«Magnolia»

25-09-2025 | Jueves de Cine

Paul Thomas Anderson (PTA, por las siglas que abrevian su nombre) está de regreso con una nueva película, «One Battle After Another», que se está alzando como el estreno más exitoso de 2025 hasta el momento. No obstante, en 1999 el director ya marcaba pauta con una de las obras definitivas de su filmografía y de las últimas décadas. En este jueves de cine, hablaremos de «Magnolia» (1999). 

Tras debutar en 1996 con «Hard Eight» (inicialmente conocida como «Sydney») y terminar de llamar la atención con «Boogie Nights» en 1997, Anderson llegó dos años más tarde con una cinta que reúne la oscuridad de la primera y el drama coral de la segunda, pero que es al mismo tiempo el resultado de una prolífica colaboración con Aimee Mann, autora de la banda sonora.

Tal como se puede leer hoy en las notas de las versiones físicas del álbum, el cineasta estaba obsesionado con los dos primeros trabajos solista de la cantante. Lo que no sabía Mann, es que PTA ya había empezado incluso a escribir un guion inspirado en sus letras. Como dos planetas que colisionan, ambos artistas estaban destinados a formar algo más grande.

«Whatever» (1993) y «I’m With Stupid» (1995), los primeros discos de la compositora, no habían tenido éxito en ventas. En ese contexto, Aimee aprovechó su mudanza a Los Angeles, California, para probar su música en la misma industria cinematográfica, donde eventualmente cruzó caminos con este realizador nacido y criado en el Valle de San Fernando. 

Habiendo conocido a una de sus ídolas musicales, el nuevo proyecto de PTA comenzó a concretarse, especialmente después de formar un reparto principal que lidera Tom Cruise, seguido de caras amigas que ya habían salido en los dos o al menos uno de sus largometrajes anteriores, como John C. Reilly, Philip Baker Hall, Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman, William H. Macy o Melora Walters. 

Ambientada en la propia “Ciudad de ángeles”, «Magnolia» es ambiciosa desde su duración de tres horas, pero también a partir de lo narrativo, presentándonos la conexión de los protagonistas. Sin embargo, al contrario de sentirse pesado, el viaje es audaz y dinámico, en torno a una consigna que se repite: “Puede que hayamos acabado con el pasado, pero el pasado no ha acabado con nosotros”.

Inspirado en su experiencia y en la de la propia Aimee Mann, Paul Thomas Anderson toma el trauma que dejan los padres en sus hijos y lo presenta como un ensayo sobre las casualidades y causalidades. Luego de un prólogo que interpela de inmediato al espectador con preguntas existenciales, el filme se abre tal como la planta que le da el título, al ritmo de «One», cover de Aimee Mann a Harry Nilson y primer tema que sonará en el metraje.

De ahí en adelante, la trama se va armando como un rompecabezas a través de las circunstancias de personajes rodeados por la tragedia, y que han reaccionado de manera diferente a ella. Como Jim (Reilly), un oficial de policía que afronta su rutina como parte de un plan divino y se enamora de una mujer rota; o Frank T.J. Mackey (interpretado a la perfección por Cruise), un gurú que enseña a los hombres a hacerse respetar frente al sexo opuesto de manera misógina. 

Al mismo tiempo, son seres dañados y con vacíos, como Claudia (Walters), que vive alejada de sus padres, ahogada en el abuso de sustancias y el sexo casual. O Donnie (Macy), que a sus 40 y tantos años aún padece el actuar de sus progenitores, quienes se aprovecharon de su talento cuando era prodigio infantil del concurso de TV «What Do Kids Know?» (¿Qué saben los niños?); mismo destino que acecha a la actual estrella del programa, Stanley (Jeremy Blackman).

Paralelo a esto, la muerte y el remordimiento invaden precisamente al conductor del show, Jimmy Gator (Hall), y sobre todo a Earl Partridge, que cuando joven abandonó a su primera esposa, enferma de cáncer, y al hijo de ambos. Ahora yace atormentado en su lecho de muerte, cuidado por un médico (Hoffman), y con Linda (Moore), su actual esposa, como única familia cerca, quien lidia también con su propia culpa.

La película avanza así con un ritmo vertiginoso, para abarcar los dramas de cada uno, mostrando a su vez el talento de Anderson. A veces, con planos secuencia y planos largos que hacen del espacio un protagonista más; y en otras ocasiones, la pausa también se hace presente, en especial cuando las emociones más profundas invaden a los personajes. 

Canciones de Mann siguen sonando de fondo a lo largo del metraje, como «Momentum», «Driving Sideways» o «Build That Wall», que ya existían como demos, o «You Do», que sí fue escrita para la cinta. Sin embargo, la designada para brillar fue la clásica «Wise Up», que luego de aparecer apenas en «Jerry Maguire» (1996), en «Magnolia» fue prácticamente un videoclip dentro del mismo largometraje. En el papel, era un experimento que podía salir muy mal, pero Anderson lo convirtió en uno de los pasajes más emotivos del filme.

No, it’s going to stop (No, no va a detenerse) /‘Till you wise up (Hasta que te des cuenta) /No, it’s not going to stop (No, no va a detenerse) /So just give up (Así que ríndete)”, canta Aimee Mann al final de la balada de piano, que marca el momento en el cual los personajes confrontan sus trabas y deben tomar una decisión.

A diferencia de las historias con actos narrativos definidos, en «Magnolia» no hay un solo conflicto, sino que se exploran la naturaleza humana y el sentido de la vida misma a través de varias problemáticas. No es coincidencia que en la película transcurran solo 24 horas, un día completo que contiene uno de los clímax más desconcertantes del cine.

Para algunas personas, el desenlace del tercer largometraje de PTA es un “deus ex machina” inexplicable hasta el día de hoy, pero en realidad no es más que uno de los tantos eventos que ponen a prueba al ser humano. El director lo exagera para sus protagonistas, pero en la vida real estamos rodeados de sucesos sin explicación que, como dice el narrador del filme, “suceden todo el tiempo”. 

Así, al final, tanto los personajes como nosotros descubrimos que hay cosas de las que no tenemos control y solamente importa cómo reaccionamos a ellas. No somos responsables del daño que nos provocan algunas personas, ni mucho menos del daño que a su vez arrastran, pero sí tenemos el control de nuestras propias acciones, para ser mejores que las circunstancias y evitar terminar de la misma forma.

La banda sonora de Aimee Mann te conquista una última vez con la reconocida «Save Me», que le valió una nominación al Oscar, además de poder interpretarla en la ceremonia. Pese a eso, perdió frente a la canción de Phil Collins para «Tarzán» (1999), algo con lo que sigue bromeando.

Además de las canciones mencionadas, otras de Mann contenidas en la banda sonora son «Nothing Is Good Enough» con voces (tras aparecer de manera instrumental en los créditos finales) y «Deathly», que aunque no suena en el metraje, de igual forma dice presente a través de Claudia, que menciona la frase que abre la canción. 

Now that I’ve met you (Ahora que te he conocido) / Would you object to (¿Te molestaría…) / Never seeing each other again? (…no volver a vernos?)”, es la línea que inspiró a PTA a construir el guion en torno al personaje de Melora Walters, considerado por el director como “el corazón y alma” de la cinta.

Por otro lado, el álbum trae también dos clásicos de Supertramp, «Goodbye Stranger» y «The Logical Song»; así como composiciones instrumentales de Jon Brion, el destacado productor de artistas como Fiona Apple, Rufus Wainwright o la misma Aimee Mann; y compositor de la banda sonora del siguiente estreno de Anderson, «Punch-Drunk Love» (2002), o la de «Eterno resplandor de una mente sin recuerdos» (2004), de Michael Gondry.

El próximo 8 de diciembre, «Magnolia» cumplirá su vigesimosexto aniversario, y aunque Paul Thomas Anderson ha estrenado siete películas más desde entonces, no cabe duda de que seguirá teniendo un lugar tanto en viejos y nuevos cinéfilos, como en sus propios colegas. La serie «Ted Lasso», el director japonés Hirokazu Kore-eda o Zach Cregger son solo algunos ejemplos que le han hecho referencia o se han inspirado en ella para sus propias obras, y seguro seguirá siendo así durante otro cuarto de siglo más.

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