«Dead Boys» y «The Dying Light» de Sam Fender
Content Warning: este especial habla de temas sensibles como la depresión y el suicidio.
Este sábado hablaremos de una historia compuesta por dos canciones. Una historia que evidencia la importancia de hablar de manera abierta acerca de la salud mental, sobre todo en espacios tan accesibles como la música. Una historia que ha salvado, por lo menos, una vida. Hablamos de la dupla de canciones «Dead Boys» y «The Dying Light» del artista británico Sam Fender.
Esparcidas en dos álbumes distintos, las canciones nos ponen en dos puntos de vista distintos respecto a la misma situación: uno de los pueblos de Inglaterra con los mayores índices de suicidios masculinos. Si bien «Dead Boys», la primera canción de la dupla, pareciera ser más triste y pesimista, la segunda «The Dying Light» es un triunfante himno acerca de seguir adelante.
Sam Fender es un cantautor británico que se crió en el pueblo de North Shields, un pueblo costero de Inglaterra cercano a Newcastle. El artista se ha caracterizado principalmente por sus letras increíblemente personales y sus melodías de indie rock que recuerdan a las de los ochenta. Su primer álbum «Hypersonic Missiles» lanzado el 2019, le consiguió una seguidilla de fans bastante numerosa. Sin embargo, no fue hasta su segundo álbum «Seventeen Going Under» que verdaderamente logró posicionarse como el it boy del indie rock del momento.
«Dead Boys» es la cuarta canción del primer álbum del artista, y es sin lugar a duda el punto más bajo emocionalmente de la dupla de canciones. Esta nació cuando uno de los amigos de Sam Fender se quitó la vida y estuvo oculta por muchos años, ya que el cantante no estaba seguro de si debía lanzarla o no, puesto que temía que fuera vista por el público como una manera de lucrar con una tragedia. No fue hasta que se la tocó a su equipo que se dio cuenta de lo importante que canciones como estas podían ser. Los días posteriores a haberla tocado, varios miembros de su equipo se acercaron a él a compartir las historias personales que ellos tenían con el suicidio y fue ahí cuando decidió lanzarla, como una forma de quitar el estigma que rodeaba el tema.
La canción comienza con solo una guitarra desoladora, que es rápidamente acompañada por la voz del cantante. Estos dos instrumentos, junto a los cuales posteriormente se suman otras guitarras y una batería, transmiten perfectamente la vibra fúnebre de la canción. “Los aniversarios son efímeros, pero aparecen cada año a una velocidad vertiginosa” es la primera frase del tema, la cual expresa claramente no solo la gravedad de la situación al referirse a múltiples aniversarios, sino también la desesperación que siente el artista tanto con la poca importancia que pareciera dársele a los aniversarios como con lo rápido que ha pasado el tiempo desde que esas personas se fueron.
La letra continúa diciendo “todos luchamos con el perro negro, algunos en voz alta, otros en silencio”, lo que no solo confirma que el cantante ha tenido problemas de salud mental, sino que también no es el único en su círculo. Posteriormente, se refiere a cómo la salud mental no tenía importancia en su pueblo natal o que, por lo menos, la gente a su alrededor no le daba importancia diciendo “todos aquí solo beben, porque esa es nuestra cultura”. Finalmente, cierra diciendo repetidamente “nadie puede explicar todos los niños muertos en nuestra ciudad natal”, refiriéndose a los altos índices de suicidio que tiene el sector de Inglaterra en el que se crio el cantante. La tristeza transmitida por la canción llega a su clímax en este punto final, donde la batería y la guitarra parecieran emular una especie de desesperación por los eventos por los que tuvo que pasar el cantante durante su infancia.
Pero además de concientizar, esta canción ha salvado vidas. En una entrevista, Sam Fender afirma que unos meses después de lanzar la canción, recibió un correo donde una persona le contaba que iba camino a terminar con su vida cuando en la radio lo escuchó a él hablando acerca de esta canción, y fue ahí cuando volvió a su casa y decidió pedir ayuda.
Si «Dead Boys» sirve para contextualizar parte de la infancia y adolescencia de Sam Fender, «The Dying Light» es una reflexión aún más personal respecto del tema años después.
La canción comienza con un piano, y es este el único instrumento presente durante gran parte del tema. Después de unos segundos, la voz del artista se suma a la canción, y en la primera estrofa hace inmediatamente la conexión con «Dead Boys». Al hablar de un bar de su pueblo, el cantante dice “esos niños muertos siempre están ahí, hay más de ellos cada año”, refiriéndose a cómo la situación que él vivió en su pueblo natal no ha mejorado, y sigue habiendo suicidios todos los años.
Durante el resto de la canción, Sam Fender se dedica a contarnos acerca de su experiencia con la depresión. “Tal vez podría necesitar ayuda” es como comienza la segunda estrofa, para luego contarnos acerca de cómo se le están acabando las ideas para poder luchar contra su propia mente. Posteriormente, el cantante admite que le aterra tener hijos por las “marcas hereditarias” que tiene la depresión y que él le podría pasar a sus hijos, él no quiere que sus hijos tengan que pasar por lo que él pasó. Durante esto, la intensidad de la canción va subiendo levemente hasta llegar a su clímax, un triunfante y victorioso instrumental donde el piano y la batería son los protagonistas, y que viene después del momento más bello de la letra, en la cual el cantante decide seguir viviendo “por mi padre, mi madre y todos mis amigos, por todos los que no sobrevivieron la noche”.
La frase titular de la canción «The Dying Light», que se puede traducir como “la luz moribunda”, se refiere claramente a la depresión, y esta canción es un intento por parte del cantante de compartirnos su experiencia con ella, y cómo esta afecta su pueblo natal. El momento termina con él diciendo que debe repeler esta “luz moribunda”, por las razones señaladas anteriormente. Es, en definitiva, una de las canciones más personales y emocionalmente cargadas del cantante, pero al mismo tiempo una de las más honestas, y es por esto que mucha gente puede resonar con ella.
Tanto «Dead Boys» como «The Dying Light» tienen versiones en vivo en «Seventeen Going Under (Live Deluxe)», edición en vivo del segundo álbum del artista. En ambas versiones, antes de comenzar, el artista reconoce que estas canciones son acerca de su vida y de la ciudad en la que se crio, generando también una conexión con todos sus fans que son originarios de allí. Incluso, en «Dead Boys-Live From Finsbury Park», el cantante dice “esta canción es acerca de nuestro pueblo natal North Shields y acerca de nuestros amigos que ya no están con nosotros”.
Ambas canciones les dan espacio a las emociones del cantante y a sus experiencias, pero lo que tiene aún más importancia es que ponen sobre la mesa temas que son complicados de hablar y que no se hablan en gran parte de la música, y es eso lo que hace esta dupla de canciones aún más especial.