «Barbie», fue estrenada en julio de 2023, luego de salir del infierno de producción en el que estuvo desde el 2009, cuando se anunció por primera vez una cinta de live action de la muñeca. Esta pasó de las manos de Universal a Sony y finalmente a Warner, con el guión yendo de Jenny Bicks a Diablo Cody, y el protagónico desde Amy Schumer a Anne Hathaway. Agradecemos habitar el universo en el que Greta Gerwig terminó siendo la encargada, con Margot Robbie dándole vida a Barbie, y Ryan Gosling a Ken.

La película comienza en Barbieland, donde todas las barbies creen que con su existencia lograron la igualdad de derechos en el mundo real, y la historia se centra en la Barbie estereotípica, que vive en su casa soñada y todos los días tiene un gran día, pero comienza a tener pensamientos sobre la muerte, dejan de funcionar las cosas en su casa e incluso se le aplanan los pies. Las demás le sugieren consultar con la Barbie rara (resultado de un juego muy brusco), quien la envía en un viaje hacia el mundo real para conocer a la niña que juega con ella y poder ayudarse mutuamente. Ken, por su parte, solo tiene un buen día cuando Barbie lo toma en cuenta, nadie sabe dónde vive ni tiene ninguna ocupación además de “playear”.

Cuando Barbie emprende su viaje, Ken la acompaña (un poco a la fuerza), y mientras ella conecta con el mundo y se da cuenta de lo diferente que es de lo que ella pensaba, Ken se fascina con la atención que recibe y una idea primaria del patriarcado, en la que los caballos tienen mucho que ver. Barbie encuentra a la niña que jugaba con ella, Sasha, pero resulta ser una adolescente con ideas bastante claras sobre lo problemática de su figura, y se da cuenta que no era la niña quien estaba jugando con ella, sino su madre, Gloria, que aburrida de la rutina, de no ser apreciada en su trabajo y de perder conexión con su hija mientras crecía, comienza a jugar con Barbie y a dibujarla con crisis existenciales y celulitis.

Ken, mientras tanto, se encarga de instaurar su versión de patriarcado en Barbieland, convirtiéndolo en Kendom, llenando todo de figuras de caballos, mini refris y autos gigantes, y convenciendo a las barbies de que es mucho mejor traerles cervezas, hacerles masajes y ser sus “novias casuales de larga distancia, bajo compromiso y a largo plazo”. Es entonces cuando la figura de Gloria se vuelve fundamental para ayudar a las barbies a volver a ser ellas mismas y despertar de la hipnosis del patriarcado de Ken, mediante un discurso sobre lo difícil que es ser mujer en el mundo real y las enormes desigualdades entre hombres y mujeres que realmente afectan a ambos. Al lograr restablecer Barbieland, Barbie se disculpa con Ken por tomarlo por sentado y lo impulsa a ser su propia persona, aparte de su relación con ella. Entonces decide convertirse en humana, abandonando su mundo rosa, plástico y perfecto, y aceptando su propia mortalidad.

El diseño de producción de la película es de otro mundo, usando la mínima cantidad de CGI posible, todos los fondos son pintados a mano simulando una caja de Barbie, todo es tangible y plástico, todo se ve como de juguete, todo existe pero es falso de alguna forma, una verdadera maravilla. Además del ya manoseado tema de la escasez de pintura rosada durante la producción de la película y la maravillosa campaña de marketing, que ya se está estudiando para poder reproducir con otros productos.

La música no se queda atrás, con una banda sonora repleta de artistas femeninas y canciones que no podremos separar de la película nunca más (así como Oppenheimer), como es el caso de «Closer to Fine» de Indigo Girls o «Push» de Matchbox Twenty, que es la protagonista de la escena de las fogatas, con los Kens tocándola en guitarra (y hasta batería) a las Barbies, momento que nos recordó cosas que quizás preferimos olvidar.

Destacamos además «Dance the Night» de Dua Lipa, nuestra Barbie Sirena, que musicaliza la primera coreografía de la película en la fiesta de Barbie y  «Speed Drive» de Charli XCX, que anima la persecución de los ejecutivos de Mattel a Barbie. Obviamente no podemos dejar de lado «I’m Just Ken» de Ryan Gosling, donde expresa todo lo que siente en un melodramático momento musical junto a todos los kens, dejándonos con la melodía pegada para siempre. Y claro, la encargada de hacernos llorar no pudo ser otra que Billie Eilish con «What Was I Made For», que suena en el momento en que Barbie decide ser humana, con un montaje de niñas, jóvenes y mujeres experimentando pedazos de vida.

Hay que hablar del elefante rosa en la habitación: el feminismo y el comentario social de la película. Y es que sí, «Barbie» tiene un mensaje feminista, y además de ser una figura de inspiración por años con su “sé lo que quieras ser”, ahora también nos dice que está bien solo ser. Además, le da una historia y un arco a Ken, sacándolo de su estatus eterno de accesorio y volviéndolo un personaje. También cuestiona la estructura del mundo real y la desigualdad, incluso dentro de Mattel mismo, con todos los cargos de poder ocupados por hombres. Pero todo esto lo hace bajo el amparo de Mattel, que no hará más que enriquecerse a raíz del éxito de la película…

¿Hace esto que el mensaje de la película sea menos valioso? Quizás, pero también el hecho de que haya tanto cuarentón conservador furioso porque la película “odia a los hombres” o diciendo que “la agenda feminista nos va a matar a todos”, hace que todo valga un poco más la pena. Además, rompió el récord de ser la película más taquillera de todos los tiempos dirigida por una mujer, y si bien no está dirigida a niñes (con una clasificación PG-13), les que la han visto se están preguntando cosas importantes como “¿qué es patriarcado?” y “¿dónde puedo conseguir un Allan?”.

Sin dudas les dejamos invitadísimes a ver la película, que si no los encanta con su diseño de producción, lo hará con su música, su humor, su contenido político o sus actuaciones, y si nada de eso los convence, al menos tendrán de qué quejarse por un buen tiempo.