Lanzamiento de «Heridas» en Sala Master: Calidez nostálgica en pleno invierno
Reseña por @valsblues
Fotografía por Sebastián Mancilla
Como en el living de la casa de tus amigues más cercanos, Sala Master nos recibió este sábado 17 de agosto entre tenues luces que albergarían a Luciano Altair, y el lanzamiento de su disco debut «Heridas». A sala llena, viviríamos la experiencia de escuchar por primera vez el álbum del artista alternativo-experimental.
Pasadas las siete de la noche, la sutileza de la guitarra acústica se encargó de abrir este importante debut, en manos de Nico Carreño, cantautor rancagüino que se mueve entre sonidos pop-folk y rock clásico, y que sentaron el tono de lo que sería una velada marcada por la intensidad sonora y emocional.
Con «Pajaritos» de su álbum «Heterónimo» y especialmente «La Daniela de Antes» de su más reciente disco «ISRS», Nico demostró en pocos minutos la potencia de su composición, así como su expertis interpretativa, en compañía de Moa Nicolás Edmunds Guevara que se sumó como un respaldo impetuoso a la espera del artista principal.
“Herida abierta y violencia” fueron las primeras palabras interpretadas por Luciano, en la que sería la primera presentación en vivo de su álbum, y que decidió partir en el piano y con la última canción «Chau». Luego, se trasladó al centro del escenario dando cabida a una sólida banda y presentándose sin tapujos con «Herida», primer single de este trabajo titulado del mismo modo, que habla sobre aquellos dolores escondidos y la aceptación de los mismos como un proceso ineludible. Aquí podemos escuchar cómo el cantante hace del refrán un constante recuerdo para él mismo sobre el ejercicio de “cuidarse la herida”.
El concierto fue tomando forma en compañía de Gonzalo Mera en la guitarra, Benjamín Luna en el bajo, Dante Cerda en la batería y Diego Maturana en teclados y samples, además de David Sánchez que se unió casi al final del show en el saxo. No obstante a ello, Luciano se dio un espacio para él solo en el escenario durante algunos temas como reflejo de la autenticidad de la composición de su música, el que siempre da inicio en soledad. Además, aprovechó de reconocer que no es un artista que toca mucho en vivo, por lo que esta era una ocasión muy especial. Así, interpretó algunos de sus primeros temas no publicados oficialmente como «Rincón» y «Casa», que nos trasladó a ese lugar personal en donde nacieron las primeras intenciones musicales, además de un honorable cover de «Material Particulado En Suspensión» de Nando García.
La decisión de tocar junto a una banda fue un acierto, pues el diseño sonoro que propone el disco se aprecia mucho mejor con la mezcla en vivo de las cuerdas electroacústicas trabajadas y la experimentación por medio, del interesante uso de sintetizadores, que junto a las voces de apoyo generan distintas capas sonoras que enriquecen y dotan de distintos matices a las canciones.
Con la confianza de los aplausos de un público familiar que coreaba algunas canciones, Luciano se dispuso a interpretar de forma sensible pero coherente el resto del disco, haciendo pausas para contextualizar algunas canciones e invitando más tarde a Lucas Achondo, voz en Así me dicen, a interpretar «Plegaria» junto a él.
Sin olvidar agradecer a todo su equipo y a les asistentes, el show debut culminó en compañía de David Sánchez en el saxo con «Daga», single del año 2020 que si bien no pertenece al álbum celebrado, en aquél año haría un guiño conceptual a lo que se estuvo presentando este sábado y se sintió como un buen cierre para una noche bien estructurada que quedará para el recuerdo del músico.
«Heridas» es un disco que podría ser una de las muchas respuestas a cómo suena la melancolía y el resonar de las experiencias humanas. Desde la escritura íntima, Luciano se desenvuelve musicalmente de tal forma que logra establecer el carácter autoral de su obra, de la mano de la particularidad lírica más interesante y transversal en el álbum: los refranes (o repetición de fragmentos de la letra) que funcionan como una forma de constante autoconciencia sobre el relato de sus vivencias, en directa cohesión con la propuesta experimental sonora.
Hay shows que deberían venir con un brebaje caliente de apoyo emocional, y el de Luciano junto al apoyo de Nico y todos los músicos acompañantes definitivamente fue uno de ellos. Un momento de calidez nostálgica en pleno invierno, acompañado por un proyecto tan armonioso como crudo, que desde la comodidad de lo que podría ser el propio hogar en silencio, donde escuchas nada más que tus propios pensamientos, se modela una atmósfera capaz de trasladarte mentalmente a la cima de una montaña brumosa a tener un momento reflexivo sobre las distintas perspectivas desde las cuales uno puede mirar sus propias heridas, permitiéndose verlas como lo que son, ya que “no todas son dramáticas ni fatales”.