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Cléa Vincent lanza su nuevo álbum «Ad vitam Æternamour»
Escrito mano a mano con Raphaël Léger, su alma gemela creativa desde hace diez años, que también ha grabado y producido el álbum, «Advitam Aeternamour» presenta letras cargadas de imágenes del equinoccio.
En la conmovedora y sobria canción que da título al disco, los destellos de luz repentinos se acompañan de sintetizadores tintineantes envueltos en las voces de un coro angelical, como también se escucha en «Nuit de Yalda» Cléa ofrece una visión moderna de la música house de los 90’s, en «C’est Ok» y del garage 2-step en «Free Demain».
Especialmente influenciada por The Beloved, no duda en sumergir canciones pop en el crisol electrónico para que entren por la puerta del club, como en «État Second», donde «subimos las BPM». Y ya sea en «Shut down ma tête» o en «Douce Chavirée», Cléa empuja aún más el corcho del champán para que la fiesta no pare nunca. El bajo sube, el ritmo se intensifica: las melodías de estos éxitos eternos son una invitación a la pista de baile, iluminada por su sonrisa.
Como se aprecia en el abrazo relajante que aparece en la carátula del álbum, las tonalidades brillantes y psicodélicas son el complemento perfecto para su pop sintético de inclinación terapéutica. Aunque aborden temas como las rupturas, las canciones de Cléa, vitaminadas y profundas en apariencia, pretenden sanar y reparar. «Se laisser partir» con sus ecos ligeros de vocoder, emulando la sombra vocal de un ser querido, es una canción optimista de ruptura.
«Advitam Aeternamour» nos da la vida, desde el nacimiento hasta el dolor, y en medio, una pasión salvaje y palpitante. Si sus canciones resuenan en nosotros, es porque Cléa nos habla en ellas, como se escucha en el himno girl power «Free demain» donde se dirige al oyente como a un amigo («pisa el acelerador y despegarás hacia las estrellas»). Cuando comparte el micrófono con Jacques en «État Second» envuelta por los sonidos de objetos musicales no identificados, la complementariedad de los dos artistas es evidente. El álbum es, tanto un homenaje a las virtudes curativas de la música, como un autorretrato de Cléa habitada por su arte.