
«MAGICMAN 2» de Jackson Wang
El primer paso a la estabilidad
Reseña por Valentina Uribe
Para entender la mente de un artista como Jackson Wang, es necesario mirar hacia atrás, antes de la creación del personaje que es Magicman. Jackson es un idol, deportista olímpico, bailarín, uno de los músicos actuales más importantes tanto de China como del sello 88Rising y, en muchos sentidos, un humano complejo y perfeccionista.
Al presentar el primer disco de «MAGICMAN», teniendo total libertad creativa, inventó un personaje sacado directamente de sus entrañas y de sus miedos. Es un zombie de circo con un corazón de oro, un bufón que muy abiertamente sentía que si no entretenía a las masas, estas mismas lo iban a devorar. Es sabido también que luego de las promociones de este disco, Jackson fue forzado a estar en un hiatus para mejorar su estado mental, cuyo deterioro era una preocupación tanto para su equipo como para él mismo.
En el caso de «MAGICMAN II», este universo se expande a lugares más oscuros e irónicos. Esta vez, el personaje refleja los problemas de identidad de Jackson, sus propias luchas con la fama y todas las cosas negativas que conlleva. Al mismo tiempo, es un disco que, casi desesperadamente, busca conexión más allá de lo superficial, hablando de lo difícil que esto es para alguien en su posición. Esto no solo se ve en letras que hablan de relaciones interpersonales, sino que habla a comunidades, de forma más generalizada. El personaje quiere salir del hoyo donde ha estado ahogado por tanto tiempo. Para Jackson, es una forma de mostrar que es necesario cuidar de tu mente antes que de las de otres.
El álbum abre con «High Alone», que también fue el primer single y la introducción al estado mental del personaje, siendo una clara crítica al consumo del arte de forma pasiva y violenta. Sobre el beat suave y desolador, mientras se ahoga a la vista de les consumidores, una voz le repite: “You’re perfect, You’re perfect, it’s worth it”. Este mismo tono sigue en «Not for me», una delicada balada donde habla sobre sentirse una marioneta, en donde se suponía que hacer arte iba a ser fácil, pero no para él.
La narración del disco cambia un poco desde «Access», donde canta algo más superficial sobre su ego, a modo de distracción. Desde este punto, el disco se vuelve más sobre las fiestas, el consumo, los malos amigos e incluso, un supuesto guiño al concepto de las groupies, esto último siendo también notorio en «BUCK» donde, básicamente, habla de coquetear con mujeres, o más bien, con la cantidad infinita de personas que coquetean con él. La canción es una colaboración con el cantante indio Diljit Dosanjh quien, en su propio verso de la canción, el cual rapea en hindú, recalca la idea de que a veces es mejor solo dejarse llevar por esa alma de fiesta.
«Gotta be a Dick» es el segundo sencillo del disco y la favorita de Jackson, principalmente por la libertad que le dieron en la creación del videoclip. “Sometimes we gotta be a dick. Not to harm, but to set boundaries and protect our own will” es la frase que se muestra al final del videoclip y que es una especie de motto con el que Wang se ha movido últimamente. El mensaje de la canción es claro: a veces ser bondadoso no es suficiente y aprender a poner límites es algo muy importante para mantener la sanidad mental. En el detrás de cámaras del videoclip, Jackson habla algo preocupado, pensando que la gente no iba a entender el concepto. No quería que lo vieran como si fuera algo violento o mal agradecido, de lo cual, él mismo se da cuenta, es una preocupación infundada por la malinterpretación de otras piezas de arte. “You may not like it at first, but I promise, it’s a song that comes from my heart and it’s a very important message” (puede no gustarte, pero prometo que es una canción que viene de mi corazón y su mensaje es muy importante) afirma en la conclusión del detrás de cámaras.
El disco toma otro giro desde «Hate to Love», una canción de pop con toques funkys que la hacen lenta y pegajosa, hablando de lo difícil que es poder soltarse lo suficiente para amar a otra persona. La misma pista sigue en «One Time», como una continuación que busca esperanzar al oyente. La intro es Jackson filosofando sobre si es realmente necesario intentar encontrar un complemento, finalizando esta reflexión con “Maybe I’m wrong, but I still believe in trust… And I still believe in love” (Quizás estoy equivocado, pero todavía creo en la confianza… Y todavía creo en el amor). La canción termina con el personaje ofreciendo una última oportunidad, dando paso a un tono más desesperanzado con «Everything», pidiendo a gritos llegar a ser entendido más allá de la superficie.
«MAGICMAN II» finaliza fuera del personaje del cantante, con una trilogía de canciones que inicia con «Dear», probablemente el interludio más personal del disco, una carta a su yo del pasado y que es protagonizada por la voz de una mujer en una llamada telefónica hablando en cantonés, su idioma natal. No se especifica quién es la mujer de la llamada, pero se puede discernir que es una figura materna, que le aconseja o le aconsejaba en su juventud y a quien Wang, finalmente, agradece. La canción transiciona a «Sophie Ricky», en la que, siguiendo la línea de la pista anterior, los nombres Sophie y Ricky son referencias a sus padres (Sophia Zhou & Wang Riuji). Jackson concluye el álbum con «Made me a Man», enfatizando una vez más que fueron sus padres, quienes lo hicieron el hombre que es hoy en día, aferrándose así a sus raíces.
En las mismas palabras del artista, son las circunstancias y lo que recibimos de las personas que nos rodean lo que nos da un sentido de “magia”. Cada quien decide qué hacer con ella, cada quien decide conocerse a sí misme o buscar robarle la magia a alguien más. Porque al final del día, la identidad es lo más importante que tenemos y lo último que nos pueden arrebatar. Es por esta razón que Jackson busca incitar a otros a conocer su propia identidad y defenderla a como de lugar.